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Los desastres naturales despiertan en el ser humano el instinto del voluntario

Foto: Archivo

El voluntariado es una misión personal pero también una experiencia preciada. Uno, al actuar como voluntario, ayuda tanto a la causa que ha decidido apoyar como a sí mismo al desarrollar habilidades importantes como son la responsabilidad, la organización, el trabajo en equipo, la comunicación. Con el fin de popularizar la labor de los voluntarios del mundo entero, pues, ser voluntarios significa ser un humanista absoluto, por iniciativa de la ONU y desde el año 1985, el 5 de diciembre viene siendo conmemorado como Día Mundial de los Voluntarios y el Voluntariado.

Justo al año de haberse iniciado la celebración del Día del Voluntariado, el 7 de diciembre de 1986, la ciudad de Strazhitsa, en el norte de Bulgaria, sufría un terremoto de magnitud 5,7 en la escala de Richter. Perdieron la vida tres personas, y las heridas sumaron 80. Numerosas personas se quedaron sin hogar. Uno de los voluntarios que trabajaron en las labores de rescate y reconstrucción es Boyko Baev, quien en aquel año acababa de  terminar sus estudios en la Universidad Técnica:

Cuando uno ayuda, Dios lo ve. Creo que cuando yo esté en mayores apuros también a mí se me ayudará, dice, convencido, Boyko. Tras haber sido reiteradamente testigo de numerosas tragedias personales, ahora Boyko se siente estremecido por lo que  ocurre en Albania, país que hace una decena de días fue golpeado por el potente seísmo-de magnitud 6,4 en la escala de Richter- y ahora trata de superar las gravísimas secuelas. En tales casos despiertan inmediatamente la empatía, el pensamiento puesto en el otro y en cómo se le podría socorrer, incluso a distancia.

Boyko Baev sabe que la manifestación de misericordia en tales momentos es de suma importancia ya que un hombre en tal trance no es capaz de superar solo la situación que afronta. Al mismo tiempo, está igualmente convencido de que también importan muchísimo la organización y la gestión de los que la gente solidaria va brindando para que esta ayuda llegue a los damnificados a la hora justa y en la forma acertada para así quedar aprovechada con la máxima eficiencia:

En una ciudad golpeada por el sismo, es bueno habilitar, primero, puestos de control de acceso en los que inspeccionar cada vehículo, explica Boyko Baev, quien había sido testigo ocular de cómo se robaba en casas destruidas y de cómo iban desapareciendo ayudas que llegaban para las personas menesterosas tras un desastre:

La otra cosa importante consiste en hacer un registro de las personas damnificadas en la zona del seísmo. Cuando se proceda a repartir los recursos y las ayudas, se deberán distribuir de manera correcta, en base a la información sobre quiénes son los más necesitados y quiénes necesitan menos ayuda. Semejante registro se ha de confeccionar asimismo de los bienes inmuebles arrasados y dañados. De este modo, con la construcción de una nueva casa se cobijarán en ella varias familias en parentesco. En las fases posteriores  ya se construirán casas aparte para las diferentes familias.

La práctica seguida en los casos de terremotos ha puesto de relieve que lo óptimo sería que todas las ayudas sean repartidas por un organismo, con una rendición de cuentas exhaustiva y precisa. Este organismo deberá operar sometido a un control independiente constante y distribuirlos recursos en conformidad con la información plasmada en los registros creados: En un primer tiempo las tiendas de campaña no son una variante adecuada. Se necesitan contenedores residenciales para ofrecerlos para uso temporal a la gente, que luego deberá devolverlos en buen estado. Tras el desbroce de los escombros, los nuevos barrios deberán proyectarse siempre con la idea de que habrán de ser resistentes a seísmos ulteriores. Lo mejor sería hacer viviendas unifamiliares, ensambladas, pero con garantías de vida útil de al menos medio siglo. De esta manera, en términos breves y en condiciones decentes se podrá alojar el mayor número de personas, dice Boyko Baev compartiendo su experiencia personal.

Boyko es consciente de la impotencia del ser humano frente a las calamidades naturales pero también se ha dado cuenta del vigor y los ánimos de vivir que pueden generar la misericordia y la caridad.

Versión en español por Mijail Mijailov

(Foto: Yordanka Ivanova)



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