El Danubio, segundo río más importante en el Viejo Continente, bordea el territorio del Norte de Bulgaria marcando la frontera de este país con la vecina Rumanía. Las zonas adyacentes al río forman un territorio no hollado aún por el turismo masivo en el que, sin embargo, abundan riquezas increíbles y existen motivos suficientes para que uno dedique su tiempo a irlo explorando.
A diferencia de la orilla rumana que es baja, pantanosa y desierta, la margen búlgara del Danubio está sumida en verdor en el que se encuentran esparcidas aldeas pobres pero pintorescas, curiosidades naturales y, sobre todo, vestigios de la Antigüedad. En el remoto pasado el Danubio fue frontera natural del Imperio Romano y como tal debía ser custodiada.
“Por esto en el tramo búlgaro existieron un montón de estaciones viales. Se trataba de fortalezas ciudadelas en las cuales, además de unidades militares, residían numerosos civiles”, señala Stefan Prodanov, del Consejo de Turismo de la ciudad danubiana de Svistov.
Recientemente, con financiación europea, tres municipios ribereños del Danubio - Svistov, Bélene y Tsenovo - elaboraron un itinerario conjunto para potenciar en este trayecto el pasado antiguo de la zona. En esta ruta los más concurridos son los restos de la fortaleza Nove. En el año 48 después de Cristo en las inmediaciones de la actual ciudad de Svistov fue acantonada la Legión VIII Augusta. Se han conservado hasta hoy en día los gruesos muros dotados con matacanes que rodeaban el campamento castrense. En su centro estaban ubicadas las edificaciones administrativas, las termas de los legionarios y el hospital que era uno de los más importantes en el imperio. Aquel centro sanitario lo había mandado construir el emperador Trajano.
En las inmediaciones del pueblo de Krivina, en el municipio de Tsenovo, los turistas pueden ver la fortaleza Yatros, de la Antigüedad tardía. Se supone que sus bases se echaron a comienzos del siglo IV, y en una etapa posterior en esa zona se erigió también una basílica cristiana. Los arqueólogos se han topado, asimismo, con restos de instalaciones residenciales y económicas de la Antigüedad. En el municipio de Bélene desde hace años se vienen explorando los restos de la antigua aduana Dimum en la que atracaban las naves de carga para pagar derechos de aduana por sus cargamentos.
“En la época romana antigua Dimum tenía un muro fortificado y un puerto de comercio muy desarrollado”, explica Stefan Prodanov. ¿Qué más puede ver uno en esa pintoresca zona ribereña del Danubio impregnada de una historia milenaria?
“Se puede visitar el parque natural “Persina” de diferentes especies acuáticas de la flora y fauna. El parque se extiende sobre el territorio de tres municipios. También lo visitan turistas que circulan por la ruta EuroVelo 6. Llegan, sobre todo, ciclistas de Alemania, Austria, Suiza y todos ellos se sienten satisfechos por la gran variedad de posibilidades turísticas. La ruta EuroVelo 6 es un trayecto europeo, cruza por toda Europa y discurre por la orilla búlgara del Danubio”.
No importa si uno se dedicará a recorrer esta región ribereña del Danubio en bici, a pie, o bien, tratando de orientarse a bordo de su coche por caminos sin señalizar y de pavimento destrozado. Es que a pesar de la deficiente infraestructura, realmente vale la pena que uno recorra esa zona. “Por medio del turismo fluvial muchas personas se asoman a nuestro patrimonio antiguo”, dice Stefan Prodanov y agrega: “En verano se organiza una regata turística en la que, a bordo de piraguas y canoas, numerosos europeos navegan por el río, hacen escala en cada ciudad búlgara y montan un campamento para visitarla. Los grandes buques de crucero que, las más de las veces zarpan de Viena, atracan en el puerto de Svistov pero sus pasajeros, lamentablemente, no andan informados sobre las riquezas que tenemos en nuestra región. El grueso de esos pasajeros viaja a un centenar de kilómetros hacia el interior del país para visitar Veliko Tirnovo y Arbanasi, luego se reembarcan y prosiguen su periplo sin ni siquiera imaginar lo que se acaban de perder”, dice con decepción Stefan Prodanov.
No obstante ello, el presidente del Consejo de Turismo de Svistov no se puede quejar de falta de turistas. La ciudad se vuelve sumamente concurrida a comienzos de junio cuando llegan decenas de miles de visitantes para asistir al tradicional Festival del Patrimonio Antiguo “Águila del Danubio”. En la edición 2015 más de 300 participantes de Bulgaria, Italia, Rumanía y Polonia, ataviados con la indumentaria militar de las legiones romanas fueron recreando los hábitos y costumbres, la cultura y los enfrentamientos bélicos entre la Roma imperial y tribus locales. Aquellas reconstrucciones espectaculares que tienen por escenario los restos de la antigua fortaleza Nove siempre han cosechado clamorosos éxitos. Por esta razón, el festival tiene ya una edición otoñal llamada “Las parras de Nove”. Será organizado este año en el mes de septiembre y en él resucitarán, una vez más, aspectos de nuestro glorioso pasado antiguo.
Versión en español por Mijail Mijailov
Fotos: Archivo
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