Bulgaria estará en el centro de la atención del Parlamento Europeo (PE) este lunes, cuando se verá si la resolución, votada el pasado jueves, 1 de octubre, en la Comisión de Libertades Civiles, Justicia y Asuntos de Interior (LIBE), recibirá luz verde también en sala plenaria. Los textos de la resolución son un bocado de aire fresco para los búlgaros que salen a protestar en todo el país y en el extranjero y una pesadilla que se vuelve realidad para los gobernantes.
Formulaciones del tipo de “deterioro significativo del respeto de los principios del Estado de Derecho, la democracia y los derechos fundamentales, incluida la independencia del poder judicial, la división de poderes, la lucha contra la corrupción y la libertad de los medios de información” o “el Gobierno búlgaro debe garantizar un control más estricto del modo en que se gastan los fondos de la Unión Europea y responder de inmediato a los temores de que el dinero del contribuyente se emplea para enriquecer a personas vinculadas con el partido gobernante”, no pueden ser, ni mucho menos, del agrado del primer ministro Boyko Borisov y su Gabinete.
A esta etapa, sin embargo, la resolución logró pasar con tan solo 5 votos, con el apoyo de los miembros de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas, los liberales de Renovar Europa, el grupo de los Verdes/Alianza Libre Europea y la extrema izquierda. Se han declarado en contra los diputados por el Partido Popular Europeo (PPE), el Partido de los Conservadores y Reformistas Europeos y los de Identidad y Democracia. Esta distribución de fuerzas indica que a favor del documento se han decantado 351 diputados y en contra, 324, es decir los votos a su favor son solo 27. Hay, sin embargo, 29 eurodiputados no alineados, cuya postura no está clara. Surgen interrogantes asimismo si los diputados de las fuerzas políticas que respaldan el documento respetarán a pie juntillas la disciplina partidista en la sala plenaria y no prestarán oído a eventuales instrucciones de sus respectivos países.
Es probable que el primer ministro Boyko Borisov se haya reunido no solo con el presidente del PPE, Donald Tusk, sino también con homólogos suyos, como Víktor Orban, por ejemplo, con quien han dado muestras de relaciones estrechas en más de una ocasión. Las reuniones de los amigos de la cohesión habrán acercado posturas no solo sobre el Fondo de Cohesión, sino también sobre otros temas y con toda seguridad habrán establecido otros vínculos, que a esta etapa quedarán cerradas entre ellos. No está claro qué promesas han surgido en el regateo europeo, que se está cuajando lejos de las cámaras, los micrófonos, en fin, de la mirada del público.
Lo publicado por Donald Tusk en su cuenta de Facebook, después de su entrevista con Boyko Borisov, en la práctica repite las constataciones del informe sobre Bulgaria respecto al mecanismo horizontal incluso de su parte más crítica, con la aclaración de que “el Estado de Derecho, el poder judicial independiente y la lucha contra la corrupción” son valores supremos para el PPE. Al mismo tiempo, las siguientes palabras: “La democracia en Bulgaria dirá su última palabra en las elecciones”– muestran el marcado desacuerdo del presidente del PPE con las tentativas de derrocar previamente al Gobierno búlgaro del poder.
Solo podemos suponer el tipo de negociaciones y conversaciones que se habrán ido celebrando durante el fin de semana y quizás se seguirán manteniendo hasta la última antes de la sesión plenaria por la tarde de hoy; así como quién y qué irá cambiando y complementando en las formulaciones y recomendaciones aprobadas por la LIBE.
Una cosa está clara y es que uno de los bandos, el que representa a los manifestantes, no cederá. Es más: uno de los integrantes del Trío Tóxico, el Prof. Velislav Mínekov, se apersonará en Bruselas poco antes del comienzo de los debates en el Parlamento Europeo. A esas horas el edificio será todo un hormiguero de conversaciones y debates sobre el documento ya aprobado por la Comisión. Habrá tal vez propuestas de enmiendas y complementos de los distintos puntos, habrá “aprobado” y “rechazado” en abundancia sobre las enmiendas, y no sería de extrañar si al final la resolución resulte bastante diferente de la variante inicial que había entrado en la sala plenaria.
Estamos ante una situación en la cual una de las partes no tiene intención de retirar su reivindicación de dimisión del Gabinete y la otra no tiene intención alguna de presentarla. Esta batalla se ha trasladado de modo natural también a Bruselas. Hasta ahora se expresaba en pequeñas protestas en torno a la sede del Consejo Europeo, cuando los líderes comunitarios acudían allí para sus reuniones, pero el proceso ya está entrando en una nueva fase, cuyo nombre es Parlamento Europeo. Introducido allí por las fuerzas que apoyan las protestas, deberá superar el intento de ser frenado o por lo menos cambiado por quienes apoyan el Gabinete, y tiene un camino por delante que nos hará testigos si no de tiempos interesantes, por lo menos de momentos interesantes este lunes, cuando se abrirán los debates y el jueves próximo, cuando se votará la resolución.
Por Anguelina Pískova, corresponsal de Radio Nacional de Bulgaria en Bruselas
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