Esta primavera, en los medios de comunicación búlgaros fue lanzada la idea que la aviación nacional de combate podría proteger el espacio aéreo de la Ex República Yugoslava de Macedonia, siempre que Skopie estuviera de acuerdo y si Sofía comprara nuevos cazas polivalentes. Esta semana, por un corto tiempo en el espacio mediático nacional apareció la idea de que la custodia del espacio aéreo de la propia Bulgaria fuera compartida por las fuerzas aéreas de este país y la aeronáutica militar de otro Estado miembro de la OTAN. El primer ministro Boyko Borísov y el presidente Rosen Plévneliev rechazaron rápidamente esta opción. El Primer Ministro comentó que Bulgaria actualmente no puede permitirse el lujo de comprar nuevos cazas y que la protección de su espacio aéreo puede seguir efectuándose con los MiG-29 rusos, después de la reparación de los mismos. El Presidente también está a favor de la reparación de las máquinas rusas y de la custodia del cielo de la patria con fuerzas propias. Sin embargo, a diferencia del Premier, considera que Bulgaria debe conseguir nuevos aviones de combate. Por su parte, el ministro de Defensa Nikolay Nénchev dijo que Bulgaria debe proteger sola su espacio aéreo y expresó la esperanza de que se llegue a un acuerdo con Polonia sobre la reparación de los MiG. Según Rusia, empero, Polonia no tiene licencia para realizar trabajos de reparación.

La variedad de opciones y la frecuencia con que se van sucediendo indican vacilación frente a asuntos urgentes; vacilación sobre la capacidad de las Fuerzas Aéreas en un momento de tensión en la región del mar Negro y de vuelos frecuentes de aviones rusos en el espacio aéreo cerca de Bulgaria y a pesar de los compromisos contraídos con la OTAN. Además, el país tiene que resolver los asuntos urgentes en un momento de muchas incógnitas, porque puede contar con los MiG-29 solamente hasta mediados de 2016; hasta entonces no dispone de capacidad técnica ni de recursos financieros para introducir al servicio nuevas máquinas. También está el problema de la falta de acuerdo en cuanto a la idea de que la vigilancia del cielo búlgaro sea asumida por otros países.

La situación parece bastante inusual y complicada para ser superada con soluciones estándar y fáciles. Al parecer, Bulgaria tendrá que buscar ayuda fuera de sus fronteras, a cualquier precio.