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Karen Alexañán: el armenio que nos recuerda que el alfabeto cirílico es sagrado, y que Pliska es una ciudad de culto universal

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Karel Alexañán
Foto: archivo personal

A primera vista no hay nada inusual en el hecho de que un extranjero haya visitado nuestro país, haya encontrado aquí su compañera de vida y, enamorado de Bulgaria, haya elegido establecerse, y convertir este lugar en su segunda patria. Fue así como, hace 30 años, un empresario de Armenia vino a visitar Bulgaria por tan sólo una semana para que después su destino tomara un rumbo totalmente diferente. Esta es la increíble historia de Karen Alexañán, que se establece en Bulgaria allá por el año 1993 donde forma una familia y acaba  fascinado por la escritura, la historia y la cultura búlgaras, convirtiéndose en su más devoto promotor y tratando de popularizar nuestras virtudes de cara al mundo, por todas las vías posibles.

En el 2015 Alexañán adquiere un terreno y funda por sus propios medios el complejo histórico-cultural "El patio del alfabeto cirílico" en la ciudad de Pliska (cerca de Shumen). En este museo - único en el mundo - dedicado al alfabeto cirílico, el armenio coloca esculturas de las letras cirílicas y también monumentos a Cirilio y Metodio, y al Santo Zar Boris Bautista de los Búlgaros. Más tarde, en el mismo lugar, Alexañán crea también el Paseo de los Escritores donde se encontrarán, además de muchos artistas notorios búlgaros, otros tantos autores extranjeros, que se sirvieron de las letras búlgaras en sus obras.

El armenio cree firmemente que el cirílico es un alfabeto de origen cristiano, creado con el fin de utilizarse para escribir la Biblia, lo cual convierte a todos y cada uno de los 30 caracteres cirílicos en símbolos sagrados. Esta es la creencia que le motiva a comprar aquel terreno y conseguir un préstamo bancario para construir el "Patio del alfabeto cirílico".

"Nadie sabe quién creó el abecedario griego, el latín fue creado por paganos y el cirílico por santos: los Siete Santos Letrados de Bulgaria", comenta Karen Alexañán. Hoy estas letras son empleadas por unas 50 millones de personas en el mundo - de alrededor de 200 nacionalidades.

Desde que se inauguró "El Patio del alfabeto cirílico", hace 8 años, ha sido visitado por más de 200.000 visitantes tanto nacionales como extranjeros y, según Karen, este sitio debería ser visitado por todo búlgaro para comprender la herencia histórica que posee y enorgullecerse de ella.

"Los extranjeros, incluidos los huéspedes de delegaciones oficiales, que han podido conocer los hechos históricos que rodean nuestra escritura, muestran ahora un mayor respeto por Bulgaria y por el pueblo búlgaro. Sin embargo, a día de hoy sigo sin haber recibido ni apoyo moral, ni subvención alguna de las instituciones oficiales búlgaras", nos cuenta con amargura el ciudadano armenio.

Por otro lado, Karen Alexañán es portador de una serie de distinciones en el territorio de Bulgaria y también fuera del país. Pero, a pesar de sus incuestionables logros en cuanto la divulgación de la cultura búlgara de cara al mundo, Karen continua residiendo en Bulgaria bajo el estatus de "extranjero con residencia permanente". Esta es la razón por la cual fue creado, de la mano de algunos ciudadanos célebres búlgaros y promotores de la cultura autóctona, un comité de iniciativa que, en el 2021, tras reunir un enorme apoyo popular, presentó ante el presidente de Bulgaria la petición de conceder la ciudadanía búlgara a Karen Alexañán. Él mismo nunca habría expresado abiertamente este deseo suyo por evitar las trabas burocráticas o, tal como él mismo se refiere a ellas, "la arbitrariedad  administrativa" - una realidad con a la que se enfrentan otros tantos en su misma situación.

"Este es un éxito de la ciudadanía búlgara, ya que el pueblo consiguió imponerse ante la administración y gracias a ello hoy he recibido la ciudadanía búlgara" (el 06.06.23). Pero hay que actuar - no son necesarias demasiadas palabras. Todos los extranjeros que han solicitado la ciudadanía llevan esperando su permiso desde hace 4 o 6 años como mínimo. Hacen cola desde las 4 de la mañana, se enfrentan a la actitud hostil de los administrativos y en una gran mayoría de casos, su petición es denegada. En mi caso, fueron recogidas las firmas de más de 10 000 personas que apoyaron mi candidatura a la ciudadanía junto a este grupo de intelectuales, y aún así el proceso se alargó más de 2 años. ¿ Qué pueden esperarse entonces el resto de personas, normales y corrientes, que no son respaldadas de la misma forma por la iniciativa ciudadana? Por esto es que debe ser modificada la ley en Bulgaria. La ciudadanía búlgara debería concederse rápidamente y con prioridad, al menos a los búlgaros de Besarabia, ya que estos pueden recibir mucho antes la ciudadanía rumana".

Finalmente, el amor y el particular cariño de Karel Alexañán por Bulgaria podría resumirse en un sólo nombre: Pliska. Según el armenio, esta ciudad contenía la memoria entera de la grandeza del país búlgaro ya desde los primeros siglos de su fundación. Por eso Karen, indignado ante el estado actual de la ciudad de Pliska, trata fervientemente de despertar la sociedad búlgara que parece haber olvidado estos lugares marcados por los momentos más gloriosos de su historia. "No hay excusa. Todos somos culpables de que durante siglos enteros Pliska ha permanecido en el olvido y que en esta ciudad no ocurre nada", comenta Karen, y añade:

La gran basílica de Pliska

"Ahora todos nosotros, juntos, tenemos el deber de popularizar esta ciudad, puesto que ese es el verdadero rostro de Bulgaria. Ha llegado el momento de que el pueblo búlgaro entero se una para ejercer presión sobre las autoridades - si éstas no presentan su apoyo - y convencerlas de que es necesario restaurar la Gran basílica de Pliska, que es como una madre para la iglesia búlgara en su totalidad. Porque existe incluso un dicho: que Bulgaria retomará el buen camino cuando se restaure la antigua basílica de Pliska.

Hoy esta se ha conservado, pero no es una iglesia así lo que necesitamos. En un templo se ha de entrar para encender una vela o para rezar. Nosotros necesitamos mucho más que deleitarnos con unas ruinas bien conservadas. Necesitamos una iglesia restaurada para entrar en ella e inclinarnos, como lo hacían hace más de 10 siglos. Si no es esta una prioridad nacional, ¿cuál sería si no?

Autor: Guergana Mancheva 

Versión en español: Alena Markova 

Fotos: dvornakirilicata.bg, Facebook / dvornakirilicata, Facebook / Karel Alexañán, BNR Shumen



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