Situado cerca de la ciudad de Burgás, este islote era conocido en la época socialista por el nombre de Bolchevique, porque de 1923 a 1945 fue utilizado como prisión a la que mandaban presos políticos (comunistas y antifascistas). Es el único en la costa búlgara del mar Negro donde se ha conservado un monasterio medieval, de Santa Anastasia, que dio nombre al islote. Actualmente, este misterioso rincón de Bulgaria es accesible para visitas. Para convertirlo en un atractivo turístico, la reparación de los edificios en su territorio duró más de un año. Fue restaurada, también, la iglesia medieval.
Tres veces al día de Burgás a Santa Anastasia sale un catamarán que tiene capacidad para 210 pasajeros. La estancia en el islote dura dos horas. La Municipalidad de Burgás está preparada a aumentar el número de viajes en la alta temporada de verano.
Tesoros, esqueletos de piratas, hallazgos arqueológicos y hierbas locales; son sólo algunos de los atractivos que se pueden ver allí. Y de los que gozan de mayor popularidad es la reconstruida iglesia de San Clemente de Ojrid del convento que ha conservado algunos de sus frescos, pintados en 1802, como también los portales. Para los que deseen pasar cierto tiempo en Santa Anastasia y sumergirse por completo en su atmósfera ha sido edificado un albergue con celdas. El ambiente es sencillo y ofrece una experiencia extraordinaria. La pernoctación más barata cuesta 25 euros y la más costosa, 60.
Santa Anastasia dispone de un recinto especial para el reposo en el que se ofrecen sólo géneros orgánicos, incluidos variedades de té, dulce de brevas, y también cosméticos orgánicos elaborados por el laboratorio de la Academia de Ciencias de Bulgaria. Los productos son naturales y contienen sales medicinales. Sobre el tejado del recinto, cubierto intencionalmente de tierra, hay plantada gran variedad de hierbas medicinales. Desde allí se abre una bonita vista hacia la bahía de Burgás.
Las salas del museo del islote disponen de modernas instalaciones que simulan la bodega de un barco pirata, llena de tesoros saqueados, el fondo del mar y una celda con rejas que da al mar. En el restaurante tres chefs se encargan de deleitar a los huéspedes con deliciosos platos de la zona de Burgás, preparados según recetas antiguas. El menú es rico en mariscos y pescados.
Versión en español por Daniela Radíchkova