Es joven, tiene buena formación, es autor de cuatro libros y ha decidido quedarse en su patria, Bulgaria, y popularizar su historia de una manera nueva y atractiva para los adolescentes. Él es Iván Kánchev, uno de los fundadores de la Sociedad "Historia Búlgara" y una persona que con tranquilidad y esperanza moderada recuerda que el cuento que escribimos no comienza por nuestra página y nuestro punto de vista.
Es bueno hacer este recordatorio poco antes de iniciarse una nueva línea de la historia política de Bulgaria en que tomaremos parte el 2 de octubre, porque cada uno de nosotros es coautor de la época en que vive. Una de nuestras grandes responsabilidades es ejercer el voto, algo que ya aceptamos como un hecho habitual y no como un valor conquistado de gran importancia en nuestra vida, dice en entrevista para Radio Bulgaria Iván Kánchev.
“Me explico así los ánimos en la sociedad porque la realidad es bastante desagradable. Para mí es temible. Lamentablemente somos testigos de una tendencia muy desagradable de carencia de interés en el seno de la sociedad. No se trata solo de las elecciones, sino de un compromiso político de las personas, sobre todo de los jóvenes. Crece una generación que está muy lejos de la política y que no desea ejercer su derecho a voto y comprometerse con lo que sucede.
Si hablamos de los últimos 30 años, en nuestros días la tendencia es negativa. A principios de los años 90 del siglo XX el compromiso con los procesos políticos había alcanzado niveles récord. Todo esto se ha perdido ahora y a mi parecer este proceso en gran medida es irreversible”.
En la historia búlgara hubo un periodo después de 1879 en el que la votación no solo era obligatoria, sino que se imponían multas a las personas que no ejercían su derecho a voto. Iván apoya esta medida a pesar de que su carácter es poco democrático.
Contradicen las afirmaciones del joven historiador algunas inscripciones que se pueden leer por las calles de Sofía como “Las elecciones no cambian nada. Si cambiaran algo las hubieran prohibido”. La lejana retórica política, las promesas incumplidas y la dura vida de los búlgaros los alejaron de las urnas. Lo que hemos olvidado de nuestro “ayer” se repetirá en el mañana, señala Iván y afirma que si hay algo categórico en la historia humana es que las elecciones son sumamente importantes para el desarrollo de una sociedad.
“Si regresamos atrás en el tiempo, veremos que hubo manipulaciones de las primeras elecciones que se organizaron en el país. A pesar de estos intentos se ve que si el pueblo se aúna alrededor de una idea, el voto no puede ser cambiado. Los búlgaros hemos perdido la sensación de que algo depende de nuestro voto.
Nos hemos encerrado en círculos sociales propios y nos cuesta mucho llegar al otro, expresar nuestro punto de vista y escuchar el suyo”.
La causa radica en la idiosincrasia del búlgaro que es individualista en su fuero interno. A juicio de Iván Kánchev, en esto radica precisamente una de las causas del fracaso de los gobiernos de coalición en la historia búlgara, incluido el último gobierno de este tipo.
“La otra causa es la falta de una tradición democrática en el Estado, dice el joven historiador. Con frecuencia vemos como los demócratas en Europa logran gobernar en amplias coaliciones y olvidamos el hecho de que ellos tienen una tradición secular como base para ello. No nos damos cuenta de que Bulgaria tiene una historia democrática desde hace menos de un siglo, desde la Liberación hasta el año 1944, con todas las peculiaridades de las etapas de este gobierno, y de 1989 hasta ahora. Se trata de un periodo muy corto desde el punto de vista histórico. Bulgaria no posee la tradición de la democracia y carece de sus mecanismos.
No debemos olvidar otro fenómeno de la época en la cual vivimos: somos cada vez más egoístas como personas y como sociedad. Algunos llaman este fenómeno “una característica del tiempo”, a mi juicio se trata de un problema que en Bulgaria es mucho más grave. Todo esto causa un círculo vicioso en que el país sale de una crisis política para entrar en otra que está generada por la falta de deseo de aceptar y escuchar al otro.
A pesar de todo el cuento sigue escribiéndose. Este domingo Iván Kánchev dará su voto a la formación de las 48 Asamblea Nacional de Bulgaria.
“He participado en todas las elecciones pero he de reconocer que esta vez me parece más difícil. Es que no estoy seguro si las coas en que creo pueden ser defendidas pero votaré porque se debe votar”, dice categórico el búlgaro.
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: archivo personal, Ani Petrova
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