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La liberación de Bulgaria y el papel de la prensa

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Снимка: Archivo
La Guerra Ruso-Turca de 1877 a 1878 es un contencioso diferente a la serie de guerras entre los dos imperios. No obstante los objetivos estratégicos de Rusia, se declaró que la guerra se libraba en defensa del cristianismo. Todos nuestros súbditos saben que nos identificamos con el destino de la población cristiana residente en Turquía. Hoy todo el pueblo ruso se muestra dispuesto a sacrificar víctimas para aliviar el sino de los cristianos en la Península Balcánica, señaló el emperador ruso Alejandro II en el Manifiesto mediante el cual se declaraba la guerra. Lo que impulsó la guerra fue la organización en Bulgaria del Levantamiento de Abril de 1876 contra los opresores otomanos. El levantamiento fue bañado en sangre despiadadamente pero condujo a un cambio en la política que llevaban las Grandes Potencias respecto al Imperio Otomano. Desempeñó un papel muy importante en este sentido la repercusión internacional de los acontecimientos en las tierras búlgaras. ¿Cómo sucedió esto?


La segunda mitad del siglo XIX fue denominada Siglo de Oro de la prensa en masa, señala el historiador catedrático Rumen Guenov. Aparecieron los llamados corresponsales militares que enviaban reportajes desde los lugares de los conflictos. Con la invención del telégrafo se aceleraron las comunicaciones. Si antes las noticias viajaban días y meses desde el lugar del conflicto armado ya llegaban a los lectores en unas horas. Aparecieron los primeros periódicos baratos. Antes la prensa estaba destinada a un número limitado de lectores de las altas esferas de la sociedad, mientras que ahora un amplio círculo de lectores tenía acceso a ella. Este proceso coincidió con la aparición de la educación en masa. Gracias a esto la prensa causaba gran impacto. Por aquel entonces los medios de comunicación fueron definidos como el cuarto poder, señala el catedrático Guenov.

СнимкаLa repercusión del Levantamiento de Abril en la prensa europea tiene enorme importancia para la Liberación de Bulgaria. Con los acontecimientos de 1878-1877 se vincula el nombre del periodista norteamericano, Januarius MacGahan, que trabajó sobre todo para ediciones norteamericanas como el periódico neoyorquino, Herald. Daba cobertura a los sucesos por las tierras búlgaras como corresponsal del periódico inglés Daily News. Sus reportajes tienen excepcional repercusión en Gran Bretaña y en toda Europa. Fueron traducidos en idiomas extranjeros incluso para ediciones búlgaras que salían en Rumanía. En la tumba de MacGahan en su ciudad natal, New Lexington, en el estado de Ohio, en EEUU, se puede leer la inscripción “MacGahan, el libertador del pueblo búlgaro” y se yergue una estatua obra del escultor búlgaro Liubomir Dalchev, cuenta el catedrático Guenov.

Gracias a las correspondencias de MacGahan el mundo supo de las atrocidades durante el sofocamiento del Levantamiento de Abril en 1876. En defensa de los búlgaros se declararon célebres personalidades como Víctor Hugo, Garibaldi, Charles Darwin, Constantin Irechek, Lev Tolstoy, Turgenev, Mendeleev, William Gladstone.

СнимкаEn el verano de 1876 apareció un movimiento político-social masivo denominado Agitación Búlgara, cuenta el catedrático Rumen Guenov. Es un caso único en que en un país en el extranjero  aparece un movimiento social que lleva el nombre de Bulgaria. Habitualmente la Agitación СнимкаBúlgara se vincula con el nombre de Willian Gladstone, uno de los titanes de la Época Victoriana. Produjeron fuerte impacto en él las publicaciones en la prensa sobre las crueldades durante el Levantamiento de Abril y el movimiento inglés en defensa de los búlgaros en que participaba gran número de políticos liberales. Willian Gladstone era líder del Partido Liberal pero precisamente en este momento no desempeñaba el cargo, ya que antes de esto había sufrido una derrota electoral y se había retirado. Sin embargo, siguió siendo la figura más influyente en el Partido Liberal y en la vida política de Inglaterra. Con su postura Gladstone respondió a los múltiples llamamientos de sus copartidarios, a personalidades públicas y periodistas que reclamaron un cambio en la política tradicional inglesa. En aquel entonces ésta se expresaba en el apoyo al Imperio Otomano a toda costa con el fin de conservarlo para que siguiera siendo una barrera contra la expansión rusa al sudoeste, hacia los estrechos y el Mediterráneo.

“Masacre en Batak”, obra de Antoni PiotrovskiDe este modo la Crisis de Oriente, de los años 70 del siglo XIX, con el Levantamiento de Bosnia-Herzegovina como un problema local, se convirtió en problema europeo mediante la repercusión del Levantamiento de Abril y reclamaba la intervención de las Grandes Potencias y de la opinión pública europea, subraya el catedrático Guenov. Gracias a esto, poco a poco comenzó a desenmarañar en una dirección favorable para Bulgaria el complejo nudo de relaciones políticas e intereses estratégicos de las Grandes Potencias en los Balcanes. La postura de Gran Bretaña era que el estatus quo se conservara. Austria-Hungría defendía la misma postura en palabras, pero entre bastidores respaldaba la preparación de Montenegro y Serbia para la próxima guerra con Turquía. Estas maniobras de la diplomacia austro-húngara desempeñaron un importante papel para las futuras acciones de Rusia que tenía que atenerse a las cláusulas del Tratado de Paz de París de 1856.

Por un lado Rusia estaba obligada a no intervenir en los asuntos de la política interior del Imperio Otomano, pero buscaba una revancha a causa de la derrota que sufrió en la Guerra de Crimea. Francia que todavía se recuperaba después del término de la guerra franco-prusiana se mostraba más moderada, pero expresaba con claridad el apoyo a la población cristiana sometida a atrocidades en los Balcanes. El ágil diplomático Bismark, en Alemania, adoptó pasos diplomáticos para una salida de la crisis de oriente sin graves consecuencias para su país. A finales de 1876 y principios de 1877 se celebró la Conferencia Diplomática de Constantinopla, cuyo propósito era buscar una solución pacífica de los conflictos en los Balcanes. Sin embargo, después de su fracaso se llegó a una solución militar de la crisis. El 24 de abril de 1877, por medio de un manifiesto, el emperador ruso Alejandro II declaraba la guerra al Imperio Otomano. Una guerra en que los rusos y soldados de otras nacionalidades mostraron gran fuerza de espíritu y entrega a la digna causa de liberar a un pueblo eslavo de la opresión otomana atravesando múltiples graves retos que fueron reflejados en los reportajes de unos 80 periodistas ingleses, alemanes, franceses, norteamericanos y de otras nacionalidades que acompañaban al ejército ruso.

“Toma de Grivitsa”, obra de Nikolái Dmítriev-OrenburgskiSe sucedieron combates de gran importancia para la salida de la guerra: el de Stara Zagora, la decisiva lucha del mes de agosto por el puerto de Shipka, en que soldados búlgaros y rusos vencieron a los opresores que los superaban en número, el asedio de Pleven.

El 3 de marzo de 1878 en San Stefano, cerca de Estambul, fue firmado el tratado de paz con el cual terminó la Guerra Ruso-Turca. Para nosotros, los búlgaros, el tres de marzo es un día en que rendimos homenaje a los soldados rusos que dieron su vida por Bulgaria y una fecha en que un día en que homenajeamos a nuestros ancestros que realizaron su ideal de libertad y democracia.

Versión en español por Hristina Taseva

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