Según datos recientes, la demanda de vino está creciendo a un ritmo acelerado en los mercados mundiales. Se argumenta que la preferencia de los clientes por bebidas sostenibles y respetuosas con el medio ambiente es la razón principal. Hay una nueva tendencia en el sector vitivinícola: la integración de tecnologías modernas para mejorar la calidad, así como el aumento del comercio electrónico.
En este contexto, sin embargo, Bulgaria, que fue líder en producción y exportación de vino en la década de 1980, se está convirtiendo en importador debido al elevado coste de la producción nacional embotellada, así como al bajo consumo de vino en el país.
En 20 años, la producción de vino búlgaro se ha reducido a la mitad, llegando a 80 millones de litros. Sin embargo, las importaciones están en aumento y, en términos monetarios, las ventas superan los ingresos de la exportación de vino búlgaro al extranjero.
Con el telón de fondo de estos datos sobre volúmenes de producción de vino cada vez menores, el número de pequeños productores de vino en Bulgaria está creciendo y ya supera los 350. Cada vez aparecen más pequeñas bodegas boutique que ofrecen vino de calidad y aspiran a una posición de liderazgo en los Balcanes. Así, están creando un ambiente propicio para el desarrollo del enoturismo en Bulgaria.
Las rutas del vino en el valle de Tracia nos llevan al pueblo de Brestovitsa, que ostenta con orgullo el título de "Capital del Vino de Bulgaria". La mayoría de las variedades de uva tinta cultivadas en Bulgaria se concentran en el valle de Tracia, entre ellas la famosa Mavrud, pero también las menos comunes Rubin y Pamid.
Brestovitsa, con una población de alrededor de 4 mil habitantes, es uno de los pueblos más grandes de la región de Plovdiv, ubicado a solo 17 km de la ciudad. En la década de 1930, los cooperativistas de Brestovitsa construyeron su propia bodega, diseñada por ingenieros franceses. Este edificio clásico de la tierra francesa ha perdurado hasta nuestros días.
La historia de la bodega de Brestovitsa ha experimentado diversas vicisitudes. En primer lugar, fue nacionalizada en los años 40, pero luego, tras los cambios en Bulgaria, fue devuelta a la cooperativa local. Aunque el edificio de la bodega está programado para ser renovado en fases en un futuro cercano, sigue funcionando tal y como fue construido hace 90 años. "También estamos trabajando en el desarrollo del enoturismo en Brestovitsa. Por eso, planeamos construir una nueva y más grande sala de catas y una tienda en la bodega para vender nuestro propio vino", afirma Krasimir Patishanov, presidente de la cooperativa vitivinícola de Brestovitsa.
"Es un segmento del negocio del vino que tiene un enorme potencial y seguimos trabajando en el desarrollo del enoturismo junto con nuestros colegas de Brestovitsa y la región. Hemos establecido rutas del vino y elaborado mapas que conectan Plovdiv con las bodegas de los alrededores y la región de los Ródopes. La filosofía de nuestra bodega se centra en las variedades tradicionales búlgaras, una estrategia que seguimos desde hace décadas. Por eso, las principales variedades que desarrollamos aquí son Mavrud, Rubin y Pamid. Hace 13 años asumimos la misión de revivir la variedad tradicional búlgara, la Pamid, y en los últimos años hemos ganado seguidores, incluso otras bodegas están produciendo Pamid. Además, contamos con un Museo del Vino en Brestovitsa. Por iniciativa de las bodegas, el ayuntamiento y el Ministerio de Turismo, nuestro pueblo ha sido oficialmente reconocido como la Capital del Vino de Bulgaria".
La gente mayor de Brestovitsa recuerdan que hace 80 años había 25 000 decáreas de viñedos en el pueblo. Hoy en día, no hay más de 15,000, y gran parte de ellos son variedades de postre. A lo largo de los años también ha habido una política de arranque intencionado de viñedos, pero al menos en Brestovitsa la producción de vino está floreciendo. La gente está volviendo a los medios de vida típicos del pueblo, se están plantando nuevos viñedos y no hay familia que no tenga su propio viñedo y vino casero en la bodega. El vino de Brest es ahora conocido en 4 continentes: en Europa, Asia, América del Norte y del Sur. Cada año se presenta también en la prestigiosa exposición de Düsseldorf (Alemania), donde hay una selección especial de participantes (se celebrará del 10 al 12 de marzo).
"Hace años apostamos por los mercados emergentes de China, Japón y Vietnam. Allí se encuentran nuestros principales clientes", explica Krasimir Patishanov a Radio Bulgaria. "Sin embargo, en los últimos años, las restricciones en torno a la pandemia y los conflictos bélicos han creado un ambiente desfavorable en general. Antes de la pandemia, vendíamos hasta 70-80 mil botellas al año, y solo en China. Espero que el vino búlgaro tenga futuro en estos mercados, porque si triunfamos allí, triunfará toda la industria vinícola de Bulgaria".
Versión al español de Borislav Todorov
Fotos: Facebook.com/brestovitsawinery.eu, Pixabay
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