Esta es la historia del hijo del costurero que soñaba con ser pintor y dar una vuelta al mundo. El niño logró cumplir sus sueños y su camino hacia la soñada perfección espiritual se cruzó con el de varias personalidades clave de talla mundial. Su talento fue reconocido por el público de Alemania, Italia, la India, Brasil… Mediante sus cuadros procuraba aproximar a las personas a la altura de la belleza espiritual y de la bondad. Ganaba bien y ayudaba a los necesitados. Vivió en distintos países pero nunca abandono su ciudadanía búlgara y firmaba sus cuadros con una reverencia a su ciudad natal: “Boris Georgiev di Varna”.
El pintor Boris Gueorguiev nació en 1888. Cuando tenía cinco años su tío le regaló un lápiz con el cual el niño pintó largas horas, cuenta para Radio Bulgaria Dora Sabotinova, de la Galería Municipal de Bellas Ates de Varna "Boris Gueorguiev". En 1902 su familia se trasladó a Rusia donde su padre comenzó a trabajar como costurero y Boris ganaba dinero pintando retratos en los locales de San Petersburgo. El talentoso joven fue notado por el pintor, filósofo y viajero, Nikolay Roerich que se convirtió en su profesor y maestro espiritual.
Él lo orientó a la escuela de bellas artes de la Asociación de Fomento del Arte en San Petersburgo y posteriormente a la Academia de Bellas Artes de Múnich. Durante una visita en la casa de un colega suyo en Italia Boris Gueorguiev se dio cuenta de que tenía la gran necesidad de conocer al mundo.
“Se dio cuenta de que para pintar mejor tenía que viajar. Y comenzó a hacerlo. Por la falta de dinero tuvo que recorrer el camino de Nápoles a Múnich caminando. Después continuó sus viajes trabajando cualquier cosa”, cuenta Dora Sabotinova.
Después de cierto tiempo el pintor emprendió un nuevo viaje con su hermana favorita, Katia. Partieron desde Italia, visitaron Francia, Bélgica, Noruega, Finlandia, Grecia y Marruecos y regresaron a Italia. Decepcionado del materialismo que reinaba por todas partes Boris Gueorguiev se retiró a los Alpes, cautivado por la belleza de la naturaleza para nutrirse de sus secretos.
“No podría crear en las ciudades. En la montaña uno percibe mejor lo sublime que habita su fuero interno”, decía Boris. Él creaba. Sus lienzos impresionan no solo por el parecido con el modelo, sino por la exquisita transición de las sombras y las luces, la distribución de la luz en todo el cuadro, señala la galerista.
A lo largo de los años el pintor regresó a Bulgaria en reiteradas ocasiones para presentar sus obras. Creó magníficos retratos de Petar Danov y Vladimir Dimitrov el Maestro, entre otros. Durante la inauguración de su exposición en Berlín en 1928 el pintor reveló qué es lo más importante para él en las artes:
“Mi muestra está destinada a todas las personas comunes y corrientes que tienen corazones, a todos aquellos que conciben mis obras sin prejuicios y tratan de entenderme no solo como pintor, sino ante todo como persona que procura de todo corazón ser digna para este nombre mediante la responsabilidad de nuestros pensamientos y actos”, cita las palabras del pintor Dora Sabotinova.
En 1931 Gueorguiev viajó a la India. “Allí encontró el sendero hacia el perfeccionamiento espiritual que buscaba hace mucho tiempo. Pintaba maestros espirituales, princesas indias e indios de a pie. Sus cuadros eran cada vez más bellos y ricos. Agrega que durante su viaje por la India Gueorguiev comunicó con personalidades como Jawaharlal Nehru, Rabindranath Tagore y Mahatma Gandhi. “Estas grandes personalidades se dieron cuenta de que tenían mucho en común con él y le permitieron que los pintara”, cuenta Sabotinova.
Una grabación del Fondo de Oro de Radio Nacional del año 1981 testimonia el respeto con el cual fue tratado el pintor por sus contemporáneos. El violinista Liuben Vladiguerov dice:
“A finales de 1932 el gran pintor búlgaro Boris Gueorguiev cosechó un gran éxito con su muestra de sus últimos retratos pintados en la India, de Rabindranath Tagore, personalidades del gobierno de la India, “Ave Natura”, “La choza de la felicidad”, un retrato del madre del pintor, entre otros. Esta muestra fue inaugurada por el gran científico mundial el Prof. Einstein.
Un gran número de insignes personalidades de la ciencia, profesores de la Universidad de Berlín, artistas, músicos, actores, especialistas en artes visitaron esta magnífica muestra del pintor búlgaro”.
El gran artista murió en Italia donde fue enterrado al lado de su hermana, Katia. Dora Sabotinova señala que por iniciativa de intelectuales de Varna desde 1999 la Galería Municipal de la ciudad marítima lleva el nombre del pintor-cosmopolita. El mismo año su hija Virgina Giacometti, una niña de una pobre familia italiana que el compositor adoptó, donó a la galería cuadros y dibujos de su padre que están exhibidas en una sala especial dedicada al patrono del museo.
“El pastor errante”, como solía denominarse el pintor está con nosotros mediante sus cuadros, provocándonos a seguir el camino eterno hacia la paz espiritual y la armonía.
Versión al español de Hristina Táseva
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