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Sobre la profesión de “científico joven” en Bulgaria

Foto: fund13veka.bg

En la naturaleza y sobre todo en el mundo animal, algunos de los colores más saturados y brillantes no se deben a pigmentos, sino a la superposición y la refracción de la luz. Son ejemplo de ello muchos batracios y reptiles, aves e insectos. Su coloración, conocida como iridiscencia, depende de la estructura de sus tejidos, en los que la luz cae bajo un ángulo determinado.

Este fenómeno de la naturaleza inspira a los científicos para la creación de una tecnología que utiliza capas estructurales similares llamadas cristales fotónicos. Se aplica con éxito en la tecnología sensorial, la medicina, la electrónica, etc. Así, por ejemplo, en el diagnóstico precoz de la diabetes, esta tecnología permite realizar un seguimiento rápido, sencillo y con pocos medios, del cambio en la cantidad de acetona en el aliento de las personas. En la protección de la naturaleza, encuentra aplicación en el seguimiento, análisis y evaluación de la contaminación del aire.

Es en este dominio de la ciencia que se ubica la tesis doctoral del joven científico Rosen Gueorguíev, quien analiza las cualidades de uno de los elementos en la composición de la tecnología, el óxido de niobio. Centra su atención en el tema la Prof. Tsvetanka Bábeva, del Instituto de Materiales y Tecnologías Ópticos, quien publicó un anuncio para un estudiante de doctorado. “Fui a la entrevista y el tema me fascinó –recuerda Rosen su primer encuentro con la Prof. Bábeva, quien lo introdujo en la actividad de investigación– . Bajo su dirección, ya he llegado a doctor y continúo desarrollándome en la ciencia”.

Ser un científico joven en Bulgaria es difícil, pero no imposible.

“Cuando se cuenta con respaldo, el reconocimiento de la sociedad y una persona como mi directora científica, no hay cosas imposibles –afirma, terminante, Rosen– . Lo que me inspira es mi deseo de hacer ciencia, de progresar. Diría que soy bastante ambicioso. Hace poco que soy mentor de estudiantes de varias universidades del país. En la Academia de Ciencias de Bulgaria no tenemos a muchos estudiantes, pero trabajar con estos jóvenes es para mí un increíble estímulo en mi labor. Cuando a ellos les es interesante la ciencia, te recargan las pilas para seguir en este campo. Hice mi maestría en el extranjero y sé lo provechoso que es para el desarrollo de uno. Si ellos deciden permanecer en Bulgaria, me propongo demostrarles en la práctica que aquí también pueden aprender mucho”.

Vista desde fuera, la ciencia exige muchísimos medios y recursos, tanto en un plano personal como en el económico. Contando como cuentan con ingresos mínimos, los científicos búlgaros apenas sobreviven, a diferencia de sus homólogos de otros países europeos, donde la ciencia es una parte importante de las políticas públicas.

“Si eres alguien muy animoso y entusiasta y trabajas duro, puedes ocupar uno de los pocos puestos en Bulgaria y seguir desarrollándote comenta Rosen– . La verdad es que el equilibrio es muy difícil de conseguir.Trabajando para la ciencia en Bulgaria es muy difícil mantener a una familia. La única oportunidad es entregarse de lleno al trabajo, lograr altos resultados y entonces se puede contar con ingresos normales y estables. Pero así se verá afectada la vida personal. Así que cada uno debe buscar el equilibrio en sí mismo, si está o no dispuesto a trabajar muchísimo y sacrificar su vida personal”.

Versión en español de María Páchkova



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