Él es artista, pero también filósofo. Le gusta contar historias en colores, y también escuchar historias en forma de melodía. Él es Rumen Statkov y el pasado 17 de octubre presentó su última exposición titulada "Baile", en la Galería Nirvana de Sofía.
"Son cuadros hechos para mi público. Él me los ha pedido", admite el pintor ante Radio Bulgaria. La exposición es una continuación artística del ciclo de pinturas que expuso el año pasado en el mismo lugar, bajo el título "Un caprichoso torbellino de trazos", que describía de forma abstracta el enjambre en el que vivimos en la sociedad actual. Hoy el torbellino es ya una danza de diferentes técnicas, colores y matices de la vida del ayer, el hoy y el mañana. Un movimiento de figuras humanas como prueba de vida, distribuidas en 40 paneles artísticos impregnados de positividad y de esperanza.
"En realidad, lo que buscaba transmitir con “Baile” es nuestra presencia humana en nuestra 'matrix'. Aquí presto atención sobre todo al dibujo y a la instantaneidad del movimiento de una figura. Como dijo un artista amigo mío: "Rumen, ¡has conseguido tanto con tan poco!". Es precisamente esta simplicidad la que quise emplear para poner énfasis en la línea y en el movimiento. La verdad es que todo lo que se mueve es un signo de vida. Es decir - donde haya movimiento, hay vida. Yo prefiero destacar lo positivo: mantenerme más cerca del amor, de la alegría, de la razón. Y que estas figuras no parezcan moverse como seres torturados bajo los bombardeos de hoy, sino todo lo contrario, que se muevan precisamente porque en la vida existen ambas cosas: porque en un mismo momento puede estar, desgraciadamente, cayendo una bomba en algún lugar del mundo y, a la vez, en otro lugar, la gente puede estar bailando y amándose. Mientras que en un tercer lugar, alguien podría estar haciendo algo completamente diferente. El nuestro es un mundo muy extraño, pero esta exposición es, a fin de cuentas, una exposición optimista".
Rumen Statkov es uno de los artistas que creen que es precisamente el arte, y no la belleza, lo que salvará el mundo. Y él participa activamente en esta "salvación". Hace exactamente 30 años, invitado por la periodista Neri Terzieva y el director de televisión Hacho Boyadzhiev, el artista hizo su primer intento de "traducir" la música clásica y folclórica búlgara sobre un lienzo, o concretamente, sobre un cristal.
En 1994, Statkov pintó cuadros en directo en un proyecto de la BNT al fondo de una actuación de Boris Hristov junto al conjunto musical Filip Kutev. Estos conciertos de música y pintura continuaron celebrándose esporádicamente hasta el año pasado, cuando empezó a aumentar el interés del público hacia ellos. Este año se han convertido en la base de todo un festival que lleva el nombre de "Pintores musicales".
"Yo soy capaz de oír aisladamente cada instrumento y eso me ayuda mucho a la hora de pintar", explica el artista. “La verdad es que lo que hacemos es muy auténtico, muy espontáneo y totalmente “en vivo”, en frente de la gente. Es sincero, y es maravilloso. El 22 de octubre inauguramos el festival “Pintores Musicales” en el Club Militar Central. Este nombre no fue elegido al azar. Es una simbiosis entre artes, con la idea de que dentro de unos años se convierta en una referencia para la manera en que retratamos nuestro mundo".
El programa del festival durará hasta el 20 de noviembre e incluirá recitales de músicos consagrados, así como de jóvenes artistas emergentes que promueven la cultura búlgara por todo el mundo. Hasta finales de noviembre la exposición "Baile" estará abierta al público en la Galería Nirvana.
Para finalizar nuestro encuentro, Rumen Statkov se despide con una reflexión más allá del arte: "En cuanto al baile y al ritmo, lo importante es tenerlo", dice, y añade: "Incluso bailar en tus pensamientos no está nada mal, porque eso no deja de ser una forma de movimiento. Y el movimiento ...es vida".
Autor: Vesela Krasteva
Versión en español: Alena Markova
Fotos: Vesela Krasteva
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