Por tradición, las escuelas en Bulgaria abren puertas el 15 de septiembre. Hasta ahora el comienzo del año escolar se celebraba como una fiesta en que los niños y sus padres atraviesan el umbral de la escuela con gran emoción. Sin embargo, la crisis del coronavirus ha dejado su impronta sobre las reglas establecidas en la educación búlgara.
Este año, sobre el telón de fondo de la situación de emergencia epidémica, el Ministerio de Educación ha propuesto que se proceda de una manera completamente distinta a la hora de definir las clases presenciales y la enseñanza a distancia para los alumnos. Un decreto expedido por el Ministerio permite que las resoluciones se tomen a diferentes niveles: nacional, escolar o municipal. El decreto recoge recomendaciones, procedimientos y escenarios si se dan casos de coronavirus en las escuelas. Están descritas las medidas obligatorias y las recomendables para los alumnos.
“Todo se hace con el fin de encontrar el equilibrio entre el mayor número posible de clases presenciales y el riesgo mínimo para los menores y los profesores, dice en una entrevista a Radio Nacional de Bulgaria María Gaidarova, viceministra de Educación. Si hay un 10% de alumnos o profesores que están ausentes por síntomas de Covid-19, un hecho que obstaculizaría el proceso docente, el director de la escuela puede enviar una propuesta argumentada al ministro de Educación para la transición a estudios por turnos o enseñanza a distancia en el medio electrónico”. Las clases que tengan mayor número de alumnos enfermos o que hayan estado en contacto con enfermos de coronavirus serán las primeras en adoptar los estudios a distancia. Los alumnos pequeños del 1 al 4 grado adoptan los estudios a distancia solo en casos extremos”.
Es complicada la organización del primer día escolar, sobre todo en las escuelas donde estudian alumnos de 1º de primaria a Bachillerato. Por ejemplo, podrán presenciar los festejos alumnos de 1º, 5º, 7º y Bachillerato. A pesar de esta medida, en los patios de las escuelas de la capital se congregarán unas 700 personas. Se trata de una fiesta muy emocione, señalan los directores de las escuelas.
Para los párvulos están previstas las medidas más leves. Ellos no deberán usar mascarillas en las aulas y las colocarán únicamente en los pasillos.
“No podemos sentir la fiesta porque no sabemos cuánto tiempo durarán las clases presenciales en la escuela, dice en una encuesta de Radio Nacional de Bulgaria una madre de dos alumnos que estudian en una de las escuelas céntricas de la capital. Todos esperamos el momento en que se pasará de clases presenciales a enseñanza a distancia”, dice ella. La mujer está preocupada porque si hay un nuevo cierre al menos uno de los padres debe dejar de trabajar para controlar los estudios a distancia de sus hijos.
No lo ve todo negro Ana-María Yankova, profesora de una de las escuelas céntricas de Sofía. Es profesora de primaria con larga experiencia pedagógica y señala que el comportamiento natural de los niños la hace sonreír, le crea buen humor y le ayuda en los actuales días de riesgos por lo cual no teme que su salud esté amenazada.
“Como siempre estamos preparados para cualquier situación, pero la mayoría de los profesores prefieren las clases presenciales. Nuestras expectativas para este año escolar son optimistas. Desde el año pasado las clases tienen menos alumnos para evitar la acumulación de muchos menores en el aula. En la escuela en que trabajo el número de los profesores que adoptan medidas adicionales contra la infección es muy bajo. No hay miedo, los alumnos de la primaria son muy disciplinados, los padres también ayudan mucho y aconsejan a sus hijos que lleven las mascarillas. El año pasado las medidas eran desconocidas y sorprendentes para todos pero ya estamos acostumbrados a ellas. Estamos movilizados y hemos hecho todo lo que depende de nosotros para que el año escolar pueda comenzar con normalidad”.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: BGNES (archivo)
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