El interés por la “arquitectura verde” va en aumento en Bulgaria

Economía verde, energía verde, construcción verde, puestos de trabajo verdes... Son temas que van levantando cada vez más debates... La “mentalidad verde” va apoderándose poco a poco e irreversiblemente de la humanidad en su afán por lograr un desarrollo sostenido.

También la arquitectura se inscribe en este proceso, cobrando tintes cada vez más “verdes”. En Bulgaria el interés por la arquitectura verde de momento se mantiene a nivel teórico, y en lo práctico de momento encuentran aplicación sólo algunas técnicas de ahorro de energía, implementadas o impuestas por la UE, que no duda en dar audaces pasos de avance y pretende en convertirse en líder en este sentido.
Según la Directiva de eficiencia energética en edificios, enmendada este año, hacia el año 2020 todos los edificios nuevos en Europa deberán garantizar un consumo casi nulo de energía generada a partir de las fuentes convencionales. Para los edificios administrativos este plazo vence en 2018.
En otras palabras, los edificios deberán ser ideados y construidos de manera que necesiten un mínimo de energía, y este mínimo lo deberán asegurar por medios propios utilizando, más que nada, fuentes renovables como el sol, el viento, las aguas geotermales, etc. En la cuenta se incluye incluso el calor del aire expirado por los moradores de los edificios...
Seguidamente les ofrecemos la opinión sobre el presente y el futuro de la arquitectura “verde” de dos jóvenes arquitectos búlgaros que trabajan en Viena: la arquitecto Evgenia Hodkevich y el arquitecto Boris Enev.
Este último destaca que el consumo ahorrativo de energía en un edificio es sólo uno de los aspectos de la “arquitectura verde”.

“Otro elemento importante es la llamada “energía gris”, es decir la cantidad de energía utilizada para fabricar y transportar determinado material de construcción. La balanza del consumo energético del edificio, la energía necesaria para construir el mismo, la energía absorbida en la producción de los materiales y su transportación y, por último, la energía necesaria para el reciclaje de los escombros de los materiales utilizados en la construcción de una casa, una vez que la vida útil de ésta se haya agotado, determina si un edificio o una casa han sido verdes o no. De momento la arquitectura verde en el sentido cabal de este concepto no existe en Bulgaria, pero eso sí, va despertando el interés de los búlgaros y, sobre todo, de los inversores privados, por las casas energéticamente eficientes, que garantizan bajo consumo de energía, sobre todo a nivel de vivienda particular”.

La definición que ofrece la arquitecto Evgenia Hodkevich de lo que es la “arquitectura verde” es más simple y más genérica: la “arquitectura verde” es una casa o un edificio que causa daños mínimos al entorno natural.
La anterior oleada de la “arquitectura verde”, que se expresó en el afán de hacer las edificaciones utilizando únicamente materiales naturales (madera, paja, barro...), tal y como hacían sus casas nuestros ancestros, pertenece ya al pasado. Hay más. En Bulgaria existen incluso barreras legislativas para esta práctica, afirma la arquitecto Hodkevich.

“De hecho en la actualidad la madera no se considera un material idóneo para la estructura de soporte de un edificio. Al hacer la carrera de arquitectura en la universidad a los futuros arquitectos no se les enseña cómo calcular los parámetros de una estructura de sustentación en madera. Esto es, en sí, una barrera para el desarrollo de la arquitectura verde. Además, la legislación proscribe el uso de madera en las estructuras de sustentación, las escaleras y los elementos más importantes de un edificio. Se asume que estas estructuras deben ser de hormigón o de metal. Es de lamentar que así sea. En otros países de nuestro entorno se hacen con estructuras de soporte de madera no sólo casas unifamiliares sino también grandes almacenes, escuelas, círculos infantiles. La madera genera un ambiente muy grato para los menores y es un buen indicio para el futuro ya que los menores se habitúan a este material y cuando un día decidan hacerse una casa, se orientarán automática o intuitivamente a la madera. Los edificios de madera están muy difundidos en Hungría, Croacia, República Checa, Alemania, Suiza... Otra oleada de la “arquitectura verde” que ha pasado por alto Bulgaria es la de los llamados tejados y fachadas verdes, es decir cubiertos de vegetación.

“La idea es que el área verde, desaparecida a causa de la construcción del edificio, sea reconstruida y “devuelta” a la naturaleza unas plantas más arriba, sobre el techo del edificio o sobre su fachada, explica la arquitecta Hodkevich. Esto ofrece un panorama muy placentero para la vista. Últimamente la curiosidad de los búlgaros por las fachadas o tejados verdes va en aumento. En el país han aparecido incluso empresas especializadas que ofrecen semejantes servicios de jardinería”.

Cabe destacar que hay ciudades en que los tejados verdes son regulados por la normativa municipal. Por ejemplo, el Ayuntamiento de Toronto ha aprobado una ordenanza por la que introduce la obligación de que todos los edificios de nueva construcción tengan tejados verdes. El verdor debe ocupar no menos del 50% de la superficie del tejado en los edificios de viviendas de hasta 6 plantas, y del 20 al 50% de la superficie del tejado en edificios industriales, públicos y comerciales.
Europa cuenta con las mayores tradiciones y experiencia en este ámbito, especialmente Alemania, Austria y Suiza. Con frecuencia las autoridades locales asumen hasta el 50% de los gastos que implica la creación de un techo verde. Estas praderas artificiales en lo alto de los edificios son de enorme importancia para preservar la biodiversidad en las ciudades y de marcado efecto favorable en el clima de las grandes urbes ya que absorben los óxidos de carbono. Según los dos arquitectos búlgaros, la “arquitectura verde” no es una simple moda en la arquitectura.

“Tengo la certeza de que la arquitectura verde es el futuro de la arquitectura”, dice el arquitecto Enev. “Al decir el futuro pienso en unos 15 ó 20 años más adelante. Entonces es probable que la arquitectura verde tenga un aspecto muy diferente a lo que nos imaginamos hoy al mencionar este concepto. La nueva visión arquitectónica guardará relación con los Programas 20-20-20 de la UE para reducir las emisiones nocivas que genera la humanidad. Estamos hablando ya de ciudades sustentables, no sólo de edificios sustentables. Han sido llevados a la práctica interesantes ejemplos en los países árabes. Allí hay mucho espacio para experimentar en este sentido, pero el enfoque aplicado es diferente. A lo que me refiero es que se dedicará atención especial a la forma en que son aprovechados los recursos que están por agotarse. Habrá una arquitectura nueva, que utilizará materiales ultramodernos y será “verde” debido a su excepcional eficiencia energética. Seguramente aparecerán también muchos nuevos materiales de construcción”.

Una promesa de buen futuro para la arquitectura verde es el hecho de que los edificios de alta eficiencia energética resultan muy rentables puesto que su dueño recupera muy pronto la inversión realizada debido a la considerable disminución de las cuentas pagadas por el consumo de energía. En Bulgaria los llamados “edificios pasivos”, cuyo consumo energético es casi nulo, gozan incluso de facilidades fiscales en los primeros años de su existencia.

Versión en español de Raina Petkova

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