La sucesión de crisis en los planos interno y de política exterior y la falta de cualquier tolerancia en los primeros cien días al frente de país conforman la situación en la que está trabajando la mayoría gobernante en Bulgaria, integrada en una estructura compleja por cuatro formaciones políticas de posiciones bastante distintas y, a menudo, hasta diametralmente opuestas, ante una serie de problemas de peso. Si a lo anterior se suma el conflicto - que lleva casi un año - entre el poder ejecutivo y la Fiscalía, como también las disensiones con el jefe de Estado, Rumen Radev, en lo tocante a algunos temas, se vuelve más difícil aún el problema sobre la capacidad del Gobierno de resistir.
“La coalición entre las cuatro formaciones políticas gobernantes se basó en una consolidación anti-GERB. El problema es que los ánimos en el seno de la sociedad son algo bastante inconstante y suelen cambiar con rapidez”, explica, entrevistado por Radio Nacional, el politólogo Svetlín Tachev, y agrega:
La guerra en Ucrania nos ha hecho recordar una antigua división entre “filias “y “fobias”. El Gobierno rodeado por esta división, no está especialmente cómodo ya que, por un lado, está el Partido Socialista Búlgaro, BSP - que expresa tajante que abandonará la coalición si Bulgaria envía ayuda militar a Ucrania- y, por el otro, están políticos de orientación atlantista, como son los de la alianza Bulgaria Democrática. Por esta razón casi todas las decisiones sobre la guerra en Ucrania son dificultades y van dando vueltas al vacío”, dice Tachev y continúa:
“Hay en la coalición también colisiones menores que no disponen del potencial para influir en la estabilidad del Gabinete. Tal es la discordia en torno a la elección de un gobernador del Banco Nacional de Bulgaria. Se encontrará la forma para resolver este problema puesto que sería un error mayúsculo dejar que ello desemboque en la caída del gabinete. No estoy seguro que los electores podrán perdonar la desintegración de la coalición en semejante momento complicado en los planos interno y de la política exterior”.
El hecho de que el Gobierno no haya podido diseñar políticas comunes respecto a las cuales exista un consenso entre los socios de la coalición sólo dice una cosa: que las discrepancias entre éstos irán volviéndose más numerosas y más frecuentes. Es lo que augura el politólogo Strajil Deliiski, quien, al mismo tiempo, también se fija en otro detalle importante del cuadro político:
“La idea de que la democracia parlamentaria esté siendo promovida por medio de los partidos se ha vuelto defectuosa. Continuamos con el Cambio no es un partido, un partido en el cual esté claro qué clase de intereses sociales y públicos se están defendiendo. Sucede absolutamente lo mismo con Hay tal Nación. En el Partido Socialista Búlgaro todo se encuentra concentrado en las ideas personales que de la política tiene su líder”. Por lo que se refiere a las posturas de los socios de la coalición frente a temas principales de la política exterior, como son la guerra en Ucrania y el veto búlgaro al comienzo de negociaciones de adhesión de Macedonia del Norte a la UE, estas posiciones vuelven a ser diametralmente opuestas y están saturadas de excesivas emociones, que no siempre representan un enfoque acertado,a la hora de tomar decisiones comunes y promover actuaciones conjuntas:
“No hay manera de que teniendo decisiones distintas, como en el caso de Macedonia del Norte, podamos esperar que esto redunde en la solución de esta crisis - dice para Radio Nacional la politóloga Tatiana Burudzhieva-. Este tema provoca una “explosión” en la sociedad búlgara, ya que se encuentra colmado de emociones excesivas. El primer ministro ha conseguido mejorar la posición de Bulgaria ante los socios europeos de este país y lo hizo incluso por su simbólica primera visita al extranjero, que fue precisamente a Skopie. Luego, sin embargo, no hubo concreción en nada ni una evolución de la posición búlgara con respecto al futuro europeo de Macedonia del Norte. El primer ministro prometió que el conflicto se solventaría y que mejorarían las relaciones, pero la verdad es que los contactos económicos no son capaces de dejar zanjados los otros problemas como son el discurso del odio, los intentos por erosionar la identidad búlgara, los intentos de presionar a que la gente reniegue de su autoconciencia búlgara, entre otros métodos. Se convirtieron en un testimonio palmario de esos intentos los resultados del censo de la población en Macedonia del Norte según los cuales viven en el vecino país apenas 3.504 búlgaros”.
Es idéntica la polarización en la coalición y en la sociedad búlgara frente al tema de si ofrecer o no una ayuda militar a Ucrania, señala la politóloga.
Resumiendo, tras observar el cuadro integral a uno le cuesta realmente augurar cuánto tiempo queda en Bulgaria hasta la celebración de elecciones parlamentarias anticipadas.
Adaptado por Yoan Kolev en base a entrevistas de Luchezar Jristiov, Paolina Komsalova y Alexander Raichev
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BGNES, BNR, archivo
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