Hace más de 70 años, los buitres negros constituían parte de la diversidad biológica en numerosas regiones de Bulgaria. A medida que se iban adoptando formas de agricultura intensiva, y por la utilización de productos químicos tóxicos, estas aves rapaces fueron abandonando paulatinamente los hábitats que habían tenido durante muchos años. Pese a su disminución amenazante, no son raros los casos en que los buitres acaban siendo víctimas de cazadores furtivos. Por la amenaza de su extinción, desde 1962, estas aves se encuentran incluidas en el Plan Balcánico de Protección de los Buitres, que contempla una serie de medidas para su reproducción, incluso en condiciones artificiales, así como su reintroducción, además de mantenerse organizados su monitoreo y seguimiento telemétrico. También se organizan periódicamente campañas públicas por la protección de los buitres, en contra del uso de productos tóxicos y de la caza furtiva de esas aves. Se instalan paneles informativos y se consideran formas y posibilidades para su reintroducción en hábitats idóneos.
”A causa de diferentes formas de actividad humana los buitres han desaparecido en muchas zonas de Bulgaria –resalta, entrevistado por la emisora regional de Radio Nacional en Vidin Gueorgui Stoyanov, el coordinador de actividades sobre terreno en el marco del proyecto Futuro luminoso para el buitre negro y presidente de la Sociedad Protectora de las Aves de Rapiña– . Se trata de aves muy raras, concretamente en la península Balcánica. Hasta el año 2021 el buitre negro anidaba únicamente en una zona aislada del norte de Grecia, aunque desde este año ya lo está haciendo también en Bulgaria. Tenemos a una pareja que anida en la zona de la porción oriental de la cordillera Balcánica, a la altura de la ciudad de Kótel, en el marco del proyecto citado”.
En la reserva griega de Dadia, sito en la poción oriental del macizo Ródope, también suelen anidar buitres de cabeza blanca y egipcios, así como también el águila real y el águila pomerana. Procede justamente de esta región la pareja de buitres griegos avistada en Bulgaria, y a mediados de julio fueron liberadas otras dos aves de la jaula de adaptación. Junto con ellas, en el área habilitada para su alimentación, suelen comer asimismo dos buitres negros “silvestres” que ahí han llegado. Uno de ellos es un ave silvestre, sin marcaje, en tanto que el otro es el buitre capturado en meses anteriores del año en curso en el Parque Natural Sínite Kámani (en español, Piedras azules), y va dotado de un transmisor. Además de ellos, en la región han sido avistados otros dos buitres negros de los que habían sido soltados en la zona de la porción oriental de la cordillera Balcánica. Así, en la zona de Vratsa de la cordillera Balcánica los buitres negros, junto con las aves soltadas y sobrevivientes, suman unos veinte ejemplares. Según los expertos, se trata de un número récord de esta especie rara para los Balcanes, al margen de la colonia en reproducción en la porción oriental del Ródope, ubicada en Grecia. Los ambientalistas consideran este éxito como fruto también de la decena de años que han trabajado en la regeneración del buitre de cabeza blanca, una labor que ha sido importante también para atraer a esta región buitres negros.
”Se trata de aves jóvenes que aún no han llegado a su plena madurez sexual –aclara Gueorgui Stoyanov– . Van en busca de zonas para anidar, buscan su pareja, la forman, en fin, es un proceso normal. Los programas en los que estamos trabajando están siendo respaldados por diferentes fondos de la Unión Europea, destinados a la regeneración de especies de la fauna extinguidas o amenazadas de extinción. Los buitres son los sanitarios de la naturaleza y, concretamente en la península Balcánica, el buitre negro hasta ahora sólo anidaba en Grecia”.
Adaptado por Darina Grigórova en base a una entrevista de la emisora regional de Radio Nacional de Bulgaria en Vidin
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos:greenbalkans.org
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