Paredes de vidrio y una escalera de caracol en la que la mano de un mago misterioso ha esparcido letras del abecedario. El mundo mágico de los libros se ha cobijado en un pequeño pabellón redondo que se erige en uno de los extremos del jardín delante del Teatro Nacional.
Sofía ya cuenta con su sala de lectura al aire libre en la que hay una colección selecta de obras contemporáneas que uno puede leer en este parque. La idea se gestó en la Asociación de Salas de Lectura Urbanas y la financiación de su materialización la aportó el Ayuntamiento: “Nos hemos dirigido a la gente solicitándole donaran libros ya que no teníamos la capacidad de adquirirlos nosotros mismos, dice Alexander Shpatov, presidente de la asociación. Si hubiéramos tenido que comprar estos 1500 volúmenes esto habría significado un gasto enorme para nosotros. El pasado 24 de mayo , día de la escritura eslava y de la cultura búlgara sentamos el principio y nuestra iniciativa resultó muy beneficiosa. Si uno dona algún libro en un lugar determinado se transforma en una parte del mismo.es que una parte de esas personas, de los libros que hayan leído se queda aquí.
Los ciudadanos por su actividad y con una pequeña asistencia por parte del Ayuntamiento consiguieron insuflar vida nueva a un lugar abandonado. Así el pabellón hasta no hace mucho sumido en el abandono en las inmediaciones del teatro Nacional se transformó en una pequeña biblioteca con centro de información turística. Su reducida superficie , de escasos 18 metros cuadrados apenas puede dar cobijo a 2 mil libros. Por esta razón se ha hecho la selección de las obras salidas únicamente de las plumas de autores consagrados y famosos. Todos los libros están impresos en idioma búlgaro, y las letras del alfabeto búlgaro se divisan desde lejos:
“En realidad, el cirílico es nuestra mayor riqueza. Es, posiblemente, uno de los mayores atractivos turísticos ya que los extranjeros se enfrentan con nuestro alfabeto ya en el aeropuerto a su llegada a Bulgaria, dice Alexander Shpatov. El cirílico es el punto de contacto único en la combinación entre un centro turístico y una sala de lectura. Por esta razón decidimos poner en la fachada todas las letras del alfabeto que no tienen equivalente en latín, como también exhibir elementos del alfabeto glagolítico como parte de nuestra historia. Además, hemos confeccionado letras de madera que los visitantes podrán manejar para combinar las que conforman sus nombres.”
La primera de las casi mil tarjetas de lector fue otorgada a Yordanka Fandukova, alcaldesa de Sofía, quien en el acto de apertura de la sala hizo su donativo de libros en que figuraban poesías de Jristo Botev 7y otras, de Robert Burns: “Se trata de la materialización de un proyecto muy interesante y de la creación de un nuevo sitio cultural en Sofía, señala la alcaldesa. La idea de crear una sala de lectura urbana y combinar ésta con un centro de información en el mero centro de la capital ha resultado realmente muy acertada. De esta manera la capital de Bulgaria aparece ante los ciudadanos y los turistas como un centro cultural , incluso por la presentación del cirílico, alfabeto que está en la base del proyecto.”
Aydan Karaoglan, estudiante de quinto grado es otro de los donadores de libros para la sala de lectura: “Ahora voy a donar el libro “El porvenir de la Tierra y de la humanidad narrado por el espíritu del planeta”. Siempre me ha gustado leer. A veces tomo prestados libros de la biblioteca pero si no encuentro algún libro voy a comprármelo. Actualmente estoy leyendo “Leyendas y mitos de la Grecia antigua”. A los niños que aún no se han apasionado por lis libros les diré que tienen que leer porque leer es cultura y esta cultura hay que desarrollarla. Yo, de mayor, seré arquitecto y proyectaré edificios y cruces de carreteras a dos niveles. Rengo mis proyectos desde ya.“
Elizabeth Stefanova había decidido donar uno de sus libros predilectos de la infancia, “Yan Bibián” del destacado escritor búlgaro Elin Pelin.
“Cuando leía este libro de chiquilla me divertía muchísimo. Ahora tengo 25 años de edad pero me siento de la misma forma. En cuanto a la sala de lectura en el parque estoy segura que aportará a que nuestra ciudad, como destino turístico, se volverá aún más atractiva y acogedora para los extranjeros. Es justamente nuestro alfabeto el que debería convertirse en el símbolo genuino de Bulgaria. Como una persona joven me siento muy entusiasmada por tal tipo de ideas. Es cierto que una parte de nuestra sociedad se siente tentada por otras cosas pero así y todo la esperanza no se apaga porque también existen muchos jóvenes con sus inquietudes espirituales que sí leen.”
La sala de lectura funcionará todos los días desde las 10 de la mañana hasta las 8 de la tarde y será del acceso para toda persona que haya donado al menos un libro. ”Tenemos la idea de crear también otro punto cultural pero de momento no vamos a revelar detalles”, manifestó la alcaldesa de Sofía.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: BTA, BGNES, Asociación de Salas de Lectura Urbanas
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