Para muchos, la prueba de las manchas de tinta del famoso psiquiatra y psicoanalista suizo Hermann Rorschach es una llave a su propia alma con la ayuda de la ciencia. Para otros, empero, La mancha de Rorschach es un espacio icónico en la ciudad de Plovdiv, un sitio de reuniones para una caña de cerveza con el espíritu libre de artistas independientes.
La cultura de club tiene un lugar reservado en la vida artística de Bulgaria. Una prueba de ello es el club La mancha de Rorschach que lleva ya 15 años ofreciendo escenario a la literatura seria, la música interesante, pero también cultiva un buen público con curiosidad por todo eso. Su creador, el escritor Alexánder Sekulov, dice que el club es independiente del gusto de las masas, no se pone al servicio de determinados artistas y es libre de hacer cosas que los demás no se atreven. Es decir, tratamos de adelantarnos al público con la esperanza de que confíe en nosotros y nos sigan.
El salón literario SPIRT&SPIRIT (espiritoso y espiritual) existe desde hace ya siete años y su principal objetivo es “coser” la literatura búlgara en su conjunto, presentar autores diferentes en edad, estilo, tema, temperamento y popularidad, descubrir nuevas tendencias antes de que nadie se haya percatado de que son valiosas, que representan interés. En cuanto a la calidad, con el pasar del tiempo nos hemos granjeado la confianza de los escritores y editores búlgaros buenos y ellos saben que van a encontrarse con una actitud bienintencionada, profesional y ética hacia ellos.
Sin embargo, hay autores que son tabú. El salón literario no aceptaría, por ejemplo, los llamados “productores de literatura basura”, o sea de un determinado número de páginas con cubierta, comerciables gracias a la popularidad mediática de ciertas personas y bien acogidos por las editoriales debido a la ganancia garantizada, afirma rotundamente Alexánder Sekulov.
A La mancha de Rorschach ya han acudido como invitados una serie de excelentes poetas y escritores nacionales como Teodora Dímova, Vladimir Zarev, Radoslav Parushev, Nikolay Milchev, para mencionar algunos. Es inminente una reunión con Axinia Mijáylova, laureada con el prestigioso premio francés de poesía Apollinaire.
El escritor Milén Rúskov, ganador de importantes galardones literarios, no sólo ha sido huésped de La mancha de Rorschach sino que una vez por voluntad propia fue moderador de una de las reuniones –dice Sekulov– . Fue precisamente en nuestro club que dio el visto bueno para que su novela Elevación fuera adaptada y llevada al teatro. Tras un año de éxito en el escenario del Teatro de Plovdiv, la puesta en escena recobrará vida en septiembre.
Además de descubridor de “alta literatura”, Alexánder Sekulov es un escritor productivo. A finales de 2015 fue publicada su última obra, titulada El vagabundo y los hijos. Dice de ella que es una novela sobre el camino difícil hacia la luz en la relación padres e hijos. Eligió precisamente la luz, en vez de describir el sufrimiento, porque estaba cansado de la fijación excesiva en el dramatismo del vivir y su sin sentido.
En cuanto a la diversidad de mercado de la literatura búlgara, Alexánder Sekulov opina lo siguiente: El autor búlgaro comienza a serle interesante a los lectores y a las editoriales búlgaros y de Bulgaria. Por supuesto, existe el deseo de ir probando cosas diferentes. Es interesante cuánto tiempo durara la edición de esa variedad de libros búlgaros. Creo que en algún momento habrá cierto reflujo y que la relación editoriales/autor será cada vez más profesional. Habrá también diferenciación de las editoriales, como en todo el mundo.
Alexánder Sekulov no sabe si ha conseguido educar a la gente en el sentido de la estética y en el gusto por la buena literatura por medio de su salón literario, pero insiste en que eso no le es necesario para seguir presentando a autores y obras de calidad.
Sin embargo, hoy en día no hay que esperar reconocimiento por el trabajo que hacemos, por eso es mejor mantener una actitud irónica y estoica, concluye sonriendo el escritor.
Versión en español por Daniela Radíchkova
Fotos: Cortesía de Alexánder Sekulov
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