Alya es búlgara de nacimiento, española de costumbres e ilustradora de profesión. Gran parte de su vida transcurre en España y allí es donde nace también su blog, Cartoon Cooking, allá por 2009, el mismo que hoy, 14 años más tarde, se ve convertido en libro. Precisamente en ese blog Alya comienza a publicar por primera vez sus recetas dibujadas, sus experimentos culinarios y algunas curiosidades de la cocina búlgara, añadiendo para los más atrevidos unas pequeñas "clases de búlgaro para españoles", siempre a modo de diversión, por supuesto. Todo el contenido del blog está en castellano, que era el idioma que más usaba su autora en aquel momento. Después de haber pasado su infancia en España, Alya vuelve con sus padres a su natal Bulgaria, pero los recuerdos no la abandonan y al terminar sus estudios regresa a tierras españolas, esta vez para quedarse. Allí desarrolla su carrera como ilustradora, trabajando en diferentes ámbitos creativos. Y, 18 años más tarde, surge la idea de publicar sus recetas dibujadas en un libro – pero esta vez no sería en castellano, sino en búlgaro. Así ocurre que los sueños culinarios de antaño y su talento como ilustradora regresan con Alya a Bulgaria. Y nace el "Libro de cocina para niños grandes".
Con tantas vueltas de la vida, le preguntamos, ¿qué es para ti estar "en casa"?
"Es extraño", confiesa Alya, "Ahora que estoy de vuelta en Bulgaria, he descubierto que una parte de mi no puede evitar sentirse en casa aquí, en cierto modo, - pero hay otra parte, ligada más bien a los hábitos diarios, al habla y a las cosas aparentemente triviales de la vida, que en realidad tienen un peso mucho mayor de lo que uno puede imaginar – y que te hacen sentir "en casa" también en otro lugar, que puede ser distinto al de tu origen. Quizás yo tenga dos "en casa". Mi casa en lo cotidiano es, desde luego, España".
En cuanto a su camino profesional, ella explica que fue su padre – también artista –quien la introdujo en los ámbitos de la ilustración. Juntos trabajaron en un proyecto de 20 libros pop-up, donde él se encargaba de la ingeniería de papel y ella se responsabilizaba de parte de las ilustraciones. Así se inició en la profesión de ilustrador, para más tarde continuar en solitario. Volviendo al libro de recetas, la ilustradora comparte que cada página suya es fruto de una vivencia real - de ahí que la obra tenga un aire tan personal:
"Cada una de las recetas está relacionada con algo que he vivido, con un recuerdo o una historia. Por ejemplo, la receta de la mayonesa surgió de un anécdota, de cuando recién había empezado a emocionarme con la cocina, con 20 años. Por aquel entonces veía el programa de Karlos Arguiñano y un día le escuché decir: "Ahora, vamos ha preparar la mayonesa... " Hasta ese momento, yo creía (de verdad) que la mayonesa era algo que sólo se vendía en botes, y que sólo se podía comprar en los supermercados. Estaba tan impactada que en seguida tuve que dibujarlo. Así con todo... El mish-mash fue inspirado por mi abuela materna, y por cómo asaba ella los pimientos – eso ya queda ilustrado para la posteridad" – cuenta Alya, y le entra la risa.
Hablando de cocina búlgara, resulta que en España no es difícil encontrar productos típicamente búlgaros, ya que allí hay muchísimos búlgaros expatriados y ellos mismos han ido abriendo sus tiendas de alimentación donde poder abastecerse de los ingredientes autóctonos básicos. Preparar un plato tradicional búlgaro está ahora al alcance de la mano de cualquiera. Alya se mete en el papel de "relaciones públicas-culinarias" y dice que los españoles, por lo general, quedan encantados con la cocina búlgara.
"En España siempre están abiertos a propuestas gastronómicas nuevas. Algunas cosas pueden resultarles tal vez algo extravagantes – como, por ejemplo, la ensaladilla Blancanieves, de yogur y pepino. Pero una vez lo prueban, casi siempre les acaba gustando. Hubo un año que vino mi madre de visita y organizamos un pequeño taller de cocina búlgara donde enseñábamos cómo preparar algunos platos típicos, como la sopa de albondiguitas o el tíkvenik que aparecen en el libro. ¡Les encantó!"
Mientras Alya cuenta sus experiencias búlgaro-españolas entre risas, una cosa queda clara – el buen humor es la raíz de sus dibujos. Tanto es así que resulta inevitable sonreír al mirarlos. "Y es que", dice ella misma, "la manera en que dibujo es, supongo, la manera en la que vivo. Dibujo como pienso. No es que esté riendo o brincando todo el rato sin parar pero creo que esa es, por decirlo de alguna manera, mi actitud hacia la vida. " Dicho esto, le pregunto cuál sería entonces la clave para mantenernos así de positivos en el día a día:
"Cada situación, sea la que sea, deja en nuestras manos el decidir cómo considerarla. Es difícil ver el lado 'bueno' de una situación dolorosa, pero siempre tienes elección de verla desde un punto o desde otro. Incluso cuando se trata de un problema, puedes elegir seguir reviviéndolo una y otra vez – o elegir pensar: 'Vale, tengo este problema...¿cuáles podrían ser sus soluciones?¿qué es lo bueno que puedo hacer en adelante, con lo que tengo en mis manos ahora?".
Con este mensaje optimista nos despedimos de la risueña Alya Markova, para zambullirnos cuanto antes en sus irresistibles recetas dibujadas.
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