El 4 de diciembre es el día en que tanto la Iglesia Ortodoxa, como la Católica rinden homenaje a santa Bárbara. En las misas que se ofician se ejecutan cánticos especiales que relatan su vida y sus hazañas.
“Venerad a santa Bárbara que se evade como ave de las redes enemigas merced al arma en su cintura”, reza el tropar a santa Bárbara, o sea el comentario cantado que suele acompañar las palabras del sacerdote en la misa ortodoxa ese día.
La festividad forma parte asimismo del calendario folklórico búlgaro. Según las antiguas creencias, la santa poseía el don de proteger a los niños de enfermedades, sobre todo del sarampión, así como a quienes hayan tenido una muerte súbita e inesperada.
Una leyenda sitúa el lugar natal de santa Bárbara en las tierras búlgaras, concretamente en el pueblo cuyo nombre actual es Eléshnitsa, pero a finales del siglo III, cuando vivió la santa mujer, se llamaba Iliopol. Eso tal vez explica la gran popularidad de la santa por estos lares, así como la multitud de ritos, leyendas y creencias vinculadas a ella.
En los días siguientes, la Iglesia Ortodoxa Búlgara dedicará misas a otros dos santos también: a san Sava o Sabas (el 5 de diciembre) y a san Nicolás el Milagrero (el 6 de diciembre). En las creencias populares, Bárbara era hermana de Sava y de Nicolás, por lo cual las festividades folklóricas locales reúnen tanto elementos paganos, como cristianos. Hay un proverbio búlgaro relacionado con esa peculiar Tríada, que reza: “Bárbara cuece, Sava asa, Nicolás recibe huéspedes”. Así se titula también el artículo de la colección de Radio Bulgaria del que pueden conocer más sobre estas tres festividades.
Versión en español de Katia Dimánova
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