Desde principios de la guerra en Ucrania Bulgaria ha ofrecido asilo a miles de ucranianos. Este país ha acogido asimismo a un enorme número de refugiados de otros países que son invisibles para la sociedad búlgara pero tienen las mismas necesidades, merecen el mismo apoyo, educación y buena acogida en la sociedad.
La Fundación Reachout (Reachout Foundation) es una de las organizaciones que llevan a cabo la difícil tarea de ayudar a los niños refugiados de Irán, Irak, Marruecos, Siria y otros países en que hay conflictos bélicos.
“Los niños afrontan muchas dificultades, no solo desde el punto de vista administrativo, sino vinculadas con la falta de apoyo en la enseñanza del idioma búlgaro, ya que todavía no hay programas adaptados que sean orientados a los niños extranjeros que llegan a Bulgaria y que deben aprender el idioma a un buen nivel para poder entender las lecciones en la escuela”, explica Cristina Gologanova, directora de la Fundación.
Para estos menores resulta difícil asimismo dedicarse a ocupaciones extraescolares y raras veces se les ofrecen actividades culturales y educativas. Por esto en el periodo de noviembre de 2021 a junio de 2022 ha arrancado el proyecto La magia de la cianotipia educación artística adicional mediante el juego y el objetivo de la cámara, orientado a este grupo más vulnerable de la sociedad búlgara y financiado por el Fondo Nacional Cultura. Los organizadores trabajan con 15 refugiados y emigrantes de edad escolar.
“Cuando iniciamos el proyecto queríamos transmitir nuestros conocimientos en serigrafía a las personas que necesitan una profesión, cuenta Nadezhda Gueorguieva, fundadora del Sito Estudio, gerente principal del proyecto. Resultó que los niños no tenían la edad necesaria para llegar a dominar esta técnica por lo cual decidimos que la que cianotipia será una técnica idónea y más fácil para los menores. Las imágenes que han hecho les ayudarán a sentirse mejor con lo que hacen aquí y ahora”.
Con la ayuda de renombrados fotógrafos búlgaros, los jóvenes artistas se familiarizaron con la fotografía como un arte aprendiendo más sobre la cianotipia, un antiguo proceso fotográfico durante el cual sobre el papel se aplican sustancias químicas y después éste se expone a la luz del sol hasta que se obtengan bellas imágenes de color azul.
“Lo más interesante era la foto que teníamos que tomar de un retrato”, dice Rimas, una menor de 11 años de edad de Siria. Lleva en Bulgaria cinco años y es la mejor alumna del cuarto grado en su escuela, con notas excelentes sacadas en los exámenes finales de idioma búlgaro y matemáticas. Rimas sueña con ser dentista y todos están seguros de que la espera un brillante futuro en este ámbito.
Karin, de 10 años, de Irán sueña con ser “doctora de los animales”. Se presenta muy bien en la escuela y tiene muchísimos amigos.
“Llevo un año en Bulgaria y para mí era muy difícil acostumbrarme a la vida aquí. Lo más difícil era comenzar a hablar el búlgaro”, reconoce esta chica sonriente.
Toman parte en los talleres tres menores de Ucrania y de Rusia. Zlata, de 9 años de edad, es de Ucrania y es alumna de una escuela búlgara.
“Lo que más me gusta en Bulgaria es la montaña. Me estoy acostumbrando al búlgaro pero lo hablo mal. Ya tengo un álbum integrado por las fotos que he hecho”, dice la niña con orgullo.
Durante el proyecto a los menores les fueron repartidas cámaras fotográficas con las cuales tomaron fotos de su día a día y así nos permitieron asomarnos en su vida y ver el mundo a través de sus ojos.
Tomar fotos es una ocupación próxima a la profesión que ha elegido el iraní Arshia, de 18 años.
“Me siento bien en Bulgaria. Cuando termine la escuela deseo estudiar la especialidad de diseño de interiores. Aprendí el búlgaro en un año y medio pero el nivel que tengo no es suficiente para poder vivir y trabajar, tengo que estudiar más”, señala este joven.
Las historias de los menores refugiados y migrantes están recogidas en unos libros pequeños elaborados a mano que contienen fotografías y retratos. Pueden ser vistos hasta el 7 de julio en la exposición la Magia de la Cianotipia en el Instituto Goethe de Sofía.
Versión al español de Hristina Táseva
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