El Gobierno de coalición celebra hoy una sesión extraordinaria para discutir el tema sobre el envío de ayuda militar a Ucrania. La reunión precede la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional, el 4 de mayo, en la que los diputados deberán decidir si otorgar al Ejecutivo un mandato para ello.
A fecha de hoy, tres de las formaciones que forman parte de la coalición :Continuamos con el Cambio, la alianza Bulgaria Democrática y Hay tal Nación respaldan la idea de que Bulgaria envíe armas a Kiev. El Partido Socialista Búlgaro ya ha presentado un ultimátum y amenazado con abandonar el gobierno si el Consejo de Ministros toma una decisión en este sentido. En la Asamblea Nacional, empero, se perfila la posibilidad de una toma de la decisión por una mayoría ya que, de momento, la ayuda militar para Ucrania sólo está siendo impugnada por el Partido Socialista y el partido nacionalista Resurrección, formación política de representación parlamentaría menos nutrida.
El tema, además de llevar la discordia a los círculos políticos, ha provocado la división en el seno de la sociedad búlgara, que ha patentizado su extraordinaria solidaridad con quienes están sufriendo por el conflicto bélico y ha dado ya cobijo a más de 100.000 refugiados ucranianos. Existen, al mismo tiempo, grandes temores a que Bulgaria se vea involucrada en la guerra al enviar una ayuda militar a una de las partes beligerantes en la contienda. Son sendos testimonios de ello también la serie de manifestaciones organizadas tanto en repudio como en respaldo a una eventual decisión positiva de los gobernantes búlgaros.
El presidente de Bulgaria, Rumen Radev, ha advertido por su parte de que existe un riesgo real de que la guerra escale a una guerra europea total, e incluso a mundial. ”Hay políticos dispuestos a dar este peligroso paso poniendo en juego el porvenir de Bulgaria en aras de sus objetivos interesados”, ha dicho el jefe de Estado.
“Espero que no veamos al presidente de Bulgaria en alguna de las manifestaciones en defensa de la neutralidad búlgara, porque lo que incumbe al jefe de Estado en su calidad de comandante en jefe de las FF.AA. es pensar en su país, en la defensa de éste, y tener una posición adecuada. Esto, por cierto, no puede producirse en unas manifestaciones multitudinarias. La reacción que se está citando me parece inexplicable en un momento en que las instituciones deben mantenerse unidas y obrar en sintonía”. En estos términos Arman Babikian, uno de los promotores de las protestas en el verano de 2020 en Bulgaria, ha comentado la posibilidad de que el jefe de Estado participe en alguna de las manifestaciones cívicas en el país. Babikian ha constatado un distanciamiento de la élite política búlgara del debate público actual:
“En semejantes momentos cruciales debería producirse todo lo contrario, o sea que los políticos deberían patentizar con claridad su posición, los valores en que esta posición se sustenta y mantenerse al frente del pueblo. No deberían ponerse a la expectativa para ver, en los sondeos sociológicos, cuántos electores perderían y cuántos se ganarían si apoyaran una de las dos posiciones”, dice tajante Babikian.
“La guerra en Ucrania es una guerra librada entre Rusia y la OTAN y esto es algo que se puede decir con claridad al comenzar el tercer mes desde el inicio de las hostilidades”, ha expresado en Radio Nacional Valentin Vatsev, analista en política exterior, quien opina que la clase política búlgara se encuentra en plena conformidad con sí misma y con sus principios europeos y atlantistas.
La complicada situación en que está metida la dirección política de Bulgaria mueve a algunos analistas a considerar que se ha agotado la perspectiva ante el Gobierno. ”Esta coalición ha sido llamada por la historia para unir antes que para promover tal o cual política”, ha expresado en bTV el sociólogo Andrei Raychev. La decisión sobre un envío de ayuda militar a Ucrania es sólo uno de la multitud de escollos ante el equipo del primer ministro, Kiril Petkov. Se sobreponen a esto otro problema de la política exterior - que es la necesidad de la toma de una decisión sobre el veto impuesto a la integración europea de Macedonia del Norte - y los problemas económicos generados por la inflación,en constante aumento, y el corte de los suministros de gas de Rusia.
“La clase industrial búlgara, los empresarios nacionales, no le perdonarán al Gobierno búlgaro el shock del gas, puesto que este golpe asestado a la economía búlgara es imposible de superar. No sé, de veras, cómo se podría compensar”, dice Valentin Vatsev.
Todos estos problemas, al igual que la intensa edificación partidista en él, no parecen tener el poderío de ser un detonante para el Gobierno y existe la posibilidad de que se llegue a una fórmula que consiga retener al Partido Socialista en el seno de la coalición, independientemente de su posición contundente, patentizada al comienzo en lo tocante al respaldo militar para Ucrania.
“Existen posibilidades de toda clase, incluida la de la forma en que se formule la decisión o en su traslado a un órgano colectivo-por ejemplo, la Asamblea Nacional- que lo decida. Como expertos, no nos sorprenden ni un ápice semejantes giros en unas posiciones declaradas como radicales”, ha comentado en Radio Nacional el politólogo Stoycho Stoychev, docente en la Universidad de Sofía.
Stoychev señala que, sin embargo, no se perfilan en el país unas elecciones anticipadas, puesto que no existe una fuerza que, hoy por hoy, esté interesada en tumbar al Gobierno.
Adaptado por Elena Karkalánova
Versión en español por Mijail Mijailov
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