La exposición "El patrimonio sumergido" ha sido preparada por etnólogos y presenta una serie de fotografías, incluidas algunas aéreas, de aquellos pueblos de Bulgaria que fueron despoblados para servir de terreno para la construcción de presas. "El patrimonio sumergido" abre sus puertas el 1 de agosto y se estará abierta al público hasta finales del mes de septiembre, en el vestíbulo del Museo Etnográfico del Instituto etnográfico y del folklore, perteneciente a la Academia búlgara de las ciencias.
Esta exposición es el resultado de un proyecto de 4 años, en el que han participado científicos de distintas áreas: la etnográfica, la del folklore y la de la geografía, incluidas. El equipo de científicos se dedicó a estudiar los restos de los pueblos desaparecidos, así como los recuerdos y relatos de quienes emigraron de cada uno de los lugares. Se trata de un proyecto de enormes dimensiones que abarca más de 70 poblaciones que ocupaban el territorio de lo que hoy son más de 20 presas. Esto supone encuentros con cientas de personas esparcidas por toda Bulgaria.
"Las escenas incluidas en la exposición, muestran también momentos de la construcción de las propias presas, gracias a fotografías tomadas del archivo de la Agencia estatal "Archivos"", explica la ayudante general e investigadora en el proyecto, la doctora Lina Guergova, a lo que añade:
"El término "sumergido" es, por supuesto, sólo una metáfora, ya que no hemos practicado buceo, sumergiéndonos con trajes de buzo en búsqueda de ese patrimonio perdido. Más bien, hemos tratado de desenterrar la memoria de las personas que habitaron esos lugares - sus historias personales y las de sus familias - el recuerdo de los pueblos que quedaron sumergidos bajo el agua."
A menudo, en pueblos como estos, los edificios públicos se siguen mantieniendo intactos. De ahí nacen leyendas acerca de tesoros escondidos en su interior, o de peces devoradores de hombres que los habitan. Los pescadores tienen infinidad de historias así. La mayoría de las presas son una muestra de los proyectos más ambiciosos de la ingeniería hidráulica en Bulgaria. Allí se añaden constantemente nuevas capas de suelo y el fondo no deja de transformarse, por eso es impensable que este "patrimonio sumergido" se pueda conservar y mantener vivo bajo el agua. En la exposición se pueden ver imágenes de viejos cementerios que sobresalen del agua en algunos puntos y que son, en realidad, los restos mejor conservados de estos antiguos pueblos.
Los etnólogos explican que el principal mérito de que estas pocas huellas materiales de los pueblos sumergidos hayan sido conservadas bajo las presas, es de las propias comunidades que viven en cada zona. Gracias a ellas, tenemos referencias de algunas iglesias y de los pocos lugares de culto que han quedado en los alrededores de los pueblos desaparecidos. También se han descubierto algunos de los restos durante las sesiones fotográficas aéreas en los bosques que bordean la orilla, donde está prohibido el acceso puesto que muchas de estas presas se utilizan para suministro de agua potable. Estas fotografías también se pueden ver en la exposición. "En general, la sensación de estar trabajando en "El patrimonio sumergido" es un poco como jugar a Indiana Jones - hay descubrimientos y nosotros, los etnólogos, nos hemos vuelto un poco arqueólogos", nos cuenta la doctora Lina Guergova:
"Otra cosa que nos llamó la atención como equipo, fueron las grandes distancias y las grandes decisiones que tomaban algunas de estas pequeñas, pero muy tradicionales comunidades - de trasladarse a lugares muy alejados. Otras de ellas, como las de los pueblos de Zhilovtsi, bajo la presa Ogosta; o Krapets, cerca del monte Vitosha y la presa Studena, optaron por cambiar la vida campesina por la de ciudad, yéndose a las fábricas y a las minas de la ciudad de Pernik, Montana o Berkóvitsa. Estos hechos están representados en unos 20 paneles de nuestra exposición. Ahí se pueden ver elementos del proceso de construcción de una presa - cómo se compensaba a la gente, los traslados, o las demoliciones de las casas. Así como el proceso de construcción de las nuevas viviendas, a menudo idénticas, que formaban barrios de aspecto monótono, como en los lugares de donde venían los migrantes.
Después, se puede observar cómo estos regresan en búsqueda de restos de su pueblo, y como se reúnen los descendientes en un intento de conservar al menos el recuerdo del pueblo destruido. Hemos preparado varias vitrinas donde se muestran los pocos objetos que se han salvado del pueblo de Eleshnitsa - que se quedó en la orilla pero fue igualmente vaciado y destruido para posibilitar la construcción de la presa Piasachnik (en la localidad de Plovdiv), y también se muestran objetos del pueblo de Zhrebchevo (Bulgaria central), que cedió su nombre a la presa homónima."
En realidad, el tema de la exposición "El patrimonio perdido" no acaba en el vestíbulo de Museo Etnográfico de Sofía. En otoño, la exposición visitará a los antiguos habitantes de los pueblos hundidos de Bulgaria donde despertará recuerdos y será motivo de reflexiones. Y, para los científicos de la Academia búlgara de las ciencias, la conclusión de este proyecto será el punto de partida para el siguiente: el de los pueblos vaciados en la actualidad, cuyo destino resulta ser muy similar al de los pueblos sumergidos, aunque por motivos diferentes - y por los tiempos que vivimos.
Fotos: iefem.bas.bg
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