Aficionado al alpinismo, Peter Sapundzhiev pasa mucho tiempo en la montaña. Conoció las actividades del Instituto Antártico Búlgaro mientras trabajaba en un dispositivo de medición necesario para la base búlgara en el continente helado. Fue "la maravilla, el asombro y la magia de este lugar" lo que le hizo volver a la Antártida.
"Cualquiera que vaya allí por primera vez queda inevitablemente cautivado por esta naturaleza única e irrepetible y la experimenta de forma diferente", afirma el especialista. La primera vez suele ser la más emotiva. En el ámbito profesional, este campo de investigación antártica también es muy apasionante. Como ingeniero de la base, me ocupo del sistema eléctrico y de la instrumentación científica. Empecé a trabajar con grupos de científicos, gente que se dedica a la geofísica, a los glaciares, y así es como tomaron forma algunas ideas concretas".
Peter Sapundzhiev habló con pasión de su trabajo en electrónica:
"Lo que me ha inspirado desde que era pequeño es utilizar la electrónica como medio para crear algo creativo, exploratorio, como si se tratara de añadir otro sentido, otra forma de explorar el mundo que nos rodea. Me dedico sobre todo a la electrónica de medida, a fabricar dispositivos específicos que hacen funciones concretas e investigan algunos parámetros. Luego analizamos esos datos y a través de eso entendemos más sobre los procesos y fenómenos que nos rodean".
En los últimos 35 años Bulgaria es el único país balcánico con una base en la Antártida
En su actual misión en la Antártida, Peter Sapundzhiev participa en dos proyectos. El primero está relacionado con el estudio de la energía solar en el territorio de la base. "Esto nos ayudará a diseñar de manera más eficiente y a optimizar nuestros suministros de energía solar para hacer funcionar la instrumentación que necesitamos para nuestras actividades de investigación", explica.
La tarea del sistema solar consistirá en monitorear la cantidad de energía solar que incide sobre una unidad de superficie desde diferentes ángulos. Se espera que los primeros datos lleguen dentro de un año. "Cuando sepamos cuánta energía recibe el sistema, podremos determinar matemáticamente su estado y cómo debemos optimizarlo para que funcione durante los días oscuros. El invierno antártico solo tiene 2-3 horas de luz al día", añade Peter Sapundzhiev.
El segundo proyecto está relacionado con el movimiento de los glaciares, "un ecosistema extremadamente delicado", según el investigador.
"Nuestra base está rodeada de glaciares, y estos, a su vez, reaccionan a todos los cambios que se producen en el mundo", continúa Peter Sapundzhiev. "Las cosas están interconectadas: no solo los cambios climáticos, sino también muchos cambios en la naturaleza, forman una cadena conectada. Por eso, el estudio de los glaciares proporciona mucha información sobre los procesos locales y globales. En definitiva, los glaciares son estructuras extremadamente impresionantes, poderosas y majestuosas. Mi tarea consiste en crear un sistema fotográfico autónomo que capture de manera confiable partes seleccionadas de un glaciar todos los días, durante años, en las duras condiciones de Antártida. Al obtener estas imágenes, podremos aplicar distintos métodos de procesamiento y, a medida que se alineen y aceleren, podremos ver cómo se mueven los glaciares".
A partir de la información extraída, será posible evaluar las velocidades de desplazamiento, observar cómo se mueven las distintas zonas entre sí y estudiar el relieve bajo los glaciares.
Peter Sapundzhiev añade que las velocidades y el deshielo de los glaciares revelan parte del rompecabezas del cambio global: "Sin duda, los glaciares se están derritiendo ahora; la cuestión es hasta qué punto está causado por la actividad humana y hasta qué punto forma parte de algún ciclo natural normal. Se está haciendo un gran esfuerzo para responder a estas preguntas".
Y mientras los científicos intentan trazar un panorama global del mundo en el que ya vivimos, con sus nuevos retos y amenazas, pero también con esperanzas de un salto de calidad en muchas áreas del conocimiento, es responsabilidad de cada uno de nosotros actuar conscientemente, porque incluso la más pequeña intromisión contra la naturaleza tiende a multiplicarse mil millones de veces.
La Antártida y sus invisibles moradores suscitan el interés de los científicos jóvenes búlgaros
Texto de Diana Tsankova (ha sido usado el reportaje desde la Antártida de Marina Velikova, del programa Horizonte de la Radio Nacional)
Versión al español de Borislav Todorov
Fotos: Marina Velikova, BTA
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