El Día de los santos hermanos Cirilo y Metodio, de la educación y la cultura búlgaras es el más celebrado por nuestros compatriotas por el mundo. Una sede muy natural de las celebraciones son las escuelas dominicales, que siembran el amor por la lengua y la cultura materna en los corazones de los pequeños búlgaros que nacieron en el extranjero.
“Es un día en que podemos mencionar no solo a los grandes búlgaros, sino a toda la nación ya que cada uno de nosotros lleva un bondadoso corazón búlgaro”, dice la profesora Diana Nikolova. Ella, junto con sus colegas Yordanka Atanasova y Detelina Doneva, de la primera escuela búlgara Vasil Levski de Las Vegas, en los EE.UU., están preparando a los niños para las celebraciones con motivo del 24 de mayo y el término del año escolar. Los alumnos están impacientes, muchos de ellos participan activamente en el programa festivo para el cual toman clases de bailes folclóricos con su profesora Iva Slavova. Sin embargo, la fiesta allí tendrá lugar el 30 de mayo, junto con las solemnes festividades con motivo del término del año escolar.
No hay datos oficiales cuántos son los búlgaros residentes en Las Vegas. La comunidad búlgara crece dinámicamente en los últimos 10-15 años y se supone que suma más de 7.000 personas. La primera escuela búlgara, Vasil Levski, fue inaugurada hace exactamente 10 años y acoge a unos 80 alumnos que asisten a las clases.
“Es muy conmovedora la emoción que se siente al iniciar la preparación para el 24 de mayo, dice la profesora Diana Nikolova a Radio Bulgaria. Esta fiesta abarca todo lo que concebimos como búlgaro y nacional.
No es fácil mantener el dominio del idioma búlgaro y el amor por la patria en el extranjero, dice categórica la señora Nikolova. Esto se debe al hecho de que el idioma extranjero se usa contantemente. “A pesar de esto, si los niños acuden a las clases, esto significa que tienen el deseo de aprender el búlgaro. Logramos motivarlos y mantener vivo su interés porque el idioma no puede ser aprendido en un año”, cuenta la profesora. Está agradecida a las instituciones búlgaras que apoyan las escuelas en el extranjero, pero reconoce que necesitan más búlgaros y más clases de lengua búlgara.
Rumiana Panayotova es una alumna que se graduó exitosamente por la escuela dominical en 2020. Para ella no era fácil compaginar las clases de los fines de semana con los compromisos que tenía en la escuela norteamericana y los entrenamientos de gimnasia. Pero, logró hacerlo con el apoyo de sus padres que le motivaron a persistir en los estudios.
“Al estudiar el idioma me siento parte de la comunidad búlgara y esto me da la posibilidad de comunicar con mis familiares, amigos y parientes”, dice Rumiana. En casa hablo en búlgaro con mis padres y cuando llamamos a nuestros familiares en Bulgaria también nos comunicamos en búlgaro. Con mis hermanos solemos hablar en inglés. Bulgaria me gusta mucho. Me agradan el mar y la arquitectura. Me gustaría poder visitar el país este verano”.
Entrevistas: María Samichkova
Versión al español de Hristina Taseva
Fotos: María Samichkova
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