El convento surgió en el año 1856 cuando en las inmediaciones de una fuente de agua termal se creó una residencia de monjes. Las obras de construcciones de las instalaciones del monasterio duraron varios años y concluyeron en 1859.

Aportó su granito de arena a la creación de esta piadosa obra el archimandrita Sofroni, que se convirtió en primer superior del monasterio. El constructor principal del convento fue Stoyan Buradzhiiski, del pueblo de Yugovo, y también correspondió un mérito por la realización de la obra a la diócesis búlgara de Plovdiv, formada a finales de los años 50 del siglo XIX como resultado de las luchas por la independencia de la iglesia búlgara:

En 1867 se abrió en el monasterio una escuela para niños búlgaros, explica el padre Dobromir Kostov, superior interino de convento. En aquel plantel ejercieron el magisterio destacadas personalidades de la Ilustración Nacional y participantes en el movimiento por la liberación nacional del país. Según el rotativo “Makedonija”, editado en Constantinopla, en aquella época estudiaban en el monasterio 60 niños de los pueblos próximas y unos 40 niños pobres de Plovdiv. En 1872 el metropolitano de Plovdiv, Panaretos, primer obispo búlgaro nombrado por el Exarcado búlgaro resaltó en un discurso suyo que el importante papel del monasterio de Arapovo en la afirmación de la ortodoxia y la conservación del espíritu búlgaro residía en su actividad educativa e ilustradora. Esta actividad ejercía una influencia benéfica en la población local y le ayudaba a ésta deshacerse de sus ritos y supersticiones paganos. En aquella época comenzó a funcionar en el monasterio también un taller de estampado en el que se estampaban iconos y litografías que llegaban a las ciudades de Prilep y Veles, en Macedonia. El monasterio de Arapovo, pese a haber surgido tarde en la época del Renacimiento Nacional, llegó a ocupar un puesto significativo en las tres orientaciones que se había propuesto seguir el proceso del Renacimiento: educación moderna para los búlgaros, independencia eclesiástica y liberación nacional.

Las obras de construcción del monasterio duraron tres años, desde 1856 hasta 1859, y su decoración con frescos quedó ultimada en 1864. En la parte central de la nave se encuentran recreadas más de 150 escenas de la vida de Jesucristo, de la Santísima Virgen María y de una multitud de santos relacionados con la historia búlgara. Hay pintadas escenas dedicadas a Santa Parasceve, a San Juan de Rila y a los sufrimientos de la patrona del monasterio de “Sveta Nedelya”.

El iconógrafo principal, Gueorgui Danchov, imbuido por altos sentimientos patrióticos, dirigió su mirada a la historia nacional y creó, por vez primera en Bulgaria, todo un ciclo de escenas alusivas a la actividad desarrollada por los creadores del alfabeto eslavo, los isoapóstoles San Cirilo y San Metodio, señala el padre Dobromir.

En este monasterio Danchov recreó asimismo las efigies de Clemente, Naúm, Gorazd, Sava y Angelario, discípulos de Cirilo y Metodio. Al evocar los tiempos gloriosos en que los búlgaros contaban con su reino y su iglesia, y tenían su literatura y su cultura, los iconógrafos se afanaban por despertar la conciencia nacional del pueblo búlgaro. Aquel afán tenía sobrados motivos para su perseverancia, habida cuenta de que el monasterio de Arapovo se encuentra en vecindad inmediata a Asenovgrad, que fue en aquellos años uno de los centros activos de la influencia de los griegos fanariotas.

En el patio del monasterio se yergue una torre residencial de tres pisos destinada a servir de refugio para los monjes y moradores del monasterio en la turbulenta época en que Bulgaria estuvo bajo el dominio otomano. Por esta razón los primeros dos pisos tienen mampostería de piedras, y en los pétreos muros del primer piso hay matacanes, huecos por los que los defensores podían disparar sus flechas. El tercer piso es un área estrictamente residencial y su arquitectura es la típica para el siglo XIX. En el muro septentrional hay frescos que evocan el triunfó del héroe de la Biblia Sansón frente al león de Nubia. El autor de esta composición pictórica, por esta alegoría a la leyenda bíblica, probablemente pretendía insuflar seguridad y ánimos a quienes luchaban por su liberación nacional. Contra el dominio otomano. A esta instalación se le conoce por el nombre de La Torre del Voivoda Anguel, puesto que el dinero para la construcción de la torre fue donado precisamente por este voivoda, que hasta el año 1860 protegía con sus guerrilleros a la población búlgara en los montes Ródope.

Versión en español por Mijail Mijailov