Desde la época romana las fuentes termales eran consideradas como un recurso natural inapreciable que se utilizaba para mantener la salud física y como una fuente natural de calor. No es casual que desde la Antigüedad las ciudades y las pequeñas poblaciones se construían en proximidad a fuentes termales. En lo que se refiere a Bulgaria, según algunas fuentes, en 681 el Estado búlgaro fue creado en este territorio por las fuentes de agua curativa cerca de Anijalo (la actual ciudad de Pomorie) que fueron construidas en el siglo IV por el emperador Justiniano el Grande.

En nuestros días en el territorio de Bulgaria se encuentra la mitad del total de 6.000 fuentes minerales de Europa, pero a diferencia del resto de los países, Bulgaria no las utiliza de forma eficiente. Según este indicador la capital Sofía es una de las más ricas poblaciones en el mundo, con sus 31 yacimientos y 75 fuentes de aguas termales.

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Después de la Liberación de Bulgaria en 1878 una gran parte de las fuentes de agua mineral en el país comenzaron a utilizarse intensamente. El Estado organizaba concursos para el diseño de los emblemáticos edificios de los baños públicos y no escatimaba dinero para su construcción. 

“Los baños son unos palacios del agua, señala el arquitecto Ivaylo Zajariev de la Asociación Búlgara de Patrimonio Termal en una entrevista para Radio Nacional de Bulgaria. Se trata de unos bellos edificios que se construían para reunir a las personas. Por ejemplo, el Baño Central de Sofía es el mayor edificio que fue construido en el periodo después de la Liberación. Fue construido en la plaza central, siguiendo el modelo de otros países europeos que poseen tales baños”.

Si hace años los baños minerales en algunos de los barrios capitalinos que fueron construidos por renombrados arquitectos búlgaros reflejaban el espíritu y la grandeza de la época, hoy estas joyas arquitectónicas se están destruyendo lentamente bajo el peso del tiempo y la negligencia de los gobernantes. Este es el destino del Baño Central de Sofía una parte del cual ha sido transformado en un museo.

“Estos baños fueron construidos sobre fuentes termales y las respectivas riquezas naturales. El Museo de Sofía podría ubicarse en el Palacio Real que ahora es parte de la Galería Nacional de Bellas Artes. La principal colección del Museo de Sofía proviene del Palacio, este es el lugar donde debería estar exhibida la historia de Sofía y el baño debe funcionar como un baño, propone el arquitecto Zajariev. Si se conserva su función original se conservará también la cultura de utilizar las fuentes termales que ya está desapareciendo. En vez se esto en una de las piscinas del baño están expuestos iconos y un iconostasio. No sé si esta es una actitud correcta respecto a los iconos y al propio baño”.

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“¡Este es un baño magnífico! ¡Debe funcionar como un baño!, exclamó hace tiempo el mundialmente conocido arquitecto japonés Kengo Kuma que visitó Bulgaria con motivo de las Jornadas de Japón en Bulgaria en 2019.

¿Cómo sería hoy Sofía si al menos una parte de estas fuentes termales se utilizaban no solo como agua potable y tratamientos medicinales, sino para la calefacción de la ciudad? Sobre todo ahora, cuando son cada vez más fueres las voces que instan al aprovechamiento de las fuentes naturales de energía, en vez de utilizar el carbón. Se aprovecha apenas un 20% de los recursos acuáticos de Sofía.

A modo de comparación, en los últimos 25 años el aprovechamiento de las fuentes de agua mineral ha disminuido en más del 50% y casi todos los baños minerales han sido cerrados. En lo que se refiere a la calefacción con aguas termales: hace mucho tiempo que ésta ya no se practica.

Adaptado por Darina Grigorova

Versión al español de Hristina Taseva