El 17 de abril de 1944, en pleno auge de las fiestas pascuales, 350 bombarderos estadounidenses y británicos lanzaron unas 2.500 bombas sobre Sofía poco antes del mediodía. Según testigos presenciales, junto con las bombas se lanzaron también "minas sorpresa" en forma de juguetes para niños. Sólo en Sofia murieron 128 personas y 76 resultaron heridas. Fueron destruidos 749 edificios.

La defensa antiaérea de la capital búlgara disparó 3.062 proyectiles y afectó a 9 bombarderos. A pesar de que estaban en composición reducida, los pilotos de caza búlgaros se lanzaron al cielo para proteger a la población civil y lograron derribar 15 bombarderos pesados, demostrando que el espíritu de lucha búlgaro no puede quebrantarse. Entre los ases del cielo figura el teniente Nedelcho Bonchev, quien consiguió derribar un B-24 Liberator con un tarán.

Este fue el segundo tarán en la historia de la aviación búlgara, después del logrado por el capitán Dimitar Spisarevski. Sin embargo, a diferencia de él, el teniente Bonchev logró salvarse poco antes de la colisión. Ese mismo día, antes de la medianoche, unos 30 aviones atacaron Plovdiv y la región de Plovdiv. También hubo ataques aéreos sobre los pueblos de Vidno, Iridzha, Tvarditsa y Gorichane, situados en la región de Dobrich.

Los bombardeos que duraron 6 meses no consiguieron obligar a Bulgaria a capitular, sólo despertaron el resentimiento y la ira de los búlgaros contra los Aliados y reforzaron los ánimos contra los británicos y los norteamericanos en el país.