El Consejo de Seguridad, adscrito al Consejo de Ministros de Bulgaria, que fue convocado con carácter de urgencia por el premier, Boyko Borisov, ha estudiado la situación complicada en Siria y los riesgos que entraña para Bulgaria. Tras informar al presidente Rumen Radev sobre las conversaciones a ese respecto, el Primer Ministro ha resumido que a lo largo de la frontera de Bulgaria con Grecia y Turquía no se observa nada excepcional y que sigue siendo cero la presión migratoria hacia este país. En lo tocante a la operación militar de Turquía en Siria, el Ejecutivo insiste en que la misma debe quedar suspendida y que la solución del conflicto se ha de buscar exclusivamente por vía diplomática.

En la sesión del Consejo de Seguridad han participado los viceprimeros ministros, los titulares de Interior, Defensa y Finanzas, el jefe de la Defensa y los dirigentes de los servicios de seguridad, de lo cual se desprende que toda discusión en su seno es una muestra de alto grado de preocupación. En este caso concreto, la discusión ha obedecido a todo una serie de sucesos dramáticos de las últimas 24 horas. Los Estados Unidos han exhortado a Ankara a frenar la invasión, ha retirado un millar de efectivos militares del norte de Siria y ha amenazado a Turquía con sanciones. La Unión Europea (UE) ha condenado la operación militar en Siria y ha decidido restringir la venta de armas a Turquía. El secretario general de la OTAN ha advertido que la operación turca puede desestabilizar toda la región, pero el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, ha expresado la opinión diametralmente opuesta de que la operación contribuirá a la seguridad regional y global. Ante estas disensiones, Sofía teme una mayor tensión en las relaciones con Turquía, y, tal vez por eso, en Luxemburgo la ministra búlgara de Exteriores, Ekaterina Zajárieva, ha llamado a “dejar abiertos los canales de comunicación con Ankara”.

Hace unos días, el Ministerio del Interior ha advertido que iban en aumento los intentos de entrada ilegal a Bulgaria desde Grecia, pero ha señalado al mismo tiempo una presión cero desde Turquía. El Ejecutivo lleva tiempo afirmando que Ankara cumple con sus compromisos en el marco del acuerdo con la UE para frenar presión migratoria, y ayer, lunes, 14 de octubre, en la última sesión del Consejo de Asuntos Exteriores de la UE, que ha tenido lugar en Luxemburgo, la ministra Zajárieva ha confirmado esta postura.

Mientras tanto, en Sofía, Krasimir Karákachanov, viceprimer ministro y titular de Defensa, ha dado a entender que Bulgaria no descarta que en cualquier momento pueda surgir una presión migratoria masiva ya que las hostilidades en Siria continúan y grandes masas de personas podrían buscar salvación fuera del país. Sin embargo, Karákachanov ha destacado que hasta en medio de semejantes circunstancias no resulta conveniente que Bulgaria desempeñe el papel de promotor de sanciones o posturas violentas. A juicio del propio Primer Ministro, este país perdería miles de millones en caso de eventuales sanciones contra Turquía. En sus declaraciones al cabo de la sesión del Consejo de Seguridad, Borisov ha resaltado que Bulgaria se opone a la operación de Turquía en Siria, pero que seguirá apoyando el acuerdo UE−Turquía mientras esta última lo acate al cien por cien. De estas declaraciones trasciende que a esta etapa las posiciones de Sofía no han cambiado en el plano internacional. En el interno la actuación de las autoridades búlgaras continuará reduciéndose a la atenta vigilancia de las fronteras con Turquía y Grecia, con la disposición de aplicar los planes operativos de acción ya confeccionados en caso de una presión migratoria masiva.

Versión en español de Daniela Radíchkova