Desde hoy, 21 de octubre, Bulgaria se suma a los países europeos en los que el certificado verde abre las puertas de las instituciones culturales, los grandes centros comerciales, las salas deportivas y los establecimientos gastronómicos. Mientras Bulgaria sigue ocupando uno de los primeros puestos en el mundo por el número de muertes por Covid-19 y en las unidades hospitalarias COVID saturadas cada vez mayor número de búlgaros se encuentran conectados a ventilación mecánica, numerosos ciudadanos del país se han volcado a las calles, descontentos con las medidas que no les dejan bastante margen de elección.
Discriminación, genocidio y llamamientos a rebelarse son algunas de las manifestaciones verbales con la que acogen el certificado verde la mitad de los ciudadanos entrevistados en la costera ciudad búlgara de Burgás:
“Los que no estamos vacunados somos tratados como ovejas negras No haré nada, me quedaré impasible y esperaré a que esto pase, pues en Bulgaria todo viene y se va”, opina una de las personas entrevistadas. En el polo opuesto resuena la opinión:
“Yo me he vacunado tras considerar que se trataba del momento conveniente para mí. Creo que toda persona ha de asumir su propia responsabilidad. Este es la forma para arreglárnoslas en la pandemia”.
Una de las cuestiones de candente actualidad, ahora cuando acaba de iniciarse el primer día de las nuevas restricciones, es si habrá un número suficiente de facultativos en los centros hospitalarios, ya que el Certificado Verde Covid se vuelve obligatorio también para los médicos:
“Antes de anunciar las medidas hemos hecho un análisis de los ámbitos en que las medidas podrán funcionar - dice el viceministro de Sanidad, Alexander Zlatanov-. Una parte considerable de los médicos, entre un 60% y un 70%, ya están inmunizados, y el resto, al comienzo, se irá testeando. Para las residencias de mayores no haremos concesiones, puesto que las personas dela tercera edad son gente indefensa, y la única forma en que se pueden contagiar es al importarse desde fuera el coronavirus. Un poco menos del 50% de quienes trabajan en estas residencias está vacunado y por esta razón se les aplicarán testeos dos veces a la semana. En lo que se refiere a los docentes en los colegios, hemos renunciado a que cuenten con certificado verde, puesto que el ministro de Educación y Ciencia nos ha pedido aplazar en 15 días esta exigencia. En este medio mes los maestros y profesores podrán irse vacunando, y se ha previsto renunciar a la educación presencial. Actualmente está vacunado casi un 50% de los docentes”.
La implantación del Certificado Verde Covid en menos de unas 48 horas posteriores a la imposición de la orden ministerial ha provocado el estupor en más de un gremio e institución. En una serie de municipios, en los que la incidencia a 14 días de los contagios por cada 100.000 habitantes ha rebasado la cifra de 750, incluida la capital Sofía, desde hoy todos los escolares pasan a la educación a distancia.
Representantes del sector sanitario han organizado urgentemente acciones de protesta reivindicando un aumento salarial del 40%, las universidades se han visto abocadas al hecho consumado de impartir clases en aula semivacías a los pocos estudiantes vacunados y que hayan pasado la enfermedad, y las instituciones culturales se han puesto a acondicionar áreas para el testeo rápido de espectadores.
“Las nuevas medidas y restricciones son excelentes pero no oportunas - estima la Prof. Radka Arguirova, presidenta de la Sociedad de Virología Médica de Bulgaria-. Todo esto debió haberse hecho en verano y no aflojar en ninguna forma la situación. Si se hubiera hecho en verano, ahora tendríamos mucha mayor libertad. Las expectativas ahora abrigadas son de que se vaya a reducir el número de las personas infectadas detectadas”.
Como siempre, quienes ahora están los más descontentos son los dueños de restaurantes y clubes nocturnos. La Asociación de Establecimientos Gastronómicos y de Ocio de Bulgaria está preparando para hoy también una protesta multitudinaria.
“Esta orden es inaceptable, puesto que hemos accedido a trabajar en las condiciones del Certificado Verde Covid únicamente a condición de que el Estado, en su calidad de empleador, vacune primero a sus funcionarios –dice Krastina Mítkova, de la asociación de Establecimientos Gastronómicos de Bulgaria-. Atendemos únicamente a un 20% de la población, lo cual significa que se ha limitado un 80% de nuestra capacidad. Bajo estas condiciones resulta absolutamente imposible pagar alquileres, cargar con las cotizaciones del personal, etc. El alza del precio de la corriente eléctrica está complicando complementariamente las cosas ya que todos los productos y materias primas nos llegan cada vez más caros”.
En medio de este caos anunciado, algunas de las fuerzas políticas claman por la dimisión del ministro de Sanidad, otras se decantan por la retórica rebelde con la intención de copar otro porcentaje más de electores simpatizantes para las próximas elecciones. Mientras, delante de los laboratorios con las vacunas a administrar va aumentando el número de las personas que, sigilosamente, van formando colas con el fin de obtener la llave capaz de abrirles puertas.
Adaptado por Diana Tsankova a base de entrevistas de las emisoras regionales de Radio Nacional de Bulgaria en Burgás, Plovdiv y Vidin
Versión en español por Mijail Mijailov
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