Hace 140 años, justo dos años después de la Liberación de Bulgaria del dominio otomano en 1878, el Principado de Bulgaria adoptaba su moneda propia. Para insuflarle vigor e independencia, los parlamentarios nacionales le dieron el nombre de “lev”, la forma arcaica de la palabra que en búlgaro significa león.
La acuñación de monedas en Bulgaria se remonta al siglo XIII, cuando por primera vez en las monedas apareció estampado el nombre del soberano búlgaro a la sazón, el zar Iván Asén II. El 28 de mayo de 1880 se celebraría una sesión de la segunda Legislatura ordinaria que culminaría con la aprobación de la Ley del Derecho de Acuñar Monedas. En aquella sesión, Stefan Stambolov, primer ministro y regente, insistió en que la moneda búlgara se llamara “franco”, a semejanza de la moneda de Bélgica, mientras que el doctor Iván Bogorov proponía el nombre de “svobodnik” (en español, libertario o libertador). En última instancia, la variante que prevaleció fue la del diputado Yosif Kovachev, o sea la del “lev”. La Ley del Derecho de Acuñar Monedas en el Principado de Bulgaria entró en vigor el 4 de junio de 1880, fecha que está siendo considerada como la del nacimiento de la moneda nacional búlgara el ”lev” y de su fracción llamada “stotinka”, o sea céntimo o centavo.
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