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Una familia de médicos en Israel, con Bulgaria en el corazón

El 10 de marzo es una fecha muy especial para los judíos búlgaros en Israel. Tal día como hoy, hace 77 años, Bulgaria impidió la deportación de casi 50,000 ciudadanos suyos de origen judío a los campos de exterminio en Alemania y en la Polonia ocupada por los hitleristas. 

Monumento a la salvación de los judíos búlgaros en JaffaLa Dra. Ida Sárova Pinhas es testigo viviente de los acontecimientos de aquellos tiempos difíciles durante la Segunda Guerra Mundial, cuando en las “fábricas de la muerte” nazis se rompe el hilo de la vida de millones de judíos. Ella y sus padres son de los judíos búlgaros salvados. En lugar de desaparecer en los hornos del campo de Treblinka en Polonia, sentaron las bases de toda una dinastía médica en Israel. En la actualidad, la Dra. Ida Sárova es una neuróloga con 65 años de experiencia como médica. Durante 25 de ellos ha sido voluntaria en el departamento dirigido por su hija en uno de los hospitales prestigiosos de Tel Aviv, Sheba. Las especialidades que “se heredan” en la familia de la Dra. Sárova son la Oftalmología, la Endocrinología Pediátrica y la Neurología.

Los miembros más jóvenes de la familia apenas hablan búlgaro, es por eso que conocemos su historia por la Dra. Sárova. Su padre, el Dr. Sarov, se graduó de Medicina en la ciudad suiza de Ginebra y luego regresó a Bulgaria donde ejerció su profesión médica en la ciudad de Plovdiv. Durante la Segunda Guerra Mundial se vio obligado a cerrar su práctica e irse a la sierra de Ródope.

En Bulgaria, desde la primaria estudiaba en el Colegio Francés de Plovdiv, pero con la imposición de las restricciones antijudías en 1940 tuve que quedarme a estudiar en casa con mi madre –recuerda la Dra. Sárova–. Una vez que se prohibió a los médicos judíos a ejercer su profesión, a mi padre lo destinaron como galeno rural. Nos íbamos mudando consecutivamente a Bansko, Shiroka Laka, Kilifárevo, Gorna y Dolna Oryájovitsa, entre otras poblaciones. Durante la estadía en Shiroka Laka, mi padre me matriculó en la escuela local. Ya llevaba la estrella amarilla cosida en la ropa, y cuando un inspector de educación vino a la escuela, me miró indignado y preguntó: ¿Qué hace aquí esta judía? Me echaron de la escuela. Entonces mi padre me compró un cordero y yo salía con los pastores para llevarlo a pacer. Al cabo de cierto tiempo, otro supervisor fue a inspeccionar la escuela y cuando vio el registro, preguntó ¿Dónde está Ida Sárova?. A la explicación de que me habían expulsado por ser judía, objetó: “En este país hay leyes y ella tiene que estudiar. Mi padre estuvo a punto de ser culpado por ello, pero el alcalde intercedió por él para que la aldea no se quedara sin médico. Volviendo a Plovdiv, nos fuimos a vivir con mi abuela en una habitación pequeña; en nuestra casa habían alojado a un sacerdote. Pasando por ahí le escuchaba tocar mi piano. Lo hacía muy bien. En fin, lo que importa es que quedamos vivos.

Terminada la guerra, la mayoría de los judíos búlgaros emigraron a Israel. Entre ellos estaba la familia de la Dra. Sárova, quien abandonó sus estudios de Medicina en Bulgaria para retomarlos en el país hebreo. Después de graduarse, conoció a quien sería su esposo, el Dr. Pinhas, también natural de Bulgaria. Más tarde se convirtió en un insigne profesor oftalmólogo, familiar entre los pacientes como el Prof. Riben Ahiron, y fundador del Departamento de Oftalmología del Hospital Sheba. Las hijas de los dos también son profesoras de Medicina, así como sus esposos.

Mi padre era médico internista, yo, en cambio, me dediqué a la Neurología –prosigue su relato la Dra. Sárova– . Mi hija mayor también es neuróloga y se especializó en Esclerosis Múltiple, y mi hija benjamina se grad de Pediatría en Israel y se especializó en Endocrinología en Cincinnati. A su regreso, creó una unidad de Endocrinología Pediátrica para niños con diabetes y problemas de crecimiento. Uno de mis nietos siguió los pasos de mi esposo y ahora es el jefe de un departamento de Oftalmología. El segundo se graduó en Pediatría, y actualmente estudia segunda especialidad.

El nieto mayor de la Dra. Sárova también es médico y se especializa en la aplicación de la inteligencia artificial en la medicina.

Por Fenya Dekalo, corresponsal de Radio Nacional de Bulgaria en Israel

Foto: Fenya Dekalo

Versión en español de Daniela Radíchkova

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