Dianopolis es uno de los nombres antiguos de la actual ciudad de Yámbol, creada alrededor del año 293 cuando el emperador Diocleciano visitó esos lares y, fascinado por la hermosa naturaleza, decidió fundar una urbe que llamó Diospolis. Más tarde, el asentamiento fue cambiando de nombres; uno de ellos fue el de Dianopolis. Es éste también el nombre de la orquesta de cámara de Yámbol, que en 2018 celebró su 50 aniversario.

Habiendo sobrevivido a la crisis económica, Dianopolis es un verdadero tesoro cultural para los vecinos de esta ciudad del sureste de Bulgaria. En comparación con las tradiciones en Europa Occidental, cinco décadas no son mucho para un conjunto, pero para un país como Bulgaria, donde la música profesional dio sus primeros pasos importantes a fines del siglo XIX, y para una ciudad como Yámbol con una población de menos de 70 000 habitantes no son nada despreciables.

El fundador de la orquesta es Nikolay Sultanov, quien tuvo la batuta durante muchos años, cuidando de su desarrollo profesional y haciendo gala de una verdadera creatividad administrativa, gracias a la cual el conjunto hace el deleite de sus admiradores hasta hoy en día – cuenta Konstantín Ilíevski, director titular de Dianopolis–. Solistas y directores de Dianopolis han sido prácticamente todos los músicos prominentes de Bulgaria. No han sido pocos, además, los invitados extranjeros. La orquesta ha realizado giras de conciertos en Alemania, Italia y otros países de Europa. Es concertino de la formación Krasimira Sultánova, la hija de Maestro Sultanov, quien también tiene un hijo, el reconocido tenor Gueorgui Sultanov.Krasimira tiene excelentes cualidades profesionales y es una de los mejores concertinos de Bulgaria. Con ella y los demás colegas coincidimos en que la orquesta es una comunidad de individualidades. Llevamos trabajando juntos más de seis años y sentimos que hemos dado un gran paso adelante. Esto también fue valorado por la Unión de Músicos y Bailarines de Bulgaria, que el año pasado nos distinguió con su prestigioso Premio Lira de Cristal, un gran honor para nuestroconjunto.

Amén de trabajar sobre interesantes programas de conciertos, Konstantín Ilíevski y los integrantes de la orquesta construyen una tradición de continuidad.

En mi opinión, los músicos que tienen una dilatada carrera profesional deben permanecer en la orquesta tanto como sea posible para aprovechar al máximo su experiencia y transmitirla a la generación que los relevará –comenta Konstantín Ilíevski – . Es una práctica que existe desde hace siglos en Europa, ya que las habilidades para tocar en conjunto se adquieren de esta manera. Pese a mis muchos compromisos, Dianopolis tiene un lugar especial en mi corazón. Desde el principio, en mí fue depositada una gran confianza y esto me dio la oportunidad de hacer realidad mis ideas musicales y de gestión. Estamos contentos con el disco que grabamos el año pasado, con los programas exitosos en los que invitamos a participar como solistas nombres de fama mundial.

Desde enero de 2020, Konstantín Ilíevski es el conductor de la Orquesta Sinfónica de la Radio Eslovaca. También continúan sus actuaciones en Austria y otros países europeos al frente de la formación Sinfonietta dell'Arte de la que es director musical ya 23 años.

Me alegro mucho que intervengo con regularidad como director invitado con la Filarmónica de Sofía –manifiesta Konstantín Ilíevski– . También me siento orgulloso de que mi trabajo con la Orquesta Sinfónica de Radio Nacional de Bulgaria hace un par de años fuera galardonada con la Lira de Cristal en la categoría de logros en la dirección orquestal. Sigo desempeñándome como conductor invitado de varias orquestas europeas, así como de algunas búlgaras como las de las ciudades de Vidin, Vratsa, Gábrovo y Pázardzhik. Estas reuniones con compañeros músicos y el público son muy agradables y estimulantes.

Versión en español de Daniela Radíchkova

Fotos: archivo personal