Cuatro días después de los sismos destructivos en Turquía, la esperanza de salvar vidas humanas no está perdida. Millones de personas han sido afectadas por la catástrofe. Miles están instalados en viviendas temporales y tiendas de campaña. Viven con el miedo de un nuevo sismo. Los trabajos de rescate continúan de día y de noche, los rescatistas paran solo cuando oyen a alguien gritando y pidiendo ayuda desde los escombros. Los familiares de las personas que se encuentran bajo las ruinas están cerca de los edificios derrumbados esperando poder abrazar a sus seres queridos. La esperanza a veces se justifica, pero en otros casos la ayuda no llega a tiempo.
A juicio de Mumun Topchu, que hace horas regresó de Adana, la causa está en el amplio territorio del sismo. Él recordó que Bulgaria estaba entre los primeros en prestar ayuda y esto es un motivo de orgullo entre los exiliados búlgaros en Turquía.
“La tragedia es enorme. La ayuda no puede llegar de inmediato, es que se trata de un territorio que es mayor que el de Bulgaria. Ha sido afectada una población de 15 millones de personas. Hay carretas y corredores de transporte destruidos. No es posible que prepararse para una tragedia como ésta pero puedo decir que Turquía logra gestionar la situación: en el lugar de los antiguos edificios serán construidos nuevos, pero lamentablemente el número de las víctimas sigue creciendo. Turquía no ha sido abandonada. Grupos de rescate y ayuda vienen de todo el mundo”.
Es motivo de alegría que Bulgaria haya sido uno de los primeros países en responder y enviar equipos de rescate. Los exiliados búlgaros en Turquía se sienten muy orgullosos de este hecho. Ellos viven sobre todo en las regiones occidentales de Turquía, como Estambul, la parte tracia del país, Izmir, Ankara y en la región de Bursa. En las regiones afectadas por el sismo hay exiliados de Bulgaria que están allí por cuestiones de trabajo, como profesores y médicos. Ya hay noticias de que entre los fallecidos hay también exiliados de Bulgaria”, ha señalado para Radio Nacional Miumiun Topchu.
No hay nadie en la región del sismo que no haya perdido a un familiar. Es lo que contó para Radio Nacional de Bulgaria el Prof. Ilker Choltu, de Adana, que es profesor de alemán en la Universidad de Chukurova. “Recibimos muchos mensajes de estudiantes y profesores heridos o fallecidos. El dolor es enorme y está por todas partes”. Hasta el 20 de febrero todas las clases han sido canceladas.
He aquí lo que cuenta el Prof. Ilker Choltu ante Sevda Diukianci, de la redacción turca de BNR.
“Nuestra ciudad consta de un casco antiguo y de una zona moderna. En el casco antiguo las casas son bajas, en la parte nueva hay bloques de viviendas de 20 e incluso de 30 pisos. El sismo afectó a estos edificios altos. En el casco antiguo las casas están intactas”.
Los requisitos contra terremotos han sido respetados, pero en un área pequeña han sido construidos edificios de 15 a 20 pisos. A nuestro juicio, la tierra no logró soportar este peso”, ha explicado el Dr. Ilker Choltu.
“Nuestra casa no está tan afectada, pero hay grietas y tenemos miedo de regresar. En estos momentos el Ayuntamiento organiza inspecciones para valorar el riesgo que corren los edificios. Estamos a la espera de saber cuándo podremos regresar”, es lo que ha señalado para Radio Nacional de Bulgaria Denitsa Iibuukurdzhu, de Gaziantep, agradeciendo a Dios que han sobrevivido físicamente.
“Muchas personas duermen en sus coches, cuenta Denitsa como testigo presencial. Se han habilitado campamentos de tiendas de campaña. Están abiertos muchos de los edificios públicos, como mezquitas, escuelas y salas de deporte, allí se han acumulado muchas personas. Se ha organizado el suministro de agua y alimentos pero ¿son suficientes para todos? Los medios de comunicación muestran imágenes horrorosas y espero que todos estén bien”.
Siguen sintiéndose sismos secundarios, precisa Denitsa. En sus palabras, los hospitales locales necesitan de equipos de calefacción y mantas.
“Hace mucho frío y las personas que han quedado sin nada, cuyas casas han sido destruidas completamente necesitan más ayuda. Cada ayuda está bienvenida. Quiero dar mis gracias a todos los búlgaros y no solo a ellos, todo el mundo ha activado sus esfuerzos para ayudar. Esto debe ser así, somos humanos y debemos ayudarnos. Gracias a todos”.
La enviada de la agencia de noticias búlgara BTA, Nora Cholakova, es testigo de las consecuencias destructivas del sismo del 6 de febrero en la ciudad turca de Pazardzhak.
“La situación es muy grave, hay edificios completamente destruidos. Cuando llegué a la ciudad las temperaturas eran muy bajas, de entre - 8 y - 10 ºC. Muchas personas duermen en tiendas de campaña, otros pasan las noches directamente bajo las estrellas. Los equipos de rescate intensifican su trabajo, pero para un gran número de personas no hay ninguna información. Ayer vi la terrible situación en la ciudad de Nurdaga, que está complemente destruida. No hay electricidad, no hay agua, los hoteles no acogen a nadie porque son altos y existe el peligro de nuevos sismos”.
Adaptado por Elena Karkalanova
Versión al español de Hristina Táseva
Fotos: EPA/BGNES
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