El catedrático Doino Doinov: “Las ideas humanitarias de Levski son eternas”

Hace 140 años en una horca cerca de Sofía encontró su muerte, Vasíl Levski, el Apóstol de la libertad búlgara. Cada año el 19 de febrero el pueblo búlgaro venera su memoria con gran dolor y mucho cariño. Sin lugar a dudas Levski es la figura más importante de las luchas libertadoras búlgaras contra el yugo otomano que duró cinco siglos y tiene un lugar muy especial en el corazón de todo búlgaro. El Apóstol logró insuflar fe y esperanza entre nuestros ancestros y unirlos en torno a la sagrada idea de la libertad. Nació en 1837 en la ciudad de Karlovo, en la familia de un artesano pobre. Estudió en la escuela de su ciudad natal. Apenas a los 14 años de edad quedó huérfano de padre. Por la penuria que afrontaba la familia se hizo novicio y se fue a vivir con su tío Vasiliy quien era clérigo. Continuó su formación en las ciudades de Stara Zagora y Plovdiv. En 1858 bajo la influencia de su tío hizo los votos monásticos y adoptó el nombre de Ignatiy. Al año siguiente fue investido de diácono. En 1861 llegaron a él las ideas de otra insigne figura de la lucha de liberación búlgara, Georgi Rakovski, quien predicaba la idea de una lucha armada contra el yugo osmanlí. Levski decidió consagrarse completamente a la liberación del país. Así se afilió a formar parte de las filas de la Primera Legión Búlgara, fundada por Rakovski, cuyo objetivo era luchar por la libertad mediante acciones conjuntas y coordinadas con otros países balcánicos. Junto con voluntarios búlgaros tomó parte en los combates que libraban las unidades serbias contra la guarnición turca en Belgrado. Por la valentía y las altas cualidades que mostró, le fue dado el apodo de Levski, o sea como un león. Posteriormente Levski renunció a su rango monástico. Su participación en el movimiento de los guerrilleros y en la Segunda Legión Búlgara lo convenció de que no eran éstas las vías para la liberación de Bulgaria. Emprendió algunas giras por el país, creó comités en muchas poblaciones, y los unió en una organización revolucionaria interna. El catedrático Doino Doinov, presidente del comité Vasil Levski, cuenta sobre el papel del Apóstol en el movimiento nacional de liberación.

Levski se dio cuenta de que si el pueblo no despertaba para llevar una vida política activa y luchar por su liberación sería muy difícil que la alcanzase. Desde luego, no podemos omitir el papel de las grandes potencias sin las cuales la creación de una nuevo Estado en esta parte de Europa no podía hacerse una realidad. Sin embargo, si el pueblo búlgaro no despertaba para reclamar su libertad jamás la alcanzaría. La grandeza de Levski consiste en el hecho de que él encontró el instrumento, es decir la organización revolucionaria interna y alentó al pueblo para comenzar a luchar por su liberación nacional.

La obra de Levski fue continuada tras su muerte con el Levantamiento de Abril de 1876, acontecimiento que representa la cumbre de la lucha del pueblo búlgaro por su independencia nacional. La rebelión fue hundida en sangre. El balance fue de 30 mil muertos, miles de personas exiliadas y muchos pueblos incendiados y saqueados.
El levantamiento fue sofocado con gran crueldad y esto atrajo la atención de la comunidad mundial progresista hacia Bulgaria. Víctor Hugo, Oscar Wilde, Iván Turgenev, y muchos otros intelectuales expresaron su apoyo al pueblo búlgaro. Así se llegó al estallido de la Guerra Ruso -Turca de 1877-1878 que trajo la liberación de Bulgaria.

Tengo que decir que en la base del Levantamiento de Abril están los esfuerzos de Levski. Gran parte de las personas que promovieron la rebelión habían pertenecido a sus comités revolucionarios. Además, cuando los líderes de los distritos revolucionarios se encargaron con la tarea de organizar a la población para que tomase parte en el levantamiento, ellos no crearon comités, sino que revivieron los que Levski había creado. El juramento revolucionario ya había sido prestado en muchos lugares. Los estatutos creados por Levski yacen en la base del Levantamiento de abril. Los apóstoles que estaban al frente del pueblo no crearon un puente nuevo, sino que siguieron el camino trillado por él.

Las ideas del Apóstol no pierden actualidad hoy en día. Nos gusta citar las palabras de Levski pero no siempre nos damos cuenta del profundo sentido de sus mensajes”, dice el catedrático Doinov. Levski nos enseña a ser tolerantes e iguales, tanto en lo que se refiere a nuestras libertades, como a nuestras obligaciones.

He aquí lo que escribió Levski en su Ordenamiento de quines trabajan por la liberación del pueblo búlgaro: Con una revolución conjunta hemos de operar una transformación radical del actual sistema de despotismo y sustituirlo por una república democrática. En este mismo lugar en el que prevalece el derecho de la fuerza debemos erigir un templo de la verdad y de la libertad. El despotismo tuco debe ceder lugar a la concordia, la fraternidad y la plena igualdad entre todos los pueblos. Búlgaros, turcos, hebreos, entre otros, serán iguales en todos los sentidos: en la fe, la nacionalidad, los derechos civiles, y en todo sentido. Todos se someterán a una ley que se elaborará con el consentimiento de todos los pueblos.

Este es un legado que siempre debemos tener presente. En aquella época Levski llegó a las ideas democráticas que eran las ideas de la Ilustración en Europa, continúa el catedrático Doinov. La creación de Estados nacionales y de la libertad personal y nacional, son las grandes dimensiones de las ideas de Levski que perduran en el tiempo. Son las ideas más humanitarias que nos fueron legadas en el siglo XIX. Encontraron su reflejo en la historia búlgara tras la liberación del yugo otomano y siguen vivas hasta hoy en día. Creo que las ideas humanitarias del Apóstol son un fundamento sempiterno y que sus mensajes siguen vivos también hoy en día.

Versión en español por Hristina Táseva

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