Han aumentado al doble los turistas de cruceros en la costa búlgara del Mar Negro, comparación hecha con 2013. El crecimiento registrado ha sido fruto de una feliz combinación de circunstancias pero podría servir de catalizador de un despliegue en Bulgaria de esta industria rentable.
Las estadísticas son alentadoras. Hasta finales de octubre sumarán 25 mil los turistas que visitarán el puerto de Varna tras haber optado por viajar a bordo de espléndidos barcos que semejan auténticos palacios.
Desde el puerto de Burgás han informado que hasta la fecha esa ciudad ha sido visitada por 18 mil pasajeros de cruceros, una cifra récord. El tercer destino búlgaro para semejantes viajes es la villa de Nesebar. Este año en su puerto echaron ancla 26 barcos de crucero con casi 7 mil pasajeros. La estancia habitual de éstos en Nesebar suele ser de un día: suficiente tiempo para conocer los lugares de interés de la ciudad y gastar una media de 100 euros en beneficio de la economía local.
El aumento de los viajeros de cruceros en la costa búlgara del Mar Negro tiene una explicación muy lógica. A pesar de que el Mar Negro no era un destino muy atractivo para los viajeros marítimos, últimamente, el interés por la zona está creciendo. Los disturbios en el norte de África han limitado las rutas utilizadas en el Mediterráneo y han hecho que los cruceros se dirigieran al norte, lejos de las zonas de conflictos. De ahí que, hace dos años, el Mar Negro fuera declarado el destino de desarrollo más pujante para el turismo de crucero
Esto ha provocado un importante aumento de las reservas, según Vladimir Karadzhov, cuya empresa es representante de varias grandes compañías de cruceros internacionales. Por tradición, los barcos hacen un recorrido de siete días por el Mar Negro, acostando en unas 4 ó 5 ciudades portuarias grandes.
Esta primavera, el conflicto en Ucrania impuso modificar con urgencia las rutas turísticas y en lugar de a Yalta y Odesa, los barcos se dirigieron a puertos al otro lado del Mar Negro, incluidos los de Varna, Burgas y Nesebar.
“Hasta finales de año 120 barcos echarán ancla en puertos búlgaros; en años anteriores su número no ha superado los 50 a 60”, explica Vladimir Karadzhov y agrega: “La verdad es que las empresas de cruceros no podían anular las reservas porque los turistas habían comprado sus pasajes de avión y a las empresas turísticas les hubiera resultado muy caro cancelar los viajes por el Mar Negro, de manera que modificaron las rutas incluyendo los puertos búlgaros. Si el conflicto de Ucrania persiste, es probable que el año que viene limiten sus rutas en esta zona, acostando en no más de uno o dos puertos, y es posible que prefieran los de Rumania”.
La razón para ello serían, según Vladimir Karadzhov, las altas tasas que cobran los puertos búlgaros. Son las más cuantiosas de toda la zona del Mar Negro. Así el país corre el riesgo de repeler los barcos de cruceros y ceder este segmento turístico tan beneficioso a la vecina Rumania. A título de información, el número de barcos de cruceros que ha recibido este año el puerto rumano de Constanza equivale a la suma de los acogidos por todos los tres puertos búlgaros: Varna, Burgas y Nesebar.
Si los barcos de cruceros optan por obviar los puertos búlgaros, ello se traduciría en una pérdida de 3 millones de dólares al año. Tal es el volumen de los ingresos anuales de Bulgaria por concepto de turismo de crucero, según estadísticas de la Cámara de Turismo de Varna.
Versión en español por Raina Petkova
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