En medio de la voraz y despiadada crisis desatada por el coronavirus, en los días posteriores al pasado 13 de marzo la Empresa búlgara está dando pruebas de solidaridad y responsabilidad social cada día que pasa. Lo está haciendo, además, aun siendo el sector más fuertemente perjudicados por la pandemia, va encajando golpe tras golpe, observa impotente cómo se desploman sus planes, ventas y suministros, cómo se acerca cada vez más el desastre económico.
Sique vigente, sin embargo, la regla de poner orden en la casa propia antes de dedicarse a arreglar el mundo. Por esto los empleadores han asignado, primero, recursos cuantiosos con el fin de conservar su capital humano, el cual pese a ser un cliché manido, vuelve a resultar el activo más valioso para los empresarios. En casi todas las regiones de Bulgaria numerosas empresas pequeñas, medianas y grandes se están desvelando por la salud de sus empleados y trabajadores. Se reparten gratuitamente mascarillas, guantes, ropa de protección, desinfectantes, vitaminas, agua mineral y bebidas calientes. Las áreas de trabajo están siendo desinfectadas regularmente y se hace todo lo posible por reducir los contactos sociales, permitiéndosele, las más de las veces, a la plantilla efectuar teletrabajo. En las actividades que resultan imposibles de hacer sin la presencia física de los trabajadores se enfatiza en los medios de protección y en la rigurosa aplicación de las medidas restrictivas decretadas por las autoridades.
No obstante, cabe resaltar que los empresarios búlgaros no se comportan de modo socialmente responsable únicamente con respecto a sus empleados y trabajadores. Dan muestras de empatía con todo lo que está ocurriendo en Bulgaria por la pandemia de COVID-19. La ya desatada crisis económica está mermando sustancialmente las capacidades financieras de las empresas que, no obstante ello, siguen llevando a cabo sus campañas de beneficencia. Se están donando fondos para la compra de medios de protección destinados al personal sanitario en los hospitales, de respiradores para centros sanitarios, de equipamiento de nuevos laboratorios de test de coronavirus, para obras de reparación y remodelación de hospitales y clínicas. Los donativos hechos por empresarios en sólo una decena de días no son de despreciar, pues, han sido del orden de casi 2 700 000 euros. Los beneficiarios principales son tres hospitales de Sofía: “Alexandrovska”, el de Urgencias “Pirogov” y el de la Academia Militar de Medicina. En el resto del país los organismos económicos a nivel local también han movilizado sus fuerzas en beneficio de establecimientos médicos locales en apremio y de familias socialmente vulnerables.
Por otra parte, numerosas empresas han decidido ayudar en los duros tiempos de la crisis transformando sus tipos de producción habitual para acometer la producción urgente de medios de protección imprescindibles. En Bulgaria los sectores del textil y el costurero son muy bien desarrollados y cuentan con un vasto potencial. Precisamente empresas privadas de este tipo han acometido la fabricación de mascarilla, gafas, ropa protectora y guantes para la población y para el personal sanitario en la primera línea del frente contra COVID-19.
Con el fin de propiciar una participación aún más palpable de los empresarios de Bulgaria en la guerra contra el coronavirus, organismos de empleadores han sugerido la creación de un Consejo Económico de Crisis que asesore al Ejecutivo con consejos y recomendaciones competentes y coordine y encauce la labor de los círculos de negocios en las orientaciones más importantes para el momento actual.
Todo lo anterior pone de relieve que no siempre y no para todas las empresas son las ganancias las que vayan a primar. Al contrario, cuando es indispensable, los intereses económicos inmediatos y directos van siendo relegados a un segundo término, desplazados por la responsabilidad social y la solidaridad, revelando el rostro humano de la Empresa nacional.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BTA, BGNES
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