En 2020, la pandemia de Covid–19 ha imprimido un impulso imprevisible a la digitalización y los medios sociales en la vida humana. Centenares de miles de búlgaros se han quedado confinados en sus hogares transfiriendo todas sus actividades en línea. Desde hace ya mucho tiempo la comunicación por video, la realidad virtual, la telemedicina, etc., han dejado de ser parte de la ciencia ficción. Sin embargo, sólo se trata del comienzo. ¿Qué va a ocurrir en lo sucesivo?
Los inteligentes se vuelven más listos y los tontos aún más estúpidos
El Prof. Ivaylo Dichev, docente de Antropología Cultural en la Universidad de Sofía, estima que la revolución digital va desembocando inexorablemente en una fragmentación de la sociedad moderna. A través de los medios sociales, toda persona en encuentra encapsulada en su burbuja de filtro en la llamada cámara de eco donde sólo está escuchando su propia voz.
”El espacio público se fracciona en estas redes, donde en la práctica hacemos la selección de nuestros socios e interlocutores según se ajusten a nuestros prejuicios y buscamos una confirmación para nuestras ideas preconcebidas. De este modo, los inteligentes se van haciendo más listos y los tontos acaban siendo aún más estúpidos −dice el Prof. Ivaylo Dichev− .
La paradoja fundamental es que estas redes se antojan públicas, semejan la plaza donde cualquiera puede salir y hablar, pero por otro lado, son propiedad privada de determinadas compañías, como Facebook o Google, cuyo interés no obedecen a valores morales, sino que nos incitan a clicar y consumir. Y mientras más ofensas enfurecidas, noticias falsas y chismes publiquemos, mayor será el número de las personas que vayan a reaccionar. Lo que esto acarrea es división y tensión”.
Discurso de odio, noticias falsas, teorías conspirativas
El efecto se traduce en la creciente difusión del discurso de odio, de los bulos y las teorías de la conspiración. Fomentados por el coronavirus literalmente están triunfando en el espacio digital.
”Los algoritmos de las redes sociales se mantienen latentes, no nos los han explicado. Ignoramos cómo y por qué el motor de búsqueda enlaza con un elemento u otro. Google, por ejemplo, mantiene oculta la forma en que ordena las visitas, alegando secreto empresarial”, comenta el Prof. Ivaylo Dichev.
Estos algoritmos son accionados por la inteligencia artificial, y ésta ya ha desbancado a numerosas profesiones, incluso del ámbito de la cultura y el arte. En muchas personas se irá exacerbando la sensación de ser innecesarias, inútiles, tiradas por la borda por la sociedad. Es un proceso de consecuencias ignoradas”, estima el Prof. Dichev según quien la inteligencia artificial ahondará las desigualdades entre los seres humanos.
Profundización de las disparidades también entre países
“Nos estamos imaginando que aquí en Bulgaria la inteligencia artificial llegará y evolucionará, pero lo más probable es que este país se quede al margen de estos procesos y que los búlgaros nos volvamos más pobres aún y nos hundamos más hacia el fondo de este mundo global por carecer de la voluntad de desarrollarlo”, resalta el Prof. Ivaylo Dichev.
Robots que componen música, escriben libros, dibujan en vez de los seres humanos. Moldean y crean nuestras ideas, pensamientos e incluso nuestras emociones… ¿Es este el futuro que nos espera?
“El tema esencial para mí es qué va a hacer el ser humano. Se han vuelto cada vez más frecuentes las obras artísticas basadas en la inteligencia artificial, como por ejemplo, los cuadros. A veces cuesta poderlos distinguir de las obras creadas por el pincel de un artista viviente. Y así nos estamos preguntando, ¿cómo será el principio creativo, no desaparecerá acaso el arte como tal? Lo que podemos decir es que el acto creativo se irá desplazando cada vez más de la propia obra artística al programa que haya servido para su creación. Probablemente así será el futuro del arte. Actuarán en éste personas agraciadas no sólo por facultades estéticas, sino también dotadas de habilidades técnicas óptimas”, resume el Prof. Ivaylo Dichev.
Versión en español por Mijail Mijailov
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