Éste fue prohibido en Bulgaria en dos ocasiones: en 1941 por el Gobierno de Bogdan Filov mediante la Ley de Protección a la Nación y en 1951 por el régimen comunista. En 2022 el club rotario celebra el 30 aniversario del restablecimiento de su actividad. Con este motivo hoy, 13 de abril, se organizará una fiesta benéfica cuya causa es  apoyar al proyecto El sonido del silencio en ayuda a los menores con problemas auditivos.

Frente al Teatro Nacional Iván Vazov será inaugurada una exposición con carteles que presentan el desarrollo de los clubes rotarios desde su fundación hasta la fecha y en la sala capitalina Bulgaria tendrá lugar un concierto durante el cual serán recaudados medios para los menores con deficiencias auditivas. 

“Hemos elegido la causa porque la misión principal del club rotario es ayudar a resolver problemas de relevancia social, cuenta Karolina Liubomirova, presidenta del Club Rotario en Sofía. Después de hacer un análisis de las necesidades de la sociedad hemos comprobado que las personas con problemas auditivos tanto en Bulgaria como a nivel mundial suman más de un 6% de la población. La actualidad del tema se ha consolidado a nivel mundial tras haber sido condecorada con un premio Oscar a mejor película la cinta CODA: Señales del corazón. El objetivo del proyecto es mejorar la comunicación, la articulación y el entendimiento del habla. Para este fin promovemos distintas iniciativas como presentación de instrumentos musicales y visitas a conciertos para respaldar el desarrollo de estos menores”.

En estos momentos en Bulgaria existen 91 clubes rotary, en los cuales se desempeñan unas 2.000 personas que trabajan sobre distintos proyectos sociales y se atienen al ejemplo de sus predecesores que se volcaron en las causas en su momento.

En 1937 los miembros del club rotary crearon el Centro consultivo rotary de enfermedades cardiovasculares. Hoy sus herederos también trabajan a favor de la salud humana y se esfuerzan por garantizar asistencia médica en lugares de difícil acceso.

“Nos enfocamos con gran empeño en la prevención de la diabetes, las enfermedades oncológicas y endocrinológicas, las dolencias infantiles, dice Karolona Liubomirova. Además, en el ámbito de la educación participamos con distintos proyectos que apuntan a elevar la cultura sanitaria de los niños. Por ejemplo, en nuestro club, llevamos a cabo un proyecto relacionado con los riesgos sanitarios actuales como las nuevas variantes de drogas y el peligro para la psique generado por el uso excesivo de ordenadores y pantallas”. 

Otrora destacaban en las filas de los clubes rotary intelectuales, emprendedores, financieros y científicos de la capital Sofía. A juicio de Karolina Liubomirova, hoy en día también hay seguidores activos de la idea entre los intelectuales y los profesionales de renombre de todos los ámbitos. En 1990 un grupo de entusiastas liderados por Kalcho Jinov, Stefan Stoyanov y Simeón Kondov prepararon el restablecimiento de la actividad de Rotary International. Racho Kosov, un rotario de 1935, fue su vínculo con los albores de la organización en Bulgaria. 

“Hoy en día los miembros de los clubes rotarios están enfocados en proyectos de desarrollo sostenible y estabilidad en el tiempo para que el bien pueda alcanzar a un mayor número de personas”, agrega Karolina Liubomirova. Lo que une y motiva a nuestros miembros en las últimas semanas es la tragedia que vive el pueblo ucraniano. Por esto se recaudan ayudas, se respalda la transportación de refugiados y el proceso de instalarnos en Bulgaria. Hasta el momento los rotarios han recaudado unos 125.000 euros con los cuales han comprado bienes de primera necesidad. 

Versión al español de Hristina Táseva