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Sólo el crecimiento económico acelerado podrá salvar a Bulgaria de la catástrofe demográfica

En los últimos 10 años Bulgaria ha perdido un 11,5% de su población

Foto: BGNES

La población de Bulgaria sigue disminuyendo - no sólo por el bajo índice de natalidad, sino también por el hecho de que hay muchas personas que deciden abandonar el país por sentirse incapaces de encontrar la manera de ser felices aquí.

En la última década, la población de Bulgaria se ha visto reducida drásticamente: casi 850.000 habitantes menos, o sea un 11,5%  de la población. Este es el mayor descenso de habitantes en la historia reciente del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadísticas, los búlgaros en Bulgaria están por debajo de los 6,5 millones y tan sólo en un año se han ido al extranjero 35 000 de ellos. Bulgaria encabeza la estadística negativa de disminución de la población, en el ámbito de Europa.


Esta es una tendencia que va en aumento. El futuro se presenta cada vez más preocupante y, de no tomar medidas radicales, este proceso acabará siendo irreversible, advierten alarmados los especialistas. Por mucho que contemos con una estrategia demográfica – la elaborada en el 2012 con horizonre el año 2030 – esa no deja de ser una mera formalidad, comenta Valentín Saikov, presidente de la asociación “Iniciativa Ciudadana de Bulgaria 2050”. Según sus palabras, sería necesaria una reforma general en todos los ámbitos de la vida de los búlgaros: tanto en el ámbito social, como en el económico – sobre todo, en la economía.

”No podemos esperar que la tendencia demográfica se invierta, sin contar con un crecimiento demográfico más acelerado, que en unos diez años pueda sacar a flote a Bulgaria y alinearla con los índices de media europeos en cuanto a criterios fundamentales como el producto interior bruto, la productividad laboral o los ingresos medios”, continúa Saikov. “Para alcanzar el nivel europeo en el plazo indicado, necesitamos un ritmo de crecimiento anual de un 7-8%. De los 850.000 búlgaros que hemos perdido en esta década, 500 se deben a la tasa de crecimiento natural negativa – y los otros 350.000 son los que han abandonado el país, buscando una vida mejor en el extranjero. Resumiendo, los procesos migratorios sí pueden ser frenados, pero sólo si los búlgaros empiezan a recibir unos ingresos comparables con los del resto de los europeos, y se les proporciona así el estilo de vida al que aspiran.”


Un estudio de JPN Research revela que el 92% de las personas de entre 18 y 35 años de edad, siguen viendo su futuro quedándose en Bulgaria. Pero, al mismo tiempo, los jóvenes no están dispuestos a trabajar por un sueldo inicial de menos de 800 euros, subiendo consecutivamente a las 1150 euro.

El 49% de los encuestados ha declarado que, de tener un puesto de trabajo adecuado, no dudarían en volver a su país natal. La mayoría de ellos conocen Bulgaria como un país europeo.


“Esa barrera que tenían las generaciones anteriores –que hacían una duferencia entre “aquí” y “allí” – ya no existe para los jóvenes de hoy”, comenta para BNR Danio Dimitrov, director ejecutivo de JTN Research. “Cada vez se siente más la escasez de personas en el mercado laboral”, nos explica, y añade que este es el motivo por el cual más de 2 tercios de los encuestados invierten por su cuenta en estudios para elevar su cualificación.

Aun así, no serán suficientes las reformas económicas para retenerlos en Bulgaria. La amplia corrupción, la falta de justicia, la calidad de la educación y la falta de perspectivas empujan a muchos a emigrar. Es por eso que el cambio ha de abarcar todas y cada una de las esferas de nuestras vidas.

“Seguiremos perdiendo gente joven porque hace décadas que Bulgaria no tiene un ideal nacional propio”, dice Valentín Saikov. “No tenemos una idea común, que nos motive y que nos guíe, un objetivo que alcanzar como nación – y no como un conjunto de individuos. Nuestra tarea es la de unir fuerzas con nuestros colaboradores y elaborar una doctrina nacional búlgara que se emplee para encontrar una solución íntegra a estos problemas, que hace ya mucho superan las capacidades de los políticos búlgaros. Ellos recibirán esta solución como un producto acabado: un regalo de los ciudadanos.”


Los especialistas en datos demográficos denominan “desiertos antropológicos” las regiones donde la infraestructura se ha conservado pero no hay un número suficiente de habitantes. Desgraciadamente, esto es lo que depara el futuro para la zona noroeste de Vidin, con un tercio de la población mayor de 65 años. Allí también salta a primer plano la política regional con el propósito de evitar una catástrofe demográfica.

“Si, por ejemplo, las empresas locales que están registradas en el territorio de una localidad y que también desempeñan su labor económica allí, estuvieran exentas del Impuesto sobre Beneficios y tuvieran preferencia a la hora de aplicar para algún tipo de modernización, probablemente eso daría buenos resultados”, propone Rositsa Kirova, vicepresidenta de la Asamblea Nacional. “De esta manera, se crearían nuevos puestos de trabajo, que se podrían mantener a la larga, sobre todo si la exención del pago del impuesto estuviera ligado a un compromiso por parte de la empresa a continuar su labor por un mínimo de 10 años, y contratar al menos a 1 trabajador nuevo por año. Pero en primer lugar está la construcción de una infraestructura carretera para facilitar la llegada de la mercancía producida a los mercados. También es una prioridad que estas regiones tan castigadas encuentren apoyo por parte del estado”.

Digan lo que digan los políticos, el pueblo sigue siendo el barómetro más preciso para medir la actitud social. Son los ciudadanos los que tienen que vivir con las consecuencias de lo (no) solucionado por los representantes del gobierno de su país.

Estas son algunas de las opiniones de los ciudadanos de Vidin que hemos encuestado:

Encuesta de Isabel Borisova de BNR Vidin:

“Mi hijo está en Sofía porque aquí no hay trabajo. Él trabaja como personal sanitario pero el hospital se está muriendo y los sueldos son ínfimos. ¿Quién querría trabajar aquí?”

“En esta ciudad solían vivir 60.000 personas – ahora quedan menos de la mitad” comparte la mujer con un cociudadano suyo, y añade:

“Jubilados, empleados y policías – no hay más”.

¿Y cómo van a volver los jóvenes entonces?

“No volverán nunca”, afirma rotundamente uno de los locales, y otro añade: “La gente joven no volverá. Necesitan trabajo y unos sueldos dignos. No como los que ofrecen aquí y allá, que no dan para llegar a fin de mes – y ni hablar de hacer planes de futuro. Yo no veo evolución alguna. Venga la empresa que venga, al cabo de un tiempo siempre acaba yéndose a Rumanía o a alguna ciudad, más grande que esta.”

“Sin embargo, Vidin es una ciudad muy bonita”, se lamenta una señora mayor, “un parque y un río como estos dudo que los haya en otra parte de Bulgaria. Este es un lugar tan verde y tan vasto. Es silencioso y hay tanta tranquilidad aquí…Pero, qué más da, si no hay trabajo”.

Autor: Diana Tsankova

Versión en español: Alena Markova

Foto: BGNS, BNR- Vidin


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