Resumir sucesos de todo un año en unas cuantas líneas sin duda es un reto, sobre todo si lo hacemos en el plano político. Los búlgaros ejercieron su derecho a voto dos veces durante el año, en junio y en octubre, a causa de las elecciones parlamentarias anticipadas que se han convertido en una tradición en Bulgaria. El primer voto era “2 en 1” ya que el país eligió a los representantes búlgaros en el Parlamento Europeo, pero a diferencia de ellos, que ya llevan medio año trabajando, sus colegas en el Parlamento nacional no lograron cumplir su labor y formar un Gobierno regular y enviaron al país a nuevas elecciones anticipadas en octubre.

Hoy, casi dos meses después de las elecciones, todavía no hay un Gobierno regular, a pesar de que el diálogo y las expectativas para un Gobierno son más bien esperanzadores. Una de las importantes causas de formar un Gabinete regular es la necesidad, a juicio de algunos analistas, de revisar el Presupuesto Público para 2025, propuesto por el actual Gobierno interino. 

“El Presupuesto Público en su forma actual parece muy despilfarrador para un país que no puede permitirse tales gastos. Por esto espero que haya un Gobierno con una clara mayoría que se oponga a esto y esperamos que la política no comience a influir en las finanzas porque puede resultar que no solo el Presupuesto, sino toda la vida económica son rehenes del hecho de que el país no tiene un Gobierno regular”, señala en entrevista para Radio Bulgaria el sociólogo en la nueva agencia sociológica Myara Parván Simeonov. El Presupuesto continúa la práctica de asignar dinero a distintas esferas donde faltan reformas por lo cual un grupo de la sociedad se enfrenta a otro”.

La noticia positiva, que era un alivio para los políticos y alegró al empresariado y a los ciudadanos a finales de 2024, es la adhesión de pleno derecho de Bulgaria al espacio Schengen que tendrá lugar oficialmente dentro de pocos días, el 1 de enero de 2025. “La adhesión a Schengen es algo con lo cual podemos saludarnos realmente, un paso de la integración europea de Bulgaria, pero es poco probable que el amplio público lo conciba como un éxito”, señala Parván Simeonov.   

El logro de este objetivo nacional no significa que debemos dejar de aspirar a nuevos logros, dice convencido el sociólogo y señala a dónde deben orientarse los esfuerzos de los políticos y de la sociedad:

“Uno de los objetivos es el recorte de los medios gastados de manera deficiente. Lo digo en el contexto de la conversación sobre el Presupuesto que se mantiene en estos momentos. El segundo objetivo debería ser la disminución de las desigualdades sociales y regionales en el país, como parte de una política más común orientada al bienestar del capital humano en el país. El tercer objetivo nacional, si bien muy abstracto, es que cada sector en Bulgaria debe generar las llamadas historias sobre éxito. El país debe comenzar a insuflar autoestima en las personas cuanto antes ya que la autoestima es lo que escasea en estos momentos”.

A juicio del historiador israelí, Yuval Noah Harari “la falta de diálogo y entendimiento hacia los otros puntos de vista significa que no hay una democracia operante”. Este síntoma es mundial, pero lo observamos en Bulgaria, desde comienzos de la pandemia en 2020. ¿Es posible hacerle frente? 

“Siempre soy optimista ya que sé que el futuro será tal como nos lo hagamos y la realidad social en que vivimos es resultado de nuestros esfuerzos, pero esto está vinculado asimismo con la motivación”, dice categórico el politólogo Strahil Deliyski. Sí, la característica calve de las sociedades democráticas es la habilidad de dialogar. Sin embargo, esta es función del entendimiento y del reconocimiento de la igualdad política. En un régimen en el cual distintos grupos de la sociedad se autodefinen mediante el conflicto con otros grupos distintos de ellos la democracia no puede suceder. Los problemas de la diplomacia moderna son profundos y complicados ya que ésta está llamada a regular relaciones políticas en un sistema social como el capitalismo del siglo XXI. Por esto creo que aquí se trata de una conversación muy seria sobre el lazo entre el capitalismo y la posibilidad de que los problemas entorno a éste sean regulados de una manera democrática. Temo que en Bulgaria no estamos preparados para una conversación de esta índole a pesar de que veo que ésta ya sucede entre las élites políticas mundiales, pero Bulgaria en general está lejos de ella. Esto limita muchísimo nuestro modo de pensar sobre la democracia ya que creemos que cuando frenemos la corrupción todo se arreglará”, señala Strahil Deliyski y señala como acento de 2024 algo que ni sucedió: el fracaso en la formación de un Gobierno que lleve a cabo importantes objetivos públicos. 

A su juicio, Bulgaria y el mundo se encuentran en un momento cuando al menos deben tratar de construir un nuevo sentido y es mejor que éste sea democrático. 

“Los intentos en la dirección contraria no son pocos y cuando faltan esfuerzos para la democratización de las relaciones tanto en el seno de la sociedad como entre la sociedad y la elite, entonces las alternativas antidemocráticas no esperan una invitación, sino que se infiltran entre nosotros”, termina diciendo Starhil Deliyski.

Fotos: BTA, BGNES

Traducido y publicado por Hristina Táseva