Se cumplen 145 años de la muerte de Gueorgui Rakovski, ideólogo y fundador del movimiento organizado por la liberación nacional de los búlgaros de los cinco siglos de dominio otomano. ”Soñador demente, imagen imposible”, en estos términos el patriarca de las letras nacionales Iván Vázov lo describe en versos. Ya en vida este hombre bello y gallardo se convirtió en una auténtica leyenda. Si vida colmada de vicisitudes, aventuras y persecuciones podría recrearse en una novela de varios tomos al estilo de Alejandro Dumas.

Rakovski parece haber sido marcado para ser pionero en numerosos ámbitos. Por ejemplo, pocas personas estarán enteradas de que los búlgaros debemos a él la creación de la primera bandera tricolor de Bulgaria. La diferencia entre ésta y la actual enseña nacional búlgara reside en la forma en que están ordenadas las franjas blanca, verde y roja.

Rakovski nació en 1821 en la serrana localidad de Kótel, en la Cordillera de los Balcanes, en el seno de una acaudalada familia de mercaderes. Su nombre verdadero fue Subi Stoykov Pópovich. Concluyó estudios en una prestigiosa escuela griega en Estambul en la que estudió ciencias naturales y humanitarias, lenguas antiguas y modernas. A comienzos de los años 40 del siglo XIX se fue incorporando a diferentes actividades insurgentes balcánicas contra el imperio otomano. En 1842 en Rumanía participó en uno de los motines de Braíla que fueron sendos intentos de los emigrantes búlgaros allá de enviar destacamentos armados a la subyugada Bulgaria. Aquellos intentos fueron sofocados por tropas rumanas ya que Rumanía temía a que pudiera tener complicaciones en sus relaciones con el imperio turco. Rakovski, por haber sido organizador principal de una de aquellas confabulaciones fue condenado a la pena capital. Sin embargo, por ser súbdito griego a la sazón Rakovski fue entregado a Grecia, pero consiguió fugarse a Francia donde permaneció un año y medio en Marsella. Regresó a Bulgaria con el seudónimo de Rakovski. En 1844 fue confinado en una cárcel turca por haber sido protagonista de un conflicto con los notables de su villa natal, Kótel, quienes eran partidarios del poder otomano. Fue excarcelado tres años después.

En 1853 estalló la Guerra de Crimea librada al comienzo entre Rusia y Turquía. Rakovski vislumbró en aquella contienda una posibilidad para la liberación de Bulgaria. Comenzó, entretanto, a formar parte de una sociedad secreta que se proponía recopilar información militar a favor de Rusia e ir preparando a los búlgaros para un alzamiento. Rakovski logró acceder a intérprete principal del ejército turco del Danubio pero poco después fue destapada su labor de inteligencia y reconocimiento. Fue detenido y la amenaza de una nueva pena capital se cernió sobre su cabeza. Sin embargo, consiguió nuevamente escaparse. Formó un pequeño destacamento armado en la Cordillera de los Balcanes y se fue preparando para nuevas acciones aguardando una ofensiva de las tropas rusas. Tal ofensiva sin embargo no llegó a producirse, debido a la intervención en la guerra de Inglaterra y Francia.

Al término de la Guerra de Crimea, Rakovski creó un plan para la liberación de Bulgaria del que formaba parte un alzamiento popular de sólida preparación y en consonancia con las luchas emancipadoras de otros pueblos balcánicos. Además, se puso a estudiar la experiencia de revolucionarios italianos y polacos y en 1862 organizó en la capital serbia, Belgrado, la primera Legión Búlgara, un regimiento de 600 efectivos que debería penetrar en Bulgaria e inspirar el levantamiento popular. Eso ocurrió dos años después de la famosa marcha de Garibaldi y de sus mil combatientes. El 5 de junio de 1862 estalló un conflicto entre Serbia y la guarnición otomana de la fortaleza de Belgrado. Hay que aclarar que en aquella época Serbia era aún país vasallo del imperio. La legión búlgara hizo gala en los combates de un extraordinario heroísmo que fue notado y apreciado por los diplomáticos y corresponsales extranjeros. Aquel conflicto, sin embargo, fue dirimido y la legión fue disuelta.

En los años posteriores Rakovski fue desarrollando una actividad diplomática de mediador entre los pueblos balcánicos con vistas a sus actuaciones conjuntas contra el imperio turco. Durante aquellos turbulentos años Rakovski no dejó de desempeñarse como hombre de letras y periodista. Comenzó a editar varios periódicos. Uno de éstos, llamado Cisne Danubiano, era bilingüe, se publicaba en búlgaro y en francés. Publicó gran número de escritos sobre temas políticos y sociales en los cuales abogaba por el desarrollo democrático y europeo de Bulgaria. Fue preconizando ideas que se anticipaban a aquella época: por ejemplo, la idea de la cooperación entre los pueblos balcánicos y la de eliminar la rivalidad entre los principales cultos religioso cristianos: la ortodoxia, el catolicismo y el protestantismo.

Rakovski fue, además, uno de los pioneros del rumbo romántico tomado por la literatura búlgara. A semejanza de gran número de personalidades renacentistas, Rakovski dominaba varios idiomas, tenía intereses enciclopedistas en numerosos terrenos: desde la historia y el folclore búlgaro hasta la ciencia indoeuropea cuyo principio en Bulgaria fue sentado precisamente por él.

Uno de los descendientes de Rakovski afirma que la estirpe del mismo se vincula con Iván Shishmán, zar búlgaro que rigió los destinos de Bulgaria antes de la caída del país bajo el poder otomano. En el Sudeste de Europa Rakovski era conocido como príncipe búlgaro. A pesar de su precaria situación material, Rakovski hacía gala de un alto estado de ánimo y mantenía un trato de igual a igual con varias testas coronadas.

En 1867. en Bucarest. Rakovski fue preparando una nueva acción libertadora que consistiría en la penetración en Bulgaria de varios destacamentos armados que proclamarían un alzamiento armado en el país. Justo en la etapa de mayor intensidad de esos preparativos el estado de salud de Rakovski se fue deteriorando repentina y rápidamente. Falleció vencido por la tisis el 9 de octubre de aquel mismo año, once años antes de la liberación de Bulgaria, objetivo al que había dedicado toda su vida. 

Versión en español por Mijaíl Mijailov