Se han cumplido este año cien años del natalicio del profesor Sava Dimitrov y este aniversario redondo ha motivado varias manifestaciones culturales. Como ha trascendido hace unos días, a nombre del prestigioso profesor ha sido instituido un concurso internacional. Sava Dimitrov tuvo méritos inapreciables en la afirmación de la escuela de clarinete búlgara y una parte de ellos residió en el cambio del llamado sistema germano por el sistema, novedoso en aquella época, “Boehm”, que proporcionaba al instrumentista posibilidades muy mayores en el manejo del instrumento. Todo comenzaría en el año 1947 cuando el profesor Sava Dimitrov acababa de finalizar sus estudios en la Academia de Música de Sofía y se preparaba para viajar a Chequia para especializarse.

Hasta aquel momento él tocaba un instrumento alemán, que le habían regalado sus conciudadanos de Popovo. Decididos a apoyar a aquel joven talentoso, los vecinos de esta nororiental ciudad búlgara organizaron un concierto de beneficencia, con el dinero recaudado le compraron un clarinete y un saxofón y con esos instrumentos el joven llegó a Sofía para estudiar, cuenta su nieto, el profesor Sava Dimitrov, decano de la Facultad de Instrumentos de la Academia Nacional de Música y enseñante de clarinete.

Tras familiarizarse en Chequia con el novedoso sistema, emprendió un trabajo intenso por crear un repertorio pedagógico por medio del cual ir implementando aquel sistema. Editó una obra única en su género: una serie de cuadernos de notación en los que se plasmaba todo el abanico desde las dificultades técnicas hasta las actuaciones concertistas en las que cada instrumentista debería hacer gala de su individualidad. El material estaba bien ponderado y ordenado y, además, a una parte de estos cuadernos de notación Sava Dimitrov incorporó elementos del folclore búlgaro, cadencias, ritmos y melodías del mismo por las que los búlgaros diferimos del resto de las naciones. Uno, al atender a estas lecciones no tiene otra manera que convertirse en un buen instrumentista. Su “Escuela de clarinete” ha sido traducida a al menos cinco idiomas: portugués, español, khmer, entre otros. Para mí fue un placer y un privilegio haber sido uno de los discípulos de mi abuelo en la Academia, y, después, de mi padre, quien le relevó como profesor y del que yo, por mi parte, recogí el testigo. Mi abuelo nunca se permitió el lujo de hacer un destaque especial de algunos de sus alumnos, concebía a los clarinetistas como una familia unida en la que nos entreayudábamos para ser mejores. Hay, desde luego, entre sus discípulos, tales que han obtenido gran reconocimiento a nivel mundial. Cabe mencionar a estas alturas al profesor Petko Radev, uno de los primeros educando de mi abuelo, destacado instrumentista búlgaro, ganador de los primeros premios en todos los importantes concursos organizados en aquellos años y, después, durante muchos años, primer clarinetista de la Scala de Milán. Son numerosos sus talentosos discípulos. Representantes de nuestra escuela encontraron realización en el mundo entero: en Cuba., Camboya, Venezuela, entre otros países latinoamericanos, en los que no han dejado de formarse en esta escuela creada por mi abuelo.

A finales del pasado mes de noviembre el profesor Sava Dimitrov Júnior organizó y actuó como participante en un concierto dedicado al centenario del nacimiento de su abuelo: El nombre del profesor siempre ha tenido gran fuerza de atracción a la que me he permitido agregar unos instrumentistas que habían mantenido muy recio su apego y pertenencia a este escuela. Invité para el concierto a discípulos suyos de diferentes generaciones. Nos guiábamos por la idea de rendir homenaje a su memoria al presentar el “Gran Dúo” de Weber, la Primera Sonata de Brahms, y la Sonata para Clarinete y Piano de Saint-Saëns. Amén de ser piezas fundamentales para el repertorio clarinetista habían sido piezas predilectas del profesor. Cada uno de nosotros eligió de esas obras la parte en la que había trabajado más con el profesor.

Hemos hecho gala de unidad en el pensamiento,y esto es lo más importante para la evolución de una escuela. Creo que la escuela búlgara es de las que no sólo interpretan cabalmente las particularidades estilísticas de las obras musicales sino que también señalan el camino justo hacia el logro de los éxitos por medio del conocimiento. Es que únicamente por medio de la disciplina más rigurosa y de la fe en el camino elegido por el que sabe, también el ignorante será capaz de lograr resultados. Esto es lo que he aprendido de mis maestros y profesores.

El profesor Sava Dimitrov Júnior también se ha mostrado preocupado por el hecho de que en la actualidad la profesión del músico no resulte atractiva. El sistema de enseñanza no ha cambiado, se cuenta con excelentes profesores pero la perspectiva ante los estudiantes que se gradúan no es nada prometedora: los sueldos que cobran los músicos de una orquesta son ofensivos. Por otra parte, no hay ninguna recepción a alto nivel estatal, ninguna festividad nacional ni motivo oficial que no estén amenizados por las actuaciones de los excelentes solistas, coros y orquestas de Bulgaria.

Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Zdravko Petrov