“Una vez en Bolonia hicieron un edificio de helado en la Plaza mayor y los niños venían desde muy lejos para darle una chupadita”, con estas palabras comienza el relato El edificio de helado del libro Cuentos por teléfono de Gianni Rodari, uno de los más queridos escritores infantiles. Hoy en Bolonia, al lado de la plaza mayor también se puede comer helado, pero el palacio de la risa e imaginación infantil están fuera de la ciudad, allí donde anualmente se desarrolla el más importante evento de literatura infantil en el mundo: La feria del libro infantil.
Su edición 61 comienza el 8 de abril y este año durará hasta el 11 de abril. Tomarán parte en ella casi 1 500 editores, autores e ilustradores de más de 90 países. Un año más entre ellos estará Bulgaria con sus mejores libros infantiles del último año.
“El foro allí es sumamente grande y respetado, dice en una entrevista especial para Radio Bulgaria Venka Ragina presidenta de la Asociación Cultura y letras. Por primera vez Bulgaria tendrá la posibilidad de presentarse de una manera mucho más digna, con un pabellón de 64 metros cuadrados y una exposición titulada Alegría, tristeza y esperanza. 25 ilustradores de libros infantiles”, que es uno de los más importantes elementos para presentar el libro infantil búlgaro en su plenitud. En realidad, es la segunda participación de Bulgaria con pabellón estilizado lo cual garantiza que habrá una visibilidad para la cultura búlgara y la edición de libros”.
“Los autores búlgaros fueron menospreciados durante mucho tiempo”, reconoció hace tiempo el editor y traductor Manol Peykov para BNR. Siempre han sido editados autores extranjeros si bien en una selección muy limitada. Hasta hace poco tiempo en Bulgaria existía una estética consolidada: la de la ilustración de los cuentos populares rusos y la ilustración 3D hollywoodiense muy similar a ella. Los precios eran el otro elemento muy importante en el género ya que se creía que los libros infantiles deben ser muy baratos. En el último decenio aparecieron unas editoriales más pequeñas y entusiasmadas que comenzaron a editar libros para niños en el alto segmento”, dice categórico Peykov.
“El libro infantil es una bestia muy peculiar”, dice el editor Dimitar Rikov, citando la autobiografía del músico Bruce Dickinson.
“Depende cómo enfocamos el libro infantil. Lo bueno que ofrece Bolonia es que se dan una cita las distintas corrientes artísticas porque la verdad es que lo importante en los libros infantiles son las ilustraciones, las distintas visiones de los pintores del mundo entero a veces se oponen, a veces mantienen diálogo. Lo que nos interesa a nosotros, los búlgaros, son los dibujos más clásicos, del tipo eslavo, próximos a la estética de países como Polonia, Lituania, Eslovenia, Ucrania. Estas ilustraciones se entienden mejor, están más cerca de los corazones de los padres. Muchos pintores búlgaros trabajan con editores extranjeros”.
¿Sobre qué debemos llamar la atención de los niños que crecen en el medio de la inteligencia artificial? Debatirán un tema similar los expositores en Italia este año. Los niños hoy son distintos de nosotros y parece que prefieren cada vez más nuevas historias originales para el mundo y todo lo que nos rodea.
“El mercado dicta la necesidad de nuevas reuniones con nuevos protagonistas ya que los niños están cansados de las historias bien conocidas en las cuales los malos comen quienes que no se portan bien y los buenos los salvan al final. El cuento puede ser muy divertido y aleccionar de una manera poco estándar. Los niños buscan este tipo de libros.”
La mayor fuerza del libro infantil es reunir los niños y los padres en el mismo lugar, los niños sentirán la lección de una manera, los padres encontrarán un sentido muy distinto en ella, pero al final todos deben sonreír”, opina Dimitar Rikov.
Fotos: Facebook /Bologna Children's Book Fair, Manol Peykov, Аsociación Cultura y LetrasTraducido y publicado por Hristina Táseva
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