La Navidad es uno de los días más importantes y esperados de todo el año. Tras el duro trabajo de recoger la cosecha en otoño y la preparación para el invierno, parece que los cortos y sombríos días de diciembre se animan con los preparativos para esta magna fiesta cristiana.
Los días navideños son una época que los búlgaros prefieren pasar en casa, cerca del hogar y de la familia. Es obligatorio decorar el hogar con un árbol de Navidad y la tradición manda que en Nochebuena en todas las casas búlgaras se sienta el agradable aroma de pan e incienso. Es una época mágica del año, la gente cree que ocurren milagros, y los grupos masculinos de cantores, aquí en Bulgaria llamados koledar (de Kóleda, como llamamos en búlgaro a Navidad) recorren pueblos y ciudades cantando y haciendo votos de salud, fertilidad y buena suerte.
La tradición de los koledar sigue viva y tiene sus entusiasmados seguidores en muchos lugares del país. Una prueba de ello es el grupo masculino de la aldea de Pirgovo, en la región de Ruse, escondida bajo las altas riberas del río de Danubio. Los lugareños cuentan con orgullo de un ritual navideño, típico para ellos, que merece especial atención.
Desde tiempos inmemoriales, los vecinos de Pirgovo viven trabajando y sienten gran cariño por todo lo que han plantado y construido. Hermosos viñedos, amplios jardines y robustas casas y colmenas. Los preparativos para la Navidad en el pueblo comienzan el Día de san Ignacio (Ignazhden), cuando, según la creencia popular y como se canta en las canciones, "comenzaron los dolores de parto de la Virgen María".
La mañana que antecede la Nochebuena, las mujeres de Pirgovo se reúnen para decorar el así llamado abeto, que es el principal atributo del grupo local de los koledar. Lo llevará el rey, como se llama aquí al líder de los koledar. El abeto para los koledar de la aldea de Pirgovo se elabora de ramitas de boj, colocadas sobre una base de madera, y en su pico se colocan manzanas rojas como símbolo del bienestar.
Debajo de ellas se ordenan las roscas que tienen la forma del redil donde se reúne el rebaño. En Bulgaria las roscas navideñas se reparten para que todos gocen de buena suerte durante el año, que los koledar deben implorar dirigiendo bendiciones y cantando en cada casa. Las mujeres ahúman el abeto decorado y apenas entonces éste puede ser entregado a los koledar. En casa se amasa la rosca navideña para los koledar, que en Pirgovo semeja al sol, símbolo de la luz que da vida y fuerza a toda criatura de la tierra. Sobre este pan se ordenan símbolos como una vid con uvas, pollitos y trigo.
Al amanecer, los propietarios de casas de la aldea deben ir al bosque para cortar un grueso árbol que calentará la casa en la noche de la Navidad. Este árbol en Bulgaria se llama badnik y es otro símbolo del nuevo sol, que en la tradición búlgara nace el día de la Navidad.
La letra de una de las canciones interpretadas por el grupo de los koledar de la aldea de Pirgovo corta el aliento. Por muy variado que sea el repertorio de los koledar por las tierras búlgaras, en ninguna otra parte se puede oír una canción como ésta. Narra la historia de un héroe búlgaro que murió en la batalla de Kosovo Pole, un episodio trágico de la invasión otomana en los Balcanes. Se llegó a la batalla después de que los otomanos conquistaron Sofía en 1385 y alcanzaron las fronteras del Principado de Moravia, cerca del río Morava. Nadie recuerda quién cantó por primera vez esta canción en la aldea de Pirgovo, pero todos los hombres de allí la conocen y la interpretan porque la cancón se transmite de generación a generación.
"Es una antigua canción de hombres y es muy especial porque se interpreta especialmente para la moza de la familia que visitamos.
Cada canción se interpreta concretamente para un miembro de la familia, hay una para el anfitrión, otra para la moza y una para la dueña,ˮ continúa Miroslav Yanakiev. Después el rey del grupo pronuncia la bendición para la casa y luego se reparte el pan que también se bendice por los koledar.
Todos los integrantes del grupo son importantes, es una costumbre de masa, no es individual. Actualmente somos 9 personas en el grupo, muchachos y hombres entre 16 y 64 años. Hay continuidad, a los jóvenes les gusta y eso sólo puede alegrarnos. Cuando llega la Navidad nos reunimos y recorremos todo el pueblo. Depositamos nuestras esperanzas en los jóvenes y los niños de Pirgovo porque la aldea está cerca de la ciudad de Ruse. Nuestra aldea está viva, hay una variada actividad cultural, hay muchos grupos folclóricos. Así, nuestro grupo de koledar se rejuvenece cada año, nuestras canciones se cantan y podremos conservar la tradición durante muchos años en su forma auténtica".
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