Hoy se cumplen exactamente 20 años desde la adhesión de Bulgaria a la OTAN como miembro de pleno derecho. Si la decisión tuviera que tomarse hoy, el 56% de los búlgaros votarían a favor de la permanencia del país en la Alianza, mientras que el 28% opina que no debe formar parte de la organización. Es lo que muestran los datos de una encuesta realizada entre los ciudadanos de los países miembros de la OTAN, recogidos en el informe anual sobre el estado de la organización de cooperación militar en 2023 que fue publicado hace días.
El inicio
Por primera vez el asunto político que atañe la adhesión del país al Tratado del Atlántico Norte entró en la agenda del Parlamento búlgaro el 23 de junio de 1990. Fue planteado por el diputado Solomon Passy, quien a consecuencia se convirtió en el principal mediador para la adhesión búlgara. El 6 de julio del mismo año mediante la llamada Declaración londinense, los líderes estatales y gubernamentales de la Alianza enviaron una invitación a Bulgaria a establecer lazos diplomáticos regulares con la OTAN que el país aprobó siete días después. Los pasos que condujeron a la izada de la bandera búlgara al lado de las banderas del resto de los países miembros del Tratado del Atlántico Norte llevaron más de un decenio. En 2004 Solomon Passy, como ministro de Exteriores, presenció la sesión extraordinaria del Consejo del Atlántico Norte en Bruselas en la cual los representantes permanentes de los doce países miembros de la OTAN firmaron los protocolos para la adhesión de Bulgaria, Estonia, Letonia, Lituania, Rumanía, Eslovaquia y Eslovenia. El 29 de marzo de 2004 la Asamblea Nacional de Bulgaria ratificó estos documentos con lo cual fue ultimado el procedimiento para la adhesión de Bulgaria a la OTAN.
El balance
Dos decenios después de esta fecha histórica hemos buscado a dos expertos en defensa y seguridad nacional para hacer un balance sobre el tema. Para Radio Bulgaria ellos comentaron los retos que afrontó la Alianza en este periodo y que no eran pocos: los talibanes, Estado Islámico, los yihadistas, los revolucionarios, la Primavera árabe, el terrorismo motivado por la religión, los inmigrantes, el flujo migratorio, los ataques híbridos y la delincuencia cibernética, el conflicto en Ucrania que comenzó en 2014 y que obtuvo dimensiones de agresión militar rusa hace dos años, la guerra en Oriente Próximo y la tensión en el mar Rojo.
Es categórica la conclusión de que la decisión para la adhesión a la OTAN es un momento clave de la historia búlgara más reciente. Los provechos para el país van en distintas direcciones: en el plan económico, militar y político, a juicio el ex ministro de Defensa Ánguel Naydenov.
“En plan político podemos ver los resultados en el hecho de que el país es un participante directo en la toma de decisiones y puede incidir en el desarrollo de la política de seguridad y de defensa de la Alianza. En segundo lugar, Bulgaria es un país que prácticamente participa con representantes suyos en todas las estructuras políticas y militares de la Alianza, en todos los comandos y en todos los comités, señala Ánguelov. En el ámbito militar Bulgaria ha recibido y sigue recibiendo las garantías más fiables para su seguridad. Por otro lado, como Estado y como fuerzas armadas podemos contar con habilidades militares que no podemos adquirir y desarrollar.
Además, en distintas misiones y operaciones fuera de Bulgaria han participado en todos estos años unos 18 000 militares búlgaros. Ellos obtuvieron experiencia militar, un nivel más alto de compatibilidad operativa, y habilidades para trabajar en un medio multinacional. Las dimensiones económicas, a mi juicio, se definen por el acceso a recursos y fondos que permiten la modernización, incluida la de la infraestructura militar”.
A pesar de esto, el ex ministro de Defensa reconoce que no todas las reformas llevadas a cabo en el ejército búlgaro han sido positivas.
“Un indicio negativo en primer lugar fue el hecho de que los medios que quedaban como consecuencia de los recortes de personal y de equipos técnicos de combate en vez de orientarse a la creación de un ejército moderno, apto para combatir y efectivo, fueron utilizados en otros sectores en el periodo de 2004-2005 a la parte.
Los pocos medios que se asignaban a la modernización no se orientaron a la creación de capacidades para el combate y para las distintas unidades militares y en realidad la modernización y el rearme comenzaron a llevarse a cabo a finales del periodo de 20 años de adhesión de celebramos.Por esto hoy a pesar de que tenemos bases para mirar con optimismo, los problemas de nuevo son la demorada modernización, los equipos técnicos obsoletos y la escasez de personal.
El presidente del Foro de Seguridad de Sofía, Yordan Bozhilov recuerda que aparte de la obtención y la implementación de los nuevos equipos técnicos, un asunto importante para la compatibilidad operativa del Ejército búlgaro sigue siendo la atracción de nuevo personal:
“Resulta un verdadero reto reclutar personal para el ejército cuando la economía se desarrolla y cuando el sector privado puede dar más posibilidades. Por esto nosotros debemos pensar cómo elevar los salarios y cómo hacer más atractivo el servicio en el ejército, cómo incrementar su importancia en la sociedad para que venga un mayor número de personas jóvenes. No se trata solamente de atraer personas. Esta gente debe estar motivada y debemos tener garantías de que cumplirá con sus deberes militares. Para que esto suceda hace falta una clara visión”.
Fotos: BGNES, Ministerio de Defensa, US Department of Defense
Traducido y publicado por Hristina Táseva
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