Apócrifos y leyendas sobre el Santo Apóstol Tomás

Publicado el 04/10/13 10:48

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El 6 de octubre hemos venerado la memoria del Santo Apóstol Tomás. En arameo su nombre significa “gemelo”, por esto existen especulaciones que se parecía mucho a Jesús. Uno de los episodios más emblemáticos de la vida de Santo Tomás es conocido como La Incredulidad de Tomás. En el apóstol no creó en la historia de la resurrección de Cristo hasta que vio por sus propios ojos la señal de los clavos en las manos del Señor y la de la lanza en las costillas. El santo no dudó en poner el dedo en las llagas tras lo cual exclamó: “¡Señor mío y Dios mío!” A causa de su duda Tomás recibió el apodo El Incrédulo. En búlgaro, Tomás El Incrédulo se convirtió en un modismo que significa escéptico desconfiado, que siempre duda, como son, según dicen algunos, por naturaleza los búlgaros.

Historias apócrifas e imágenes del arte religioso relacionan a Tomás el Apóstol con una de las reliquias cristianas más preciadas: el cinturón de la Santísima Virgen. Poco antes de morir, la madre de Dios quiso ver por último a los doce apóstoles. Desde las tierras donde predicaban la fe de Cristo los apóstoles fueron trasladados a Jerusalén de una manera maravillosa, sobre nubes. María los bendijo y entregó su espíritu a Dios. Sólo Tomás no alcanzó a presentarse a tiempo porque estaba ocupado con el bautismo en la lejana India, y se fue en su nube apenas al tercer día. Yendo por el aire, de repente vio a la Virgen, que en ese mismo momento ascendía al cielo. Desesperado por no haber podido despedirse de ella, la llamó pidiéndole la bendición. En respuesta, ella se quitó el cinturón y se lo arrojó, dando de esta manera al santo prueba de su ascensión corporal.

“Tomás El Incrédulo”, de Caravaggio

De Tomás el Apóstol se afirma que fue hábil maestro constructor. Según su hagiografía, a Jerusalén llegó un mensajero del rey de la India quien buscaba un artista diestro que le construyera un espléndido palacio. Tomás aceptó cumplir la tarea y se fue a la India donde recibió del rey dinero para la construcción, que repartió entre los pobres y los enfermos, predicando la doctrina de Cristo. El rey se enfureció y encarceló al apóstol, pero pronto ocurrió un milagro. El hermano del rey, que estaba enfermo de gravedad, se recuperó y tuvo una visión de un hermoso palacio celestial. De esta manera el rey comprendió que con la caridad que repartió por la salvación de su alma, Tomás no le había construido una morada terrenal sino celestial. Entonces se convirtió al cristianismo junto con su hermano.

Debido a este episodio de su vida, Tomás el Apóstol, a pesar de no ser en realidad constructor, es considerado santo patrono de los constructores y albañiles, y también de los carpinteros. Santo Tomás es presentado como maestro constructor y carpintero también en los apócrifos, en los que él mismo dice de sí lo siguiente: “Soy carpintero, puedo hacer arados y barcos. Además, puedo labrar la piedra y edificar cortes y palacios reales”. Los constructores antiguos contaban que Santo Tomás levantó la mezquita del sultán Selim en Edirne (Turquía). La hizo tan hermosa que el sultán le preguntó si podía construir otra mejor que esta. El maestro respondió que dependía del dinero. Poseído por la cólera, el sultán decidió matarlo, pero Tomás se dio cuenta y subió a uno de los minaretes, hizo un par de alas y alzó el vuelo. Según algunas versiones, logró salvarse, según otras se cayó y murió. Se cree, asimismo, que Tomás el Apóstol inventó las herramientas de carpintería, y que protege a los constructores contra caídas del andamio, y también de lesiones.

Durante el Renacimiento Nacional Búlgaro (siglos 18 a 19) los maestros de obras y los albañiles celebraban con solemnidad la festividad del Santo Tomás y, a menudo, mandaban hacer iconos con la imagen del apóstol y las obsequiaban a la iglesia de su tierra natal. El 6 de octubre se celebra en Bulgaria también como Día de los Arquitectos, los Constructores y los Albañiles.

Versión en español por Daniela Radíchkova

По публикацията работи: Vijra Báeva

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