Los turistas búlgaros no han podido compensar el reflujo sin precedentes de visitantes extranjeros de los centros de esquí nacionales en los últimos meses. A causa del coronavirus y las medidas antiepidémicas impuestas este invierno, el sector está reportando una temporada sumamente difícil con pérdidas que lo abocan a una seria prueba. Los representantes de la industria han comenzado a hablar incluso de quiebras. Es un hecho que los centros turísticos búlgaros han obrado milagros para atraer a los turistas internos en los últimos meses, mostrándose flexibles y emprendedores y afrontando heroicamente el desafío.
Según las estadísticas, el flujo más bajo de turistas se ha registrado en Bórovets, en la montaña de Rila. La explicación, según el sitio web Mediapool, reside en que Bórovets está a un tiro de piedra −68 km− de Sofía y los fines de semana se llena de turistas y esquiadores de la capital. Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), el descenso de las pernoctaciones y los ingresos por turismo es de un 60% interanual, disminuyendo en enero de 2021 el número de turistas en el complejo en un tercio.
Los hosteleros en Pampórovo, en el macizo Ródope, a 220 km de Sofía, tenían expectativas más pesimistas para la temporada, pero con la apertura de las instalaciones de esquí a finales de enero, los hoteles empezaron a llenarse poco a poco. Además, una inspección de Mediapool ha comprobado que algunos hoteles en proximidad a las pistas se encontraban ocupados al 100% durante toda la temporada de invierno. Aún así, el INE ha registrado una reducción en las pernoctaciones del 64% interanual. En enero, el número de turistas en Pampórovo ha sido casi dos veces menor de lo habitual y los ingresos durante el mes han caído en un 63% en comparación con el mismo periodo de 2020.
¿Cuál es la situación en Bansko? Este invierno, en este centro de montaña en Pirin, a 150 km de Sofía, también habían apostado por los paquetes de visitas de fin de semana y por los turistas nacionales. Desde principios de la temporada, el descenso registrado en la hostelería roza el 80%. La mitad de los hoteles ni siquiera han abierto este invierno, y un par de días antes de que el país entrara en el cierre parcial el 22 de marzo, el resto de los hoteles comenzaron a cerrar, según información propia de Radio Nacional.
“La temporada terminó antes de llegar su fin, al igual que el año pasado. Pero este vez ha sido devastador −ha comentado a esta emisora Rumyana Mónevksa, gerente de uno de los hoteles más exitosos− . El personal empieza a hacer las maletas, los últimos huéspedes se han ido y no hay reservas nuevas. ¡Es una gran pérdida para el negocio! La temporada no pudo transcurrir con normalidad. El negocio cubrió sus gastos por un tiempo, pero luego volvió a perder dinero. A fin de cuentas volvemos a estar en números rojos. El hecho de que haya nieve y la zona de esquiar esté funcionando no significa nada”.
Los hoteles de 5 estrellas también están cerrando. Estuvieron llenos al máximo en febrero, ya que en ese entonces solo estaban abiertos los centros invernales búlgaros y al país llegaron turistas solventes del extranjero. Además, no llegaron a confirmarse las expectativas de las autoridades de que la pandemia beneficiaría a las casas de huéspedes y los pequeños hoteles familiares, como sucedió durante el verano pasado.
“Hemos afrontado una temporada sumamente difícil, a pesar de los pronósticos del Ministerio de Turismo de que los turistas se orientarían a los hoteles pequeños −dice Raya Válkova, propietaria de una casa de huéspedes− . Los hoteles pequeños incluso quedaron sin medidas de apoyo, ya que su facturación es inferior a los 15.000 euros, que es el umbral de asistencia. No hemos dejado de enviar cartas reclamando que se operen cambios, pero no se ha hecho nada”.
Adaptado por Veneta Nikólova
Versión al español de Hritina Táseva
Fotos: borovets-bg, BGNES, banskoski.com, archivo
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