El 14 de septiembre el mundo cristiano celebra la fiesta de la Exaltación de la Santa Cruz, una de las mayores festividades cristianas. Según la leyenda de la Iglesia, después de encontrar la Cruz del Señor en el año 326 d.C., la reina Elena guardó un pedazo y se lo mandó a su hijo, el emperador Constantino el Grande, y el resto de la cruz depositó en la Basílica de la Resurrección o del Santo Sepulcro, en Jerusalén, donde, según los Evangelios, se produjo la crucifixión, enterramiento y resurrección de Cristo. Nueve años más tarde, el 13 de septiembre del año 335, el templo fue consagrado, y al día siguiente, el 14 de septiembre, la cruz fue alzada por encima de las cabezas de los fieles para que todos la pudieran adorar. Desde aquel día la festividad lleva el nombre de Exaltación de la Santa Cruz.
En la tradición popular búlgara este día es conocido como Krastovden, en español Día de la Cruz. Se relaciona, además, con uno de los lugares santos más venerados de Bulgaria: el Monte de la Cruz, que se encuentra en la porción central del monte Ródope, a seis kilómetros del pueblo de Bórovo, en el municipio de Laki, cerca del Pico de la Cruz, de 1.413 metros, del cual toma el nombre. Cada año, en la noche del 13 al 14 de septiembre miles de peregrinos acuden al pico, donde se encuentra el complejo monástico de la Santísima Trinidad, con la esperanza de obtener curación y ayuda Divina. Las narraciones de quienes se han recuperado de enfermedades graves e incurables atestiguan el poder milagroso del lugar.
Cuenta la leyenda que en el sitio donde la montaña forma una cruz se conserva el fragmento de la Cruz de Cristo que la reina Elena le mandó a su hijo a Constantinopla. De hecho, ahí se encontraron restos de un monasterio destruido probablemente durante la invasión otomana. En los años 30 del siglo XX, llegó al lugar Yordán Stoychev Driánkov, natural del pueblo de Kovachevitsa, un hombre muy devoto y humilde, entregado por completo a la fe. Desde muy joven renunció a los beneficios mundanos y dedicó su vida a la Fe de Dios. Era conocido por su don profético. Cuando visitó el santo lugar tuvo una visión de que era milagroso porque albergaba el fragmento de la cruz en la cual Jesucristo fue crucificado. Según decía, la reliquia acabó ahí cuando el zar ruso consiguió engatusar con sus ofrendas al sultán turco para que se la regalara. Al enterarse, la madre del sultán, que era cristiana, le contó a su hijo el poder del fragmento de la Cruz y el sultán mandó enseguida a sus hombres a recuperarlo. Los rusos, empero, se habían desviado del camino y habían dejado la reliquia en el monasterio del Monte de la Cruz. Tiempo después, el cenobio fue atacado por los invasores. Antes de morir, los monjes lograron ocultar el pedazo de la Cruz en un escondite subterráneo que aún no ha sido descubierto.
Yordán Stoychev contó la visión que tuvo al zar Borís III y le dijo que en aquel lugar había que hacer y colocar una cruz de metal alta de 33 kilogramos, en señal de que allí se conservaba un fragmento de la Cruz del Señor.
Actualmente en la localidad hay un complejo ortodoxo con dos iglesias y 15 capillas construidas a ambos lados de la senda que lleva a la cruz. En vísperas de la festividad de la Cruz, en uno de los templos, llamado "Protección de la Madre de Dios", se celebra un servicio litúrgico. Tras la liturgia, miles de creyentes búlgaros y extranjeros se reúnen en la colina para la vigilia que termina cuando los primeros rayos de sol tocan la cruz.
Versión en español por Marta Ros
Fotos: BGNES, pravoslavieto.com, plovdivskamitropolia y archivo