En la víspera de cada Año Nuevo aprendemos de los reveses, agradecemos la benevolencia del destino, nos deshacemos del lastre, sumamos sabiduría, cerramos una página de la vida para seguir adelante, hacia lo desconocido, formulamos votos de salud para poder alcanzar los objetivos marcados en un plano personal y también profesional, esperando ser mejores.
En las primeras horas de 2020 hemos intentado conocer las inclinaciones y las esperanzas de nuestros compatriotas. Y si bien la carencia de perspectiva es la piedra en que tropiezan algunos, la esperanza de cambios positivos en el desarrollo de nuestro país, Bulgaria, que apenas titila, existe a pesar de todo.
Que ocurra algo mejor, lo veo poco probable. Observando cómo andan las cosas no tengo grandes esperanzas −expresa una mujer de unos 60 años, cuyo mayor apoyo reside en el bienestar de su familia− . En un plano personal lo único que querría es que mis hijos tuvieran buena salud, y mis nietos también.
Será porque al cabo de 30 años de transición todavía no logramos alcanzar el nivel de los países a los que nos adherimos, o por la injusticia social en profundización a nivel mundial, las respuestas de los encuestados vienen en tiempo condicional. A causa de los bajos sueldos y la falta de confianza en los políticos que nos gobiernan, los búlgaros más jóvenes ven a menudo las oportunidades para su desarrollo profesional fuera de Bulgaria.
Esperanzas no tengo. Simplemente que 2020 sea mejor que el año anterior y que nos desarrollemos más –dice un hombre joven de la capital, Sofía− . En un plano profesional 2019 fue para mí mejor que el anterior, por esto confío en que lo mismo pasará en este año recién empezado. En cuanto a Bulgaria, tal como van las cosas en estos últimos años, sinceramente no creo que nos espere algo bueno. Tengo muy poquita esperanza y por esto todavía estoy aquí. Cursé estudios en Inglaterra, regresé, ahora trabajo, pero si las cosas no se desarrollan debidamente y vuelva a marcharme, ni pensaré en regresar a Bulgaria.
A los estudiantes se les nota más optimistas y sus expectativas se relacionan antes que nada con los estudios.
Para mí, 2019 fue en su conjunto un año bueno –dice el veinteañero Ivaylo− . En cuanto al año nuevo, espero pasar los exámenes. Quiero desarrollarme, y también darme cuenta si realmente he escogido bien la carrera que estoy cursando.
Me gustaría que para mí 2020 fuera un año tranquilo, de paz, sin sobresaltos. Puedo decir que en líneas generales 2019 fue bastante exitoso, tanto en lo personal, como en lo profesional y espero que 2020 sea igual, es lo formulado por Katia.
Es optimista en todos los sentidos la mirada que dirige a 2020 Gueorgui Bardarov, encargado de la cátedra de Geografía Social y Económica de la Universidad “San Clemente de Ojrid” de Sofía:
Yo soy una persona positiva. Así que mis expectativas lo son también, tanto en lo personal, lo global, con la mente puesta en la Universidad o la sociedad en su conjunto. Cada fin de año dejamos atrás algo que no nos ha gustado. Para mí en concreto 2019 fue exitoso en todos los sentidos, también en lo relativo a Bulgaria. ¿Pensando en la demografía? En esta esfera, para buscar un elemento positivo debemos decir que existe una ligera tendencia, casi imperceptible e inestable, pero general, que es de regreso al país de los búlgaros residentes en el extranjero. Esto para mí es lo más importante si queremos solucionar la crisis demográfica. Es una tendencia todavía muy leve, agua que gotea, carece de estabilidad, pero no deja de ser algo positivo.
Los votos de los búlgaros por el nuevo año 2020 podrían resumirse con las palabras de Nadezhda Pavlova: ¡Que sea un año de paz, de serenidad, que tengamos todos mucha salud, que haya bienestar y felicidad! ¡Que seamos un poco más sensatos y también mejores personas!
Si estos votos pudieran reorientar la vida hacia el bien y el espíritu constructivo, a lo mejor, de buenas a primeras, los cambios positivos que deseamos se vuelven realidad.
Versión en español de María Páchkova
Foto: BGNES
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